Por Ricardo Velásquez

Los últimos siete años del régimen post golpista, dirigido por el Partido Nacional en comparsa con el Partido Liberal, tuvieron como uno de los objetivos prioritarios la eliminación de las conquistas económicas y sociales de los maestros, además de invisibilizar al mínimo las dirigencias de los colegios magisteriales. El régimen liderado en primera instancia por Porfirio Lobo y luego por Juan Orlando Hernández, con Marlon Escoto al frente del Ministerio de Educación, impusieron la Ley Fundamental de Educación, aprobada por las bancadas del PN y sus comparsas del PL, esta ley violenta derechos de los docentes y en la mejora educativa deja mucho que desear, quedando en evidencia que el propósito para aprobarla era eliminar el Estatuto del Docente.

Los logros de que tanto se ufana el gobierno, en la mejora de la calidad educativa son nulos en la realidad. Los datos estadísticos de aprobación, reprobación y deserción al final del año lectivo, son utilizados para justificar los fondos externos que han llegado al país y que exigían cumplir con las metas EFA (Plan Educación Para Todos) cuyo objetivo principal es que todos los niños aprobasen a los 12 años su sexto grado, a partir del 2015.

En la realidad lo que hubo fue un retroceso enorme en la calidad educativa, producto de las amenazas permanentes a los docentes si no obedecían con las órdenes arbitrarias a través de “oficios” ilegales, tendientes a la aprobación de los educandos. Sin duda alguna, que ese retroceso abismal en la calidad de la educación, viene a impactar con los resultados finales en la educación media y en las Pruebas PAA como requisito para ingresar a la UNAH. Es evidente entonces que la reforma no fue para mejorar la calidad educativa.

En año político: JOH pone nuevo rostro al Ministerio de Educación

Una vez hecho el trabajo sucio por Marlon Escoto, JOH le dio la patada en el trasero y lo sacaron por la puerta falsa del sistema educativo nacional, nombrando en su lugar a la Vice Rectora de la UNAH, Rutilia Calderón, quien de entrada se presenta abierta al diálogo y en sus primeras dos semanas no da muestras de seguir con la misma política de amenazas y represión de Marlon Escoto.

La nueva Ministra de Educación declaró “…está por iniciar una agenda de reuniones con las diferentes organizaciones magisteriales, pero ya se ha sostenido encuentros directos con maestros en varios centros educativos”. Y en lo que respecta a las organizaciones Calderón también ha solicitado datos sobre lo que se les adeuda a los colegios magisteriales, “para lo cual se deberán reunir con la Secretaría de Finanzas, para que haya un arreglo”. LT (17/02/2017).

La declaración anterior, viene a abrir las puertas del diálogo con las dirigencias, los que de primera pedirán que se renueve las deducciones a los afiliados respectivos, hecho que sería muy satisfactorio para el magisterio nacional.

Por una nueva estrategia que se gane a padres, madres y alumnos

No hay lugar a duda que una de las estrategias de Pepe y JOH fue desmeritar y descalificar a los docentes, a tal punto que se escuchó a personajes muy públicos del país, tildar de “rateros” o “ladrones” a los docentes, tal y como lo dijo el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez.

Con la apertura del diálogo, se atisba un nuevo idilio entre las dirigencias y la representante de JOH, este hecho también acarrea un impasse para los docentes: la consolidación de las burocracias que están al frente de las organizaciones desde hace más de 15 años.

La base del magisterio tiene el reto ineludible de cambiar esas dirigencias por una nueva vanguardia que tenga por estrategia, por un lado, el rol del maestro en la mejora permanente de la calidad educativa y por el otro entregar las organizaciones magisteriales a las bases a través de las discusiones democráticas en asambleas abiertas.

Es vital para la lucha, la construcción de un plan de acción, que no ponga en peligro el trabajo docente, pero sobre todo este plan debe concientizar a padres y madres de familia, para que sepan que los docentes son los abanderados de la defensa de la educación pública. Se abre un nuevo momento en el accionar del magisterio, pero este debe ser acompañado por la concientización de las bases para elegir una nueva dirigencia.

De acordarse nuevamente las deducciones de los afiliados, estas no deben ser para engordar las burocracias sino más bien, para desarrollar un trabajo gremialista que encamine a los docentes a la recuperación de sus conquistas.