Por José Ángel Troglio

En julio del presente año, la rectora Julieta Castellanos anunció la apertura de clases en línea para las asignaturas generales (Filosofía, Sociología, Español General, Historia de Honduras y Educación Ambiental), para las denominadas orientadas, así también para las carreras teóricas (Ciencias Sociales, Arte y Humanidades). Esta medida fue concretada por la rectoría como una salida ante la toma de instalaciones por parte del Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) en Ciudad Universitaria y los demás centros regionales. El fin de esta decisión fue la de no perjudicar a los casi cinco mil estudiantes universitarios de primer ingreso, evitando con ello que las tomas no consiguiesen impactar en el desarrollo académico de los nuevos estudiantes.

Desde un principio esta decisión fue duramente cuestionada por sectores académicos que la consideraron como una salida apresurada e inadmisible, donde los más afectados serían los docentes y los mismos estudiantes. En primer lugar, pedagógicamente hablando, es una aberración habilitar una sección en línea con cupos para 500 estudiantes, así lo constata el sistema de registro cuando se hizo el proceso de matrícula, de igual forma, lo confirma aun más las declaraciones de Martha Quintanilla, titular de la Dirección de Innovación Educativa (DIE), quien destacó los beneficios de la modalidad virtual, entre ellos la flexibilidad y el hecho de que al ser autoevaluables, las secciones no tienen límite de cupo. “Son clases que están disponibles para el estudiante las 24 horas del día, los siete días de la semana, y es él quien, de acuerdo a su agenda familiar o laboral, dispone en qué momento va a hacer el estudio correspondiente”. (Presencia Universitaria, 15/8/2017)

Desde aquí miramos la intención de sobreexplotar a los que cumplirán la labor como tutores o facilitadores de las asignaturas, en este caso los docentes de las clases generales que ejecutarán esta labor. Hasta el momento, hay profesores que manejan secciones con una matrícula de 180 estudiantes, siendo esta la más baja, no así otros con una cifra de 200 para arriba. Es descabellado pensar y exigir a un docente que pueda rendir con eficiencia, atendiendo la inquietud y sugerencias de 200 estudiantes, que exigen buscarles solución a los problemas cotidianos, como es habitual en las clases en línea. El trabajo extenuante no queda ahí, a éste docente que imparte su clase en línea, se le impone cumplir con clases presenciales y proyectos de investigación como actividades denominadas por los maestros como Vinculación. Si el docente no cumple con esa excesiva carga, es sancionado con penas administrativas que en el peor de los casos lo llevan al despido.

En el caso de los estudiantes, donde se verán fuertemente afectados es en la atención, debido a que no será personalizada efectivamente por el tutor, ya que el exceso de estudiantes y la enorme carga de éste  impedirán la revisión, retroalimentación y respuestas a todas las dudas planteadas por los alumnos. A esto hay que agregar las deficiencias técnicas que la plataforma presenta con la caída de las redes, la poca capacidad de cobertura, para ninguno de nosotros es desconocido el enorme dolor de cabeza que produce la página de la UNAH cuando nos toca matricularnos o ejercer cualquier otro trámite en línea; el otro punto es que la mayoría de estudiantes tienen limitaciones para acceder a internet o no cuentan con una computadora laptop o teléfono inteligente para realizar las distintas actividades. Pero lo más grave del asunto es que poco a poco rescindirán de los servicios que prestan los docentes, primero atacarán a los profesores por contrato (maestros por hora), luego a los docentes permanentes, éstos serán despedidos y echados a la calle para engrosar los altos niveles de desempleo, así lo demuestra abiertamente la rectora en sus declaraciones: “hablé con la directora de Innovación Tecnológica para que el 20% de las asignaturas sean puestas en línea y sean autoevaluables, igual como se está haciendo con los estudios generales y asignaturas orientadas”. Castellanos informó además que la rectoría “comenzará a aplicar medidas administrativas que van a contribuir mucho a la estabilidad y a fortalecer los estudios en línea”, lo que implicará la disminución en la contratación de docentes por hora. (Criterio.hn 5/7/2017).

De antemano aclaramos que en ningún momento nos oponemos a la educación en línea, es más, lo consideramos como un avance importante que podría ayudar a desarrollar la masificación de la educación en todos los niveles en el país, utilizando todos estos recursos tecnológicos actuales. El problema que miramos y denunciamos es la sobreexplotación de la clase trabajadora que conlleva la aplicación de las políticas neoliberales, estas conducen paulatinamente a la privatización, la UNAH no es la excepción. Con esta medida están utilizando a un mismo docente para que realice dos jornadas en una misma al impartir clases presenciales y en línea. La jugada o acto demagógico está en anunciar con bombos y platillos la modernización de la educación superior, esta pasa a ser efectiva según las autoridades, sostenida con la misma estructura, el mismo presupuesto, pero acá tratamos de desenmascarar a las autoridades, debido a que no hay modernización de la enseñanza si no hay un aumento al presupuesto, la verdadera intención es acabar con las conquistas y derechos de los empleados y estudiantado, sirviendo en bandeja de plata para que se privatice la educación superior. En este caso las autoridades universitarias deben apostar y exigir al Estado de Honduras el incremento de un 6% a un 10%, con ello se contrataría mayor personal docente para que atienda las clases en línea, no despidiéndolos como pretende la rectora y su camarilla.

El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) alerta a todos los trabajadores de la UNAH y a los estudiantes para frenar la embestida de Julieta Castellanos y que la universidad no se privatice.