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Por Manuel Rivera

El conflicto al interior del Partido Unificación Democrática (UD), que estaba latente desde muchos meses atrás, estalló a nivel publico porque algunos de sus dirigentes violentaron los reglamentos internos que establecen “la prohibición a sus miembros hacer uso de privilegios y canonjías en los cargos públicos”. El legislador Cesar Ham, junto a su suplente, fueron investigados ante las denuncias de “introducir al país dos vehículos: un Audi Q7 2008 valorado en más de un millón 171 mil lempiras y una camioneta Toyota Land Cruiser por 908 mil 684 lempiras, utilizando para ello las dispensas que otorga el Congreso Nacional a sus diputados”. (El Heraldo 9/3/09).

Ham y su suplente negaron inicialmente los hechos, pero ante la evidente realidad, una asamblea extraordinaria de UD decidió la expulsión del diputado César Ham y su suplente, por el uso y venta de dispensas. De esta forma, la nueva junta directiva de UD quedo presidida por Renán Valdés, Martha Sandoval sería Vicepresidente, Tomas Andino Secretario de Actas, Gregorio Baca nuevo Tesorero, y Rafael Alegría como Secretario de Relaciones Internacionales.

Sin embargo, Cesar Ham fue reelecto como presidente de la Junta Directiva Nacional de UD para el período 2009-2013 en el marco de las elecciones internas que realizó ese partido político en noviembre del año anterior. Así lo reconoce el Tribunal Supremo Electoral (TSE), en la Resolución 129-2009 publicada el jueves 5 de marzo de 2009 en el diario La Gaceta.

Es casi seguro que la crisis de UD va repercutir en las votaciones en noviembre próximo. Sin duda alguna este conflicto afectará el nivel de conciencia de las masas, porque en las dos últimas elecciones UD había mantenido en el número de diputados, y quiérase o no, era considerado un partido que había alcanzado a pasos agigantados una identidad diferente en relación a los otros partidos pequeños, a tal grado que se le menciona como la tercera fuerza política en el país.

Retroceso político de la CNRP

El pasado 28 de Febrero se celebró la asamblea de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP). Al respecto, el dirigente sindical Carlos H. Reyes, afirma “que los debates dirigidos por la Coordinadora sirven para nuevamente exigir a los hondureños no volver a votar por el Partido Nacional, el Partido Liberal y la Democracia Cristiana, por mantener posturas empresariales y privatizadoras en detrimento de los pueblos(...) Además aconseja a sí votar por los compañeros sindicalistas y dirigentes populares de lucha quienes ostentan una candidatura por un cargo público, ya sean que lo hagan dentro de las estructuras de la UD, el PINU, las posibles alianzas entre ambos partidos o por las candidaturas independientes que puedan surgir y al mismo tiempo asuman dentro de su Plan de Gobierno los 12 puntos de demandas populares propuestos por la Coordinadora”. (Común 2/3/09)

En anteriores ocasiones hemos afirmado que no nos oponemos a que las centrales obreras y el movimiento popular, específicamente la CNRP, encabecen una alianza amplia de los sectores oprimidos por el capitalismo decadente de Honduras. El problema no es el nombre (“Frente Amplio”) sino las fuerzas sociales que lo conformarían.

Pero aquí tenemos un problema político de suma importancia. Ante las dificultades que ha tenido la política de implementar un Frente Amplio con el PINU, la CNRP ha orientado votar por los dirigentes sindicales o luchadores populares, independientemente de que vayan de candidatos de los partidos burgueses, como si la persona del dirigente puede estar por encima de la bandera y el programa del partido político. Un dirigente sindical, por muy combativo que sea, si va como candidato de un partido burgués, por muy democrático que este sea, ha dejado de representar políticamente a la clase trabajadora y se convierte en un instrumento de engaño, de confusión política para los trabajadores y el pueblo.

El objetivo de los revolucionarios al participar en las elecciones es educar a las masas trabajadoras, difundir el programa de la revolución socialista, y no obtener cargos o privilegios. Entonces al recomendar la CNRP votar por el dirigente, y nos por el programa del partido que lo lleva de candidato, está confundiendo a las bases del movimiento popular y está preparando las condiciones para una alianza con partidos o candidatos burgueses para más adelante.

Para ocultar esta evidente claudicación a los partidos burgueses, Carlos H Reyes levantó la bandera de la lucha y la movilización en las calles: “Al mismo tiempo que efectuamos los continuos enfrentamientos con las tomas de carreteras, paros cívicos, marchas pacíficas, huelgas de hambre, asambleas informativas, arte popular y todo tipo de luchas de base, todas las organizaciones también debemos inculcar y desarrollar en las bases, nuevos elementos electorales para alcanzar el Poder Popular”, (Común 2/3/09).

Esta división entre una política electoral de votar por la persona del dirigente, y mantener la lucha en las calles, confunde a los trabajadores y representa un retroceso político para la CNRP que hasta hoy es la máxima conquista organizativa del movimiento popular de Honduras.

Juan Barahona, dirigente de la CNRP, resumió en pocas palabras este retroceso político: “Al final del debate no quisimos sacar un acuerdo forzado por el escaso consenso definitivo para que de forma unificada nos pudiéramos ir por la alianza entre la UD y el PINU o por la candidatura independiente; pero sí dejamos a las organizaciones en la posibilidad que cada una, si lo desean, retomen el seguimiento de las posiciones que más les convengan”. (Común 2/3/09).

Con esta decisión, la CNRP deja de convertirse en una promotora de la anhelada independencia política de los trabajadores, sembrando la dispersión política, retrocediendo en relación al comportamiento anterior. Pero lo más grave, insistimos, es que está preparando el camino para la alianza con algún burgués “progresista”.

Candidaturas independientes

En las condiciones actuales, la táctica de dispersión aprobada por la CNRP puede ser dañina porque le da vida a este minúsculo partido burgués llamado PINU. El PINU pretende hacer una maniobra utilizando a la UD y sectores de la CNRP, para tener más diputados ante el evidente desgaste del bipartidismo.

La CNRP ha creado una terrible confusión por que también resolvió impulsar las candidaturas independientes. La Ley Electoral vigente menciona que para presentar una candidatura independiente se deben “presentar nóminas de ciudadanos que respaldan la candidatura, en un número equivalente al dos por ciento del total de los votos válidos en la última elección general, nacional, departamental o municipal, según el cargo al que se postula”. (El Heraldo 12/3/09). Esto equivale a conseguir unas 40 mil firmas promedio que respalden cada candidatura. Para que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) inscriba una candidatura independiente, “esta debe incluir a políticos que nunca hayan participado como candidatos a cargos de elección en una elección primaria, y las firmas correspondientes”. (El Heraldo 12/3/09)

Según Andrés Pavón, presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos “No será fácil romper la tradición de los partidos tradicionales, pero solo el impulso habrá que aplaudirlo”, (El Heraldo 18/3/09). Es cierto no será nada fácil, los partidos tradicionales se encargaron de evitar el desarrollo de una futura competencia. Debemos luchar por una Ley Electoral donde todas las organizaciones políticas tengan acceso a la inscripción legal sin ponerles trabas, así como competir en igualdad de condiciones con los partidos de la burguesía, que todas las organizaciones políticas tengan acceso a los medios de comunicación.

No habiendo otra posibilidad, tendríamos que intentar cumplir con los requisitos antidemocráticos de la actual Ley Electoral. Los revolucionarios participamos en los procesos electorales para convencer a las masas trabajadoras de la necesidad de acabar con el capitalismo, que es el causante de nuestros males.

Continuar la lucha

No hay peor lucha que la que no se quiere hacer”. El Movimiento al Socialismo (MAS) de Honduras hace un llamado a la CNRP para que rectifique el rumbo, en el sentido de impulsar como tarea central las candidaturas independientes, ya que tenemos el calendario en nuestra contra. El partido UD debe abrir incondicionalmente sus listas para los candidatos que sean seleccionados en asambleas democráticas. De no aceptar UD, entonces cerremos los puños para impulsar las candidaturas independientes. Solo así la CNRP y la izquierda hondureña podremos conformar una amplia alianza electoral, democrática, con un programa de lucha revolucionario, independiente de los partidos burgueses y del “progresista” Mel Zelaya.