Por Joseph M. A. Herrera

“(…) la crisis de la humanidad es la crisis histórica de conducción de la clase trabajadora.”

León Trotsky, “El Programa de Transición”. Centroamérica: Editorial del PSOCA, 2010.

Ha pasado más de un año de la heroica lucha del pueblo hondureño ante el fraude electoral de 2017, que afianzara a la dictadura cachureca de Juan Orlando Hernández y el Partido Nacional (PN). Las masas populares han luchado heroicamente desde el golpe del año 2009 que desalojara a Manuel Zelaya Rosales (entonces Partido Liberal) del poder y estableciera de manera continuada, un régimen que paso de la democracia burguesa tutelada por Estados Unidos, a una abierta dictadura de partido único (PN), oxigenada por el servilismo de la casta militar y reconocida oficialmente por los EU y sus aliados en el continente. Todo esto, para que Honduras regresara a ser el histórico portaviones de la reacción en la patria centroamericana, ante el auge de la descomposición social en la zona y la debacle fiscal de los débiles Estados burgueses fincas –crisis crónica por mantenerse a flote–, donde la fidelidad de su tradicional punto de apoyo es invaluable. 

Pero que ha sacado las masas populares en honduras, de una lucha heroica en la que han pagado el precio durísimo en la carne de sus hijos e hijas por la libertad. La represión sistemática que sostuvo al régimen desde el golpe, ha cobrado la vida de centenares de miles de hondureños, el desplazamiento forzosos derivado de la descomposición de la vida social, el deslizamiento de grandes porciones de la población al umbral de la pobreza y la pobreza extrema, han sido manifiesto en las caravanas migrantes que desde finales del año pasado han sido inalterable en el triángulo norte de Centroamérica. La debacle hecha un régimen político sustentado en la violencia estructural antisocial de las maras, la represión gubernamental y el empobrecimiento de las grandes mayorías a costa del bienestar de un puñado de ricos apátridas y sus fortunas exógenas, que explotan sistemáticamente al pueblo –no pobre–, sino más empobrecido de Centroamérica.

La culpa la cargara la historia sobre la dirigencia temporal de las masas

Después de muchas desavenencias en la conducción de la lucha, dimes y diretes entre las diferentes facciones de la dirigencia, vamos… pero no, en las posiciones suaves unas veces, radicales –la insurrección pacifica– en apariencia, otras tantas; la dirigencia es la culpable de la derrota actual, que no es ni perpetua, ni inmutable. No es claudicarle al enemigo, el admitir en el calor de la guerra de clases, la derrota parcial o total en una batalla o en un combate dado.  Es bien conocida la máxima bélica, que la victoria está habitada de pequeños combates, de la suma de victorias en diferentes batallas y enfrentamientos. Concesión al enemigo es sin dudarlo, no poder criticar los errores propios, los desaciertos y las incoherencias sistemáticas de la dirigencia política en este momento, de lucha del pueblo de honduras contra la dictadura johnsista, es cederle al enemigo de clase una concesión imperdonable, negarse sistemáticamente a ver la realidad, para en base a esta desarrollar nuevas técnicas, tácticas y estrategias de lucha… políticas, organizativas, legales e ilegales.

Hoy es necesario, ante todo, reconocer la derrota parcial y “momentánea” de las fuerzas democráticas que han dirigido al pueblo en esta última etapa de lucha contra la dictadura. La lucha contra el fraude electoral (2017-2018) sufrió el mismo destino de la lucha contra la reelección (2015-2016), y como antes que esta, la lucha del fraude anterior (2013) y contra el golpe de Estado (2009). Toda suerte de nuevas organizaciones, plataformas y convergencias han suplido el lugar de las organizaciones destruida bajo la fuerza de las condiciones de lucha que ha impuesto la dictadura en las diferentes etapas. Pero nuestro error colosal y el de la dirigencia que actualmente encabeza la lucha popular, no es otra cosa que la falta de claridad derivada de una improvisación abusiva sobre la coyuntura de cada situación dada e impuesta por el gobierno. Asimilación de las normas y reglas del enemigo en la lucha de clases.

La llamada sociedad civil a correspondido a la ausencia de una dirigencia que logre aglutinar a las amplias masas en una agenda de lucha unitaria que no se trastornen, como se mudan los días, de consigas de lucha y de nuevos planes –cada vez más descabellados– que cambian a las horas cambia el estado de ánimo del caudillo, para asumir las tareas mínimas de luchar contra la dictadura, no en base a la realidad concreta, sino a los artificios de la dirigencia y su dirigente.

La bipolaridad política de Libre

El Partido Libertad y Refundación (Libre) acaudillado por el depuesto expresidente Manuel Zelaya,  integra en su seno las contracciones de la dirigencia provisional del pueblo contra la dictadura, pero esta dirigencia ha variado a su antojo artificial los ejes de su política, desconociendo las condiciones y las demandas que al interior del pueblo de esgrimen contra la dictadura.

Dejando indeleblemente la incoherencia sistemática de esta dirigencia. Cabe rescatar los interés a los que ha virado Libre como organización en los últimos días, de cara ya no a luchar contra el fraude electoral, sino validar –nuevamente– la dictadura mediante el inicio temprano de la carrera electoral, como en su momento revalido el golpe, el fraude anterior y la relección en la oportunista formula Nasralla; el titular de Proceso Digital del domingo 24 de marzo reza: “Hijo y hermano de Mel con Cálix;  y continua “En su cuenta de redes sociales, Libre comunicó que Cálix tuvo actividad política el fin de semana en Nacaome, Valle y la misma fue aprovechada para informar que Héctor Manuel Zelaya Rosales será el subcoordinador nacional de la campaña de Cálix al interior del oficialista Movimiento 28 de Junio.”

La nota sigue: “Cálix es el precandidato presidencial del M28 y aunque es resistido por otros dirigentes de Libre, con mayor antigüedad de militancia en la llamada izquierda hondureña, ha logrado el apoyo de la poderosa dinastía Zelaya en la agrupación.” Menuda realidad a la que se enfrenta Libre, ya ha iniciado la lucha fraccional interna, no de cara a hacer un balance coherente de las luchas pasadas, las tácticas usadas, lo ganado y lo perdido en las heroicas jornadas encabezadas por el pueblo –y ante todo, pagas con su sangre–, para poder enfrentarse de mejor manera al enemigo de clase y su dictadura espuria. Sino a eternizarse como un partido electoral de oposición que valide el régimen, que lo oxigene con sus consignas cambiantes y ciegas del momento.

La tónica dentro de Libre parece acercar a las fracciones, pues todas están hablando ya de las elecciones del año 2021. La desmemoria de las y los caídos en combate desde el golpe del año 2009 no solo la promueven los enemigos encuadrados en la dictadura johnsista, también tienen aliados formidables en la llamada oposición “electoral”. Con la misma tónica, pero unos días atrás –martes 19 de marzo–  reza el titular de hondudiario.com: “DIRIGENTES NO DESCARTAN ALIANZA ENTRE LIBRE Y EL PARTIDO LIBERAL” y continua “El dirigente político (…) [de] (Libre), Miguel Briceño, indicó que esa institución estaría dispuesto a conversar con otros partidos políticos sobre la conformación de una alianza, incluyendo al Partido Liberal (PL).”, ya es el tópico dominante dentro de sus filas “En ese sentido, Briseño comentó sobre los demás movimientos internos en Libre, como: el movimiento de Jorge Cálix, Wilfredo Méndez, Bartolo Fuentes y Hari Dixon; como posibles precandidatos, los cuales se darán a conocer posteriormente.” Toda la lucha anterior se trasformó ante nuestros ojos –una vez más– en una campaña electoral adelantada. “Así mismo, Briceño, expuso que el coordinador de Libre, Manuel Zelaya Rosales; ha hecho un llamado al diálogo con el pueblo para crear una “coalición política que pueda vencer el fraude y que no nos roben el poder, que puede ser con los demás partidos políticos”.

Contradicciones políticas, son contradicciones de clase

Los lugares comunes de un hibrido político son muchos, la ambivalencia se encuentra con la retorsión artificial de las ideas del socialismo para que estas quepan en el imaginario de la fracción burguesa –desalojada del poder– que dirige un partido de una base social popular, como lo es Libre. Los desencuentros entre la base y la dirigencia se han retratado límpidamente en posiciones timoratas ante el auge de la insurrección popular que siguió al fraude electoral de 2017 y una dirigencia que llamaba a la paz, cuando el pueblo chocaba abiertamente con los aparatos de seguridad del Estado, cuando increpa en las calles y se disputa el poder en los hechos; una dirigencia que posteriormente llama a la “Insurrección pacífica” cuando las masas han retrocedido ante el avance gubernamental y el aplastamiento sangriento de su vanguardia en las barricadas de barrios y pueblos, en las carreteras y en las universidades.

Mientras unos se preparan ya para ir a las elecciones del 2021, otros más coherentes con la lenta construcción de un partido popular de masas, que no esté llevado como la veleta por el electoralismo del momento, han dado un paso importante en la fundación de un escuela de cuadros: Instituto de Formación Político Ideológica (IFPI), pero también parece ser otra forma de arraigar el control caudillista de Zelaya sobre las generaciones jóvenes que asistirán a estas formaciones políticas: “El lanzamiento del IFPI del Partido LIBRE proclama y reafirma el socialismo democrático como propuesta de Refundación de la Patria', escribió a través de la cuenta oficial de la red social twitter la coordinación nacional de esta organización política.”

La nota rescata las semblanzas de la parentela del caudillo: “el diputado Carlos Zelaya afirmó en la plataforma digital que 'este será un nuevo espacio para continuar el trabajo de formación, el debate de ideas y la propagación de los principios patrióticos que definen a la militancia de LIBRE”. Y cierra con “Este paso gigantesco inicia con la Declaración del Carácter Irrevocablemente Socialista de nuestro Partido, y nuestra propuesta de refundación de la Patria', enfatiza la organización política, cuyo coordinador general es Manuel Zelaya”. (Radio La Primerisima.com del 23 de marzo del 2019).

La historia da lecciones, tanto a los vencedores como a los vencidos. Es necio el que pudiendo aprender de las elecciones ajenas, se empecina en sortear los barrancos recorridos por otros. Las divergencias de clase al interior de libre, no es otra cosa que las divergencias de clase en el ala izquierda del liberalismo hondureño. Libre heredero de los sectores burgueses y populares más radicales del liberalismo, reproducen estas contradicciones naturales en su seno.