Por Carlos M. Licona

En los años 80, se puso en boga en estos lares la frase “cuando los gringos estornudan a los hondureños nos da gripe”.

El COVID-19 ha puesto a temblar al continente europeo y americano, principalmente a países considerados del primer mundo como ser Italia, España, Francia, Alemania, Reino Unido y otros más. En América los Estados Unidos y Brasil llevan la batuta en cuanto a la cantidad de contagiados.

Si tomamos la población mundial en 7,500,000,000 (siete mil quinientos millones de personas), tendremos un porcentaje de contagio del 0.016 %, ya que los contagiados en el mundo, hasta ahora son de 1,216,422 (un millón doscientos diez y seis mil cuatrocientos veintidós personas), de los cuales han muerto 65,711 (5.4 % de los contagiados). Los porcentajes siempre son relativos y es muy fácil perderse en ellos.

El porcentaje de mortalidad en los infectados, actualizado hasta el día de hoy es; en Italia del 12.3 %, en España del 9.5 %, Estados Unidos del 2.7 % y Honduras de 8.2 %.

Solo para referirnos al caso de Honduras, significa que de cada 100 infectados se morirán 8 personas. En realidad, son cantidades muy insignificantes como para hablar de la extinción de la humanidad. Sin embargo, son porcentajes muy elevados para colapsar los regímenes de salud pública en un mundo globalizado donde prevalece la privatización de la medicina y la salud pública.

El neoliberalismo en Honduras

Las políticas neoliberales en Honduras fueron impuestas en los años 90 por uno de los expresidentes señalado como uno de los más corruptos del mundo, Rafael Leonardo Callejas, mismo que guardaba prisión domiciliaria en New York por el caso de corrupción del FIFAGATE. Estas políticas se vinieron implementando de muchas formas, a veces de manera lenta como en los gobiernos liberales o de forma acelerada como en los gobiernos nacionalistas, principalmente en la década post golpe.

El principal bastión del neoliberalismo es privatizar todo y que el habitante común y corriente pague hasta por el aire que respire. Las grandes transnacionales se adueñan del mundo y sus fábricas de producción fácil vuelan de un país a otro donde les aumente sus ganancias, política conocida como “capital golondrina”.

Uno de los mayores objetivos del neoliberalismo es privatizar completamente la salud y la educación pública, para que los ciudadanos paguen completamente la salud y la educación de sus familias. De hecho, desmejorar la educación y la salud pública es para obligar a que los asalariados que tienen recursos paguen los servicios privados, tal y como sucede en la realidad.

Por eso no es de extrañar, que lo más temido por los gobiernos a nivel mundial es que colapse el sistema de salud, tal y como sucede en España e Italia. Esos porcentajes tan insignificantes han puesto a temblar el aparato productivo del sistema capitalista, que de tener sistemas eficientes de salud pública no estaríamos en cuarentena en todo el continente americano y europeo.

Honduras no se queda atrás, un país terriblemente dañado por un régimen impuesto desde el 2009 y que deliberadamente han descuidado la salud y la educación pública. Ahora la dictadura siente pasos de animal grande y ya tiene uno de los porcentajes de mortalidad más grande en Latinoamérica junto a Ecuador.

Los docentes y la cuarentena

Esta patética realidad a nivel mundial y nacional no es lo suficiente para unificar a los seis colegios magisteriales. El COVID 19 ha detenido y tienen temblando el capitalismo, sin embargo, no es capaz de estremecer el pensamiento de las direcciones del gremio y sentarlos en una conferencia virtual para sacar un documento público exigiendo concesiones al magisterio. Particularmente nuevamente hago el llamado a Fidel García presidente del COPEMH (Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras) para que convoque a los otros 5 colegios magisteriales y saquen una agenda en común como ser; suspensión de pago de cuotas al INPREMA, bonos para las familias de docentes que han sido más afectados por la pandemia, condena y denuncia a los mandos intermedios del Partido Nacional y que están enclaustrados en las distritales y departamentales con un solo objetivo; fastidiar a los docentes y hacerles la vida imposible.

El Colegio Médico se ha puesto enfrente de esta nueva lucha contra el régimen y el COVID-19, tienen la confianza y aceptación de la población, sin embrago, una nueva Plataforma debe erigirse como dirección nacional, donde nuevamente estén los maestros y el movimiento popular.