Por Horacio Villegas

En el año 2009, las respuestas de la población que acudía a las manifestaciones y protestas en contra del golpe de Estado, se tradujeron en la creación del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que vio nacer las tendencias más insurreccionales y con una cierta distancia de las soluciones formales de la democracia electorera. Esta plataforma que junto a varios sectores sociales sostuvo jornadas de movilizaciones constantes, es el precedente más radical que tuvo la resistencia antes que surgiera el partido Libre.

A una década perdida: sin nuevas opciones políticas para los trabajadores

El retorno a una “democracia” tutelada bajo el agrado de acuerdos, reconciliaciones y pactos, dio origen a las elecciones del año 2013 y las posteriores del año 2017. El peso de las indecisiones en la conducción de Libre, evidente en la lucha acarreada luego de los consecutivos fraudes electorales, es una muestra de la gran fractura que cobró el desmantelamiento del Frente de Resistencia. El ejemplo crucial lo tenemos en la pasada crisis electoral de finales del 2017, donde las auto convocatorias en los distintos barrios y colonias del país, interpelaron a una Oposición que no pudo estar a la altura de las circunstancias. La turbia figura de Salvador Nasralla, sumado a la cruda represión del ejército y demás uniformados, terminó de cerrar el momento de radicalización, que pudo brindar las circunstancias necesarias, para el nacimiento de nuevas opciones políticas más afines a los sectores populares.

Al consumarse el fraude electoral de ese año, las sucesivas movilizaciones a cargo de plataformas como la Convergencia Contra el Continuismo (CCC), los estudiantes universitarios a través del movimiento estudiantil, y más recientemente la plataforma de médicos y maestros, lograron desplazar varias arremetidas del régimen que intentó profundizar, mediante lineamientos de organismos financieros internacionales, políticas neoliberales en el sistema de salud pública y el sistema educativo, mediante la aprobación de los decretos ejecutivos PCM (derogados por presión popular). Mientras tanto en las instituciones partidarias en oposición, se abrió la aparente alternativa de entrarle al juego de los comicios con nuevos órganos electorales (Consejo Nacional Electoral y el Tribunal de justicia Electoral). Nacieron corrientes a lo interno de Libre, como la abanderada por Wilfredo Méndez, también el ala opositora de Nelson Ávila, y una multitud de nuevos rostros jóvenes, futuros candidatos a diputaciones.

El inicio del confinamiento por la pandemia del coronavirus, dejó en suspenso la continuación en la lucha contra la dictadura nacionalista. Pese a la crisis pandémica, el reacomodo de la Oposición en las futuras elecciones es un hecho, así lo reza un comunicado oficial del Consejo Nacional Electoral, presidido por Rixi Moncada:

“1. Ratificar la disposición inclaudicable del Consejo Nacional Electoral, de cumplir con la realización de las elecciones primarias que serán convocadas el domingo 13 de septiembre de 2020, para su realización el domingo 14 de marzo del 2021, así como con la convocatoria para elecciones generales el jueves 27 de mayo de 2021 y su realización el domingo 28 de noviembre del 2021.

2. Ofrecer nuestro total apoyo al Registro Nacional de las Personas y al mismo tiempo demandar el cumplimiento del Proyecto Identificante, con la elaboración del Nuevo Censo Nacional Electoral y la emisión y entrega de la nueva Tarjeta de Identidad, en las fechas que manda la Ley, para que este Consejo pueda cumplir con el Cronograma Electoral.” (Comunicado CNE, 20 de mayo de 2020).

Nueva Corriente ¿retorno a una tradición liberal?

Xiomara Castro desistió de su candidatura el pasado mes de julio, en un ambiente de contradicción con las demás opciones políticas de su partido, que cuestionaron su candidatura única en representación de cinco tendencias a lo interno de Libertad y Refundación. Los motivos aparentes de la renuncia a la candidatura presidencial por parte de Xiomara, se debe a la vigencia del mismo censo electoral y la misma tarjeta de identificación, elementos que permitieron según ella, los procedimientos que llevaron al fraude electoral. En cambio, Carlos Eduardo Reina, coordinador nacional de la Nueva Corriente de Libre, continuará con su candidatura presidencial.

“La @NCLibre no se retira ni dejáremos solo al pueblo de @PartidoLibre lucharemos por un nuevo censo y una nueva identidad para las elecciones primarias/internas y generales” (Cuenta de Twitter Carlos Eduardo Reina, 21 de julio de 2020).

La Nueva Corriente, tendencia política que surgió en febrero de este año, representa el desplazamiento paulatino que la figura de Manuel Zelaya va teniendo en el curso de la política interna de la Oposición hondureña. Por declaraciones de Reina, y por la misma trayectoria de los liberales, esta opción política se nutre de una sinergia entre el ala rancia del reformismo de “izquierda” y el reformismo liberal que se fue a pique en el golpe de estado del 2009. Estamos frente a un nuevo Libre, con un viraje de 360 grados, que representa la pujanza de los liberales en reclamar un nuevo puesto en el bipartidismo.

“Nueva Corriente nació con la unidad de la ‘izquierda socialista’, que representa Gilberto Ríos y con el liberalismo transformador, renovador y social que ‘llevo y heredé’, detalló Reina García”. (La prensa, 11 de febrero de 2020).

No hay opciones ajustadas a la realidad de los trabajadores, ni propuestas afines a un programa de transición que tome en cuenta las elecciones democráticas, como el resultado de luchas lideradas por las clases oprimidas. Los socialistas debemos trabajar por crear las condiciones sin aceptar la absorción a corrientes liberales.