Por Carlos M. Licona

Los fraudes en el país en elecciones de cualquier tipo son históricos, hablar de fraudes en elecciones generales para “elegir” al presidente de la república es para escribir enciclopedias enteras una y otra vez. Sin embargo, ha sido en las elecciones desde noviembre del 2009 hasta las generales de noviembre de 2017 que se ha rebasado los límites de la realidad. Para el caso, en noviembre del 2009 se adulteró la votación ante el enorme abstencionismo producto de la lucha intensa que el pueblo realizaba en las calles en contra del golpe de estado, en esas elecciones el Partido Nacional tuvo que regalarle diputaciones al Partido Liberal para no evidenciar el enorme abstencionismo y no quedar con 127 diputados de 128 que se eligen.

En las internas de las elecciones de noviembre del 2013 fue escandaloso el fraude que le hizo Juan Orlando Hernández a Ricardo Álvarez y de ahí el famoso cliché del “contaremos voto por voto”. Ese mismo fraude lo realizaron en las votaciones generales de noviembre del 2013 en que JOH se alzó con el triunfo sobre Xiomara Zelaya, candidata del recién fundado Partido Libertad y Refundación. Por supuesto que en esas elecciones la candidatura de Salvador Nasralla con su Partido Anticorrupción y el mismo Partido Liberal le facilitaron las cosas a la dictadura ya instaurada. De las elecciones de noviembre del 2017 aún siguen doliendo las muertes de las personas que se tomaron las calles para defender el triunfo de la alianza.

Todos esos fraudes han sido montados con personas claves en el antiguo Tribunal Supremo Electoral (TSE), donde principalmente se han confabulado el Partido Nacional, el Partido Liberal y el representante de la Democracia Cristiana.

La victoria pírrica de Libertad y Refundación

En enero del 2019 fue creado el Consejo Nacional Electoral, que vino a sustituir al anterior TSE, después de la llamada “Insurrección legislativa”, en que los diputados del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) no permitían realizar las sesiones en el Congreso Nacional mientras no se eligiera los 3 miembros propietarios y 2 suplentes del CNE, exigiendo que uno de los propietarios fuera propuesto por LIBRE. Después de varios días se llegó al consenso de elegir por un periodo de 5 años a las siguientes personas: Rixi Romana Moncada (de Libre), Ana Paola Hall (del Partido Liberal), Kelvin Fabricio Aguirre (del Partido Nacional) como propietarios y los consejeros suplentes son: Flavio Javier Nájera, de la Democracia Cristiana y Maximino Lobo, de la Alianza Patriótica.

No se necesita ser sabio para saber que toda esa conformación del Consejo Nacional Electoral se hará un nudo en contra de la señora Rixi Moncada, burdas maniobras como la de Ana Paola Hall del Partido Liberal, que se enferma un mes antes de las elecciones internas de 3 de los partidos, precisamente cuando hay que tomar decisiones vitales para contrarrestar un fraude electoral, este es uno de los miles de recursos que van a utilizar para realizar la burla en noviembre de este año. La posición de 3 de las corrientes internas del Partido Libre negándose a entregar los nombres de las personas que llegarán a las mesas electorales con sus respectivas credenciales  tiene la explicación sencilla de falta de personas para cubrir el total de las mesas electorales, a excepto del Partido Nacional cuyo objetivo es que el proceso se realice tal y como ellos lo tienen previsto, además de que un conteo de votos centralizado en la capital les permite como siempre, aumentar dolosamente la cantidad de votantes.

A movilizar a la base

El problema con el Partido Libre es que tiene desmovilizada a la base, si la exigencia de cargos en los órganos electorales los hubiera exigido peleando en las calles, la negociación hubiera sido otra que permitiera mayor independencia a los concejales del CNE de las órdenes del bipartidismo (PN y PL). Por ahora, solo queda el pataleo y los deseos de transparentar el proceso electoral, pero es una batalla infructuosa dejar a Rixi Moncada a merced de los chacales, desde ya se debería convocar al pueblo a las calles para detener la marcha del siguiente fraude en las elecciones internas del 14 de marzo y las generales del 29 de noviembre. Solo un pueblo movilizado puede terminar con esta dictadura, los grupos golpistas siguen intactos y fortalecidos, no se debe cifrar esperanzas en que los gringos se lleven al dictador, el régimen debe caer por completo con movilización en las calles.