Por Carlos M. Licona

Al parecer, las posibilidades de una alianza que termine con la dictadura de la estructura criminal que gobierna se ven muy remotas, esto beneficia totalmente al candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura, llamado “Papi a la Orden”. Toda la energía e ímpetu que destiló la resistencia en los años siguientes al 2009 fueron canalizados magistralmente a la pelea electoral a partir del 2013 y en 8 años de participación electoral, apenas se han logrado algunos puestos en el engranaje público, que para bien o para mal, en nada han cambiado la realidad de la población.

Una vez hecha la declaratoria oficial del Consejo Nacional Electoral, se ha incrementado toda una campaña encaminada a evitar cualquier alianza que viabilice un triunfo contundente contra el Partido Nacional y su narco dictador mayor y jefe de jefes. Toda una estrategia muy bien montada y que funciona como reloj suizo para encender una fogata que inobjetablemente lleva como propósito que se vaya a las elecciones de noviembre en forma individual.

¿Un candidato outsider que desplace a Xiomara?

Quiérase o no, la realidad es que el pueblo cifra sus esperanzas en las elecciones de noviembre, sin embargo, los escandalosos fraudes que se han realizado de forma descarada en los últimos 12 años generan el temor de que nuevamente se imponga una monumental jugada como la de “Los votos rurales” y que permita la continuidad del régimen actual.

La señora Xiomara de Zelaya, ganadora de las elecciones internas en el Partido LIBRE, es sin duda alguna la candidata con mayor aceptación dentro de la población para pelearle a Nasry Asfura, no obstante, existen personas como Salvador Nasralla que pueden arrastrar un porcentaje de la votación de ciudadanos que no comulgan con el zelayismo, pero también está el Partido Liberal que arrastra otro gran segmento de la votación, independientemente de que el candidato perdedor, Luis Zelaya, emigre a donde Salvador Nasralla.

Lo cierto es que, entre el Partido Liberal y Salvador Nasralla dividen el voto de castigo contra el régimen y facilitan el triunfo del oficialismo, ya quedó demostrado en el 2013 y 2017.

Los golpistas del 2009 y que ya no comulgan con Juan Orlando Hernández, quizás distanciándose para no ser salpicados en el narco tráfico, después de 11 años de apoyo absoluto a los narcos cachurecos optan por una alternativa diferente al juanorlandismo, pero, se aseguran de que no gane LIBRE en noviembre, en todo caso, prefieren el continuismo de la narco dictadura a correr el riesgo de enfrentar algo incierto que ponga en riesgo su estatus quo.

Pero la fina estrategia de invisibilizar a Xiomara Zelaya, ya pasó al otro nivel y ya suena una posible candidatura outsider, en la que le azuzan el oído al científico Salvador Moncada para que venga por una candidatura que aglutine el voto de castigo, teniendo como único mérito el ser un prestigiado hombre de ciencias de Londres. Esta opción se estaría propiciando por que ya se dieron cuenta que Salvador Nasralla ya no es un candidato ganador, Luis Zelaya perdió al Partido Liberal y quienes apoyan a la doctora Figueroa no terminan de cuajar.

Poder Popular desde las entrañas del pueblo

Con una candidatura outsider que aglutine al voto de castigo, la estructura golpista que ya siente la pestilencia del clan Hernández, solo se aseguran de que el zelayismo no regrese al ejecutivo, matan dos pájaros de un tiro; terminan con 12 años de gobierno del PN y evitan el regreso de los Zelaya. Este, es el panorama más desolador para el pueblo hondureño, ya que le están señalizando el camino a seguir. El pueblo tiene el derecho a escribir su propia historia, se lo ha ganado en la calle y con once años de sufrimiento, sin embargo, corresponde al Partido LIBRE y su dirigencia de vanguardia retomar un programa de lucha que ofrezca al pueblo la reivindicación de sus derechos y conquistas, deben buscar una alianza desde donde se construya poder popular, y, para esto, tienen la obligación de convocar a la clase trabajadora y levantar ese programa que refunde al país. Cualquier otro que aspire a sumarse a la alianza debe aceptar sin condiciones este programa de lucha y sin repartición de un pastel negociado en las alturas. Pero, además, se debe convocar inmediatamente al pueblo a las calles para derrotar el régimen y que cualquiera que promulgue “alianza” sea condición cine qua non el ir a las calles con todas sus bases.