Por Isyoli Mafú

Ya se inició la cuenta regresiva para el proceso electoral del 28 de noviembre de este año, la maquinaria golpista se ha fisurado y ya no parecen tan seguros como hace cuatro años, se les fue del control la dirección del novel Consejo Nacional Electoral, el control de las mesas receptoras de votos está a la espera de la opinión del ministerio público y de la decisión de la Corte Suprema de Justicia ante un recurso interpuesto por uno de los partidos de maletín, con el propósito de que les permitan tener representante con voz y voto en las mesas de votación, la iglesia católica se le ha desmarcado a la dictadura, un sector de la empresa privada le apuesta a un candidato que no es el oficialista, la presión internacional se ha dejado mostrar ante la negativa del régimen de aprobar la nueva Ley Electoral y la aprobación del presupuesto para el CNE.

El gobierno nacionalista ha hecho lo imposible por extender los plazos límites para cumplir con el calendario electoral, situación que les ha granjeado el repudio de la población y que se suma a los temas que les inquieta como son la corrupción y el narco tráfico. Tampoco tienen al 100 % el cerco mediático de los medios de comunicación y aunque estos les siguen haciendo el juego producto de los beneficios millonarios por contratos de publicidad, estos también les ofrecen espacios a personajes de la oposición en foros cuyo propósito es dejar a los líderes “cachurecos” en evidencia y ser etiquetados como delincuentes semana a semana.

¿Con miedo de perder las elecciones?

El 21 agosto en un montaje bien preparado por los partidos de maletín y el Partido Nacional, armaron tremendo zafarrancho en la reunión convocada por el CNE para realizar el sorteo del orden en que irían en la boleta los 16 candidatos a la presidencia de la república. Los incidentes que sucedieron fueron varios, en uno de los videos que circularon se ve al candidato del PN, David Chávez, al diputado Antonio Rivera y una turba de activistas entrando agresivamente al local del INFOP, se escuchan las amenazas de los activistas y momento después se puede ver las patadas y los golpes que culminaron con sangre.

Esta semana ha circulado un video del mismo candidato a alcalde, David Chávez, ofreciendo “puños a las tapas” a los dirigentes de la oposición. Los videos que salen de las mismas reuniones del PN evidencian el pánico a perder las elecciones; un Ebal Díaz manifestando que las personas no irán a votar por la corrupción ni por la crisis de la pandemia, un Antonio Rivera que asegura que 7 de cada 10 hondureños están en contra del Partido Nacional, un Fernando Anduray que casi llora en los foros defendiendo lo indefendible y que manifiesta que ya no soporta que lo insulten en la calle.

El bloqueo que han hecho los dirigentes nacionalistas al normal desarrollo del calendario electoral es sintomático de las consecuencias en un proceso electoral que ya no podrán controlar como el de los años 2013 y 2017.

¡Es el momento de movilizar a la población!

El 30 de agosto recién pasado fue una muestra del rechazo que el pueblo tiene contra un régimen que ya lleva 12 años manteniendo secuestrado el estado y reprimiendo al pueblo. La movilización convocada por la Convergencia Contra el Continuismo fue un rotundo éxito y recorrió cerca de cinco kilómetros en dirección a la Corte Suprema de Justicia, se vuelve una decisión impostergable el movilizar a la población para detener la venta del territorio nacional, recuperar la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) y todas las instituciones que la dictadura tiene intervenidas.

La esperanza no debe estar solamente cifrada en el proceso electoral, no se debe olvidar que la dictadura aun cuenta con la fidelidad de las Fuerzas Armadas y que estas son tan responsables como lo ha sido el narco traficante Juan Orlando Hernández, el mejor ejemplo es que René Ponce Fonseca, ex jefe de las Fuerzas Armadas está mencionado en los juicios de Ney York y puede correr la suerte de ser pedido en extradición.

De los militares y la dictadura se puede esperar cualquier maniobra ante una eventual pérdida de las elecciones generales, por lo anterior es necesario organizar la lucha en las calles. Ante la violencia del Partido Nacional el pueblo debe responder con movilización general, que la movilización del 30 de agosto haya sido el inicio de un proceso sistemático de lucha.