Por Sebastián Ernesto González

Las elecciones generales están a la vuelta de la esquina, y el pueblo en su mayoría está ansioso por el 28 de noviembre, día en que al parecer los astros estarán alineados después de 12 años y medio desde el golpe de Estado en que se inició el sufrimiento del pueblo y una banda criminal se adueñó de todo un país. La institucionalidad ha perdido toda confianza en la población, porque la han hecho como han querido, siempre para favorecerse y salir impunes ante los condenables casos reiterados de corrupción. Las cantidades multimillonarias que están dedicando a comprar conciencia, les quedará chinga para detener la avalancha de votantes que masivamente acudirán a las urnas; esto lo saben y los tiene con pánico.

La esencia de la torpeza en una campaña asquerosa

Después de 12 años en el poder, nada nuevo pueden ofrecer, pues las medidas neoliberales que han aprobado solo han servido para acrecentar sus riquezas y multiplicar los terribles casos de corrupción en detrimento de la clase asalariada que ha rebasado los límites de la pobreza. Esta narcodictadura liderada por Juan Orlando Hernández, ya sabe del repudio general que han causado en todo un país que convulsiona de tanta miseria, inseguridad, retroceso educativo, pésimo manejo de los recursos para atender los desastres naturales, el desastre en salud y el alto grado de inseguridad; todo lo anterior es razón más que suficientes para madrugar a marcar con gusto la papeleta en contra de los delincuentes en el poder.

Sin duda alguna que, ante esta realidad que irremediablemente orilla al narco partido Nacional hacia una derrota catastrófica; y, ante la ausencia de falsas esperanzas que vender, no tienen más alternativa que enfilar baterías contra Venezuela con torpes discursos que iluminan la estupidez hablando de comunismo o socialismo del siglo XXI. Pero van más lejos aún: al usar como argumentos la existencia de madres asesinas o el matrimonio entre dos personas del mismo sexo. Los discursos repetidos una y otra vez como loras en estaca dan asco, y más bien elevan el deseo de venganza en las urnas.

El juego sucio de los medios de comunicación, muy serviles al régimen a cambio de multimillonarios contratos, se refleja todos los días al transmitir actos de violencia que reproducen a cada hora para grabar en la memoria de los espectadores escenas sanguinarias que le empujen a enclaustrarse en el rincón de su casa; asimismo, hacen entrevistas  a voceros del régimen o individuos clave para que brinden opiniones tendientes a generar pánico en los ciudadanos, saturan las redes sociales con mensajes trágicos de que el 28 de noviembre es el fin del mundo y que hay que abastecerse de alimentos. Todo lo anterior obedece a una campaña sistemática para profundizar el miedo y lograr que la población desista de salir a ejercer el sufragio; sin embargo, siguen equivocados al considerar que el pueblo se tragará sus patrañas, pues la campaña de odio y miedo motiva más la conciencia para desquitarse ante el cinismo, la corrupción y el despotismo sin límites.

Prudencia y templanza ante el proceso electoral

Sin duda alguna que los líderes de la oposición aglutinados en la candidatura de Xiomara Castro, han actuado con madurez ante la campaña de odio desatada por torpes voceros del juanorlandismo; de la misma forma, deben llamar a toda la militancia para mantener la cordura como hasta ahora lo han hecho, sin caer en la provocación que dé motivo para sufrir la represión del régimen o de sus sanguinarios activistas. El ímpetu por defender las votaciones debe equilibrarse con la prudencia para no aumentar los mártires de la resistencia.

Hay que contar las horas de aquí al 28 de noviembre, día en que todo el pueblo debe hacer prevalecer su sano juicio ante la campaña de odio desatada por delincuentes sin escrúpulos. Las artimañas de la banda criminal que nos desgobierna no detendrán la aspiración de todo un pueblo. Los votos rurales no serán suficientes para detener el fantasma de la esperanza. Las balas asesinas y el miedo no pueden contra todo un pueblo maltratado durante 12 años de dictadura.

Algunas de las medidas de protección para la juventud de la oposición deben ser abstenerse de alcohol y drogas, no caminar solos ese día, preferiblemente en grupos, evitar lugares solitarios, y, por ningún motivo provocar al ejército o a  la policía. Una vez derrotada la narcodictadura, lanzarán zarpazos a diestra y siniestra. ¡NO OCUPAMOS NUEVOS MÁRTIRES!