Roberto Micheletti jura como presidente espurio, ante el Congreso Nacional

Por Victoriano Sánchez

En Honduras, la instauración de la democracia burguesa, bajo el gobierno de Roberto Suazo Córdoba (1982-1986), fue acompañada por una fuerte represión en contra del movimiento sindical y popular, cuya mayor expresión fue el aniquilamiento selectivo de activistas de izquierda, ejecutados por el general Gustavo Álvarez Martínez. Mientras se instauraba esta democracia burguesa semicolonial, también se instalaron las bases militares norteamericanas, que todavía existen, al mismo tiempo que el territorio hondureño fue utilizado como retaguardia y base de operaciones del ejército de la contra que atacaba a la revolución nicaragüense.

La Constitución de 1982 y la hegemonía del Partido Liberal

La Constitución de 1982 fue impuesta por el imperialismo norteamericano, cuando la izquierda era perseguida, no fue producto de una amplia discusión democrática. Originalmente, el acuerdo entre el Partido Liberal y el Partido Nacional vaticinaba la alternabilidad en el ejercicio del poder.

Este esquema de cogobierno condujo a incluir la cláusula pétrea contenida en el artículo 374 de la Constitución de Honduras, que incluye la prohibición de reformar el período presidencial y la reelección presidencial.

Sin embargo, el nuevo statu quo establecido con la Constitución de 1982 trajo como consecuencia la hegemonía del Partido Liberal. Aunque el Partido Liberal y el Partido Nacional son las columnas del sistema bipartidista, antidemocrático y excluyente, instaurado con la Constitución de 1982, la hegemonía del Partido Liberal ha sido motivo de permanentes roces entre sectores de la burguesía.

Ascenso de luchas populares

Antes del 28 de Junio del año 2009, Honduras experimentó un alza de las luchas populares, que permitió la creación y consolidación de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP) como la conquista política y organizativa más importante de los trabajadores y la izquierda, hasta ese momento. Entre las luchas más importantes podemos mencionar la toma de Tegucigalpa ocurrida el 26 de agosto del 2003, las jornadas del año 2007 que incluyeron 16 tomas de carreteras en todo el país, hasta culminar con los tres Paros Cívicos Nacionales del año 2008.

El giro a la izquierda de Manuel Zelaya

En Enero del 2008, el presidente Manuel Zelaya comenzó a inclinarse suavemente hacia los gobiernos de izquierda latinoamericanos, al firmar un convenio con la compañía venezolana PETROCARIBE, que le permitió al gobierno de Honduras, obtener los recursos necesarios para atender algunas necesidades de la población más pobre

El ingreso de Honduras al ALBA, el 25 de agosto del 2008, hizo delirar a la mayoría de la izquierda hondureña, pero se olvidaron mencionar que esta decisión no cuestionó nunca la vigencia del CAFTA.

Para quebrar el statu quo existente, el presidente Manuel Zelaya tuvo que apoyarse en la dirigencia del movimiento obrero y popular. En Setiembre del 2008, producto de una huelga de los empleados públicos, el gobierno de Manuel Zelaya elevó, en promedio, de 3.400 lempiras a 5.000 lempiras mensuales el salario en todo el sector público. En Diciembre del 2008, mediante el Decreto No 374-08, estableció unilateralmente, con el llanto de los empresarios, un salario mínimo de 5,500 lempiras (equivalentes a 290 dólares) mensuales para todos los trabajadores del sector urbano y 4,055 lempiras (equivalente a 240 dólares) para los obreros de la zona rural.

La pelea por la Cuarta Urna

Ante la negativa de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, para evitar la mayoría parlamentaria de diputados liberales y nacionalistas dentro del Congreso Nacional, el presidente Manuel Zelaya, planteó la necesidad de consultar al pueblo por medio de la instalación de una Cuarta Urna, esta encuesta se realizaría el 28 de Junio de 2009.

Su propuesta asustó al conjunto de la burguesía y la Iglesia Católica quienes atacaron furiosamente la iniciativa del presidente Manuel Zelaya, acusándolo de continuismo, creando condiciones para propinar el Golpe de Estado

28 de Junio: golpe de Estado

El detonante fue la convocatoria a la encuesta de la Cuarta Urna. A pesar del carácter limitado de la encuesta sobre la Cuarta Urna, por debajo, en lo más profundo de la sociedad hondureña, comenzó a producirse un cambio en la correlación de fuerzas, favorable a la propuesta de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. La cúpula de las Fuerzas Armadas se negó a colaborar y garantizar la logística de la encuesta, produciéndose un abierto enfrentamiento entre el Presidente Manuel Zelaya y el jefe del Ejército, general Romeo Vásquez Velásquez.

La valentía del presidente Manuel Zelaya de destituir al general Romeo Vásquez Velásquez y de llamar a la movilización popular para defender la realización de la encuesta, aceleró los acontecimientos. Las simpatías de la mayoría de la población, que odia a los militares, amenazaban convertir la encuesta en una gigantesca participación popular que, de haberse realizado, hubiera significado un golpe político mortal, en medio de la campaña electoral, al sistema bipartidista asentado en el Partido Liberal y el Partido Nacional.

Después de muchas vacilaciones, las cúpulas del bipartidismo y los militares se pusieron de acuerdo en propinar un golpe de Estado que derrocara al presidente Manuel Zelaya, para que esta no pudiera influir en el resultado de las elecciones de Noviembre del 2009.

En un tiempo record y sentando un inusual precedente, la Corte Suprema de Justicia amparó al destituido general Vásquez Velásquez, y el Congreso Nacional votó una resolución desaprobando la conducta del presidente Manuel Zelaya. Todas las instituciones del Estado burgués se rebelaron contra el intento del presidente Manuel Zelaya de modificar el statu quo.

Este golpe de Estado tuvo la cobertura legal de una destitución del presidente de la república, orquestado desde el Congreso Nacional, a pesar que la Constitución de 1982 no contemplaba la destitución del presidente.

Zelaya fue sacado en pijamas de su residencia, en horas de la madrugada, montado a la fuerza en un avión y desterrado hacia Costa Rica, cuando la Constitución de 1982 prohíbe el destierro.

Con la oposición de algunos, la mayoría de diputados del Congreso Nacional eligieron a Roberto Micheletti, como nuevo presidente de Honduras.

La Organización de Estados Americanos (OEA) mantuvo una actitud tibia en relación al derrocamiento del presidente Manuel Zelaya. No hubo una condena categórica, sino resoluciones que alargaban el conflicto

Ascenso de masas y surgimiento del FNRP

El golpe de Estado del 28 de Junio del año tenía una naturaleza preventiva, diseñado como un mecanismo de repuesta ante el intento de modificar el statu quo del poder a través de la encuesta de la Cuarta Urna. Pero la medicina resultó peor que la enfermedad. Los golpistas no midieron las consecuencias, no calcularon el rechazo popular al golpe de Estado. Se produjo un nuevo y poderoso ascenso de masas que luchaba en las calles contra los golpistas.

En la lucha contra el golpe de Estado se desarrolló una amplia unidad de acción entre diversas fuerzas políticas, que dio origen el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP)

Negociaciones tramposas

Con su tozuda actitud de aparente dureza, los golpistas pretendieron cansar y desmoralizar a las masas que luchaban contra el golpe de Estado. Teniendo en el exilio al presidente Zelaya, los golpistas hicieron algunas maniobras importantes: permitieron la inscripción de la candidatura independiente de Carlos H. Reyes, para legitimar el proceso electoral, e iniciaron un tramposo proceso de negociación política a partir de la propuesta del presiente Oscar Arias, conocida como Acuerdo de San José-Guaymuras.

Represión, cansancio y retroceso de las masas

Micheletti no fue derrocado porque las vacilaciones políticas de la conducción del FNRP, porque el expresidente Manuel Zelaya siempre privilegió las negociaciones políticas por encima de la movilización popular.

La segunda fase del plan de los golpistas se materializó con el ascenso al poder de Porfirio Lobo y el Partido Nacional (PN). En esta fase, la conducción del FNRP comenzó a reconocer gradualmente al ilegítimo gobierno de Porfirio Lobo, a través de diferentes etapas y movimientos políticos. El pretexto de este acercamiento fue el supuesto distanciamiento de Porfirio Lobo con los golpistas, quien llegó incluso a retomar algunos puntos planteados por la Resistencia, pero solo con el objetivo de ser aceptado como un gobierno “progresista”.

Este giro claudicante de la mayor parte de la dirigencia del FNRP preparó el camino para los Acuerdos de Cartagena, en Mayo del 2011, promovidos directamente por Hugo Chávez, que fueron el reconocimiento político abierto al gobierno de Porfirio Lobo. Los golpistas siempre mantuvieron al expresidente Zelaya como un rehén en el exilio, para forzar las negociaciones y aceptar en los hechos la consumación del golpe de Estado.

Del glorioso FNRP al partido LIBRE

La metamorfosis del FNRP, organismo amplio y democrático de lucha popular, hasta convertirse en el nuevo partido Libertad y Refundación (LIBRE), se produjo en el transcurso del año 2011. Con el retorno del expresidente Manuel Zelaya, el 28 de mayo del 2011, se produjo un salto de calidad en la transformación del FNRP en un partido electorero. El prestigio político acumulado por el ex presidente Zelaya, fue un elemento determinante en esta sórdida lucha de poder al interior del FNRP. Muchos oportunistas apoyaron este giro electoral a la espera de colarse en la lista de candidatos a diputado. El resto de las bases aceptó en silencio la nueva orientación política.

Actualmente LIBRE es una poderosa fuerza electoral, que incluso puede ganar las próximas elecciones, pero esto se produjo a costa de enterrar la revolución que se inició con las grandiosas movilizaciones contra el golpe de Estado del 28 de Junio del 2009.