Por Melchor Benavente

El mes de septiembre tiene un significado especial para los nicaragüenses. Se celebra la independencia de Centroamérica, proclamada el 15 de septiembre de 1821. También se celebra la Batalla de San Jacinto, la única que las tropas nicaragüenses ganaron en la guerra centroamericana contra los filibusteros de William Walker, el 14 de septiembre de 1856.

Pero pasa desapercibida dos fechas importantes: el 21 de septiembre de 1856, cuando el héroe Rigoberto Lopez Pere se inmoló para ajusticiar al tirano Anastasio “Tacho” Somoza García, el fundador de la dinastía somocista. Pero también su hijo, Anastasio “Tachito” Somoza Debayle fue ajusticiado un 17 de septiembre de 1980. La dinastía se inició con un Tacho y terminó con el otro Tacho, ambos ajusticiados en el mes de septiembre.

El inicio de la dinastía somocista

Después del derrocamiento del dictador liberal José Santos Zelaya en 1911, bajo la ocupación militar norteamericana, Nicaragua entró en una larga guerra civil entre liberales y conservadores. En el año 1927, tras el Pacto del Espino Negro, el ejército liberal entregó las armas bajo el acuerdo que el próximo presidente sería José María Moncada (1929-1933). El general Sandino se opuso al acuerdo e inicio una guerra de guerrillas que termino en 1933, cuando asumió la presidencia un liberal moderado, Juan Bautista Sacasa.

Mientras Sandino negociaba la paz, las tropas norteamericanas ya habían entrenado a la Guardia Nacional (GN), un supuesto ejército apartidista dirigido por Anastasio Somoza García, un verdadero desconocido que pronto estuvo en las alturas del poder. Somoza comprendió el poder dual que significaba la guerrilla campesina de Sandino, y por eso conspiró para asesinarle, hecho que ocurrió el 21 de febrero de 1934, el primer paso para acabar con la guerrilla

Somoza García logró montar un consenso libero-conservador, y después de múltiples maniobras y jugadas políticas, dio un golpe de Estado a su tío, el presidente Juan Bautista Sacasa, el 9 de junio de 1936. Le sucedió Carlos Brenes Jarquin, quien mantuvo el pode de manera interina, mientras se realizaban las elecciones que permitió a Anastasio Somoza García ascender a la presidencia de la republica el 1 de enero de 1937. Llevando dos años de gobierno convocó a una Asamblea Constituyente para redactar la Constitución que finalmente fue aprobada en 1939, pero hizo una jugada maestra: la Constituyente aprobó una Ley el 17 de agosto de 1938, que le permitía al presidente actual terminar su periodo hasta el año 1947, es decir, se recetó de entrada los primeros 10 años continuos en el poder.

Dictadura y fortuna

Para montar su dictadura, Somoza García no solo tenía el apoyo de Estados Unidos, sino de un ala del Partido Conservador, al que incorporó a la gestión de gobierno, repartiendo un 40% del control de las instituciones.

En ese periodo Somoza García acumuló una fortuna que llego a ser valorada en 500 millones de dólares de la época. Utilizaba el dinero del Ferrocarril de Nicaragua para pagar las planillas de sus empresas. No confiscaba, sino que obligaba que el vendieran a precios baratos las propiedades que escogía. Exigía un tributo de un centavo y medio por libra de ganado exportado. Obligaba a diversas industrias a pagar contribuciones forzosas. Todos los empleados estatales debían de aportar el cinco por ciento de sus salarios al partido liberal.

Para continuar en el poder convocó a una nueva Constituyente en 1948, con el apoyo de un ala minoritaria del Partido Conservador, pero como el acuerdo no funcionaba, se vio obligado a un nuevo a establecer otro acuerdo con el ala mayoritaria del conservatismo, en lo que se conoció como el Pacto de los Generales (Somoza y Chamorro) que aprobó la Constitución de 1950, que le dio chance de presentarse nuevamente como candidato presidencial y ganar las elecciones para el periodo 1950-1956,

El ajusticiamiento de Somoza García

Somoza García decidió, en la ciudad de León, proclamar su aspiración a un nuevo periodo presidencial en un baile popular en la Casa del Obrero. Lo que no sabía Somoza es que un grupo de jóvenes del Partido Liberal Independiente (PLI), que había surgido como una escisión del liberalismo contra el somocismo, habían montado una conspiración para ejecutarlo. Ellos eran Rigoberto López Pérez, Edwin Castro, Ausberto Narváez y Cornelio Silva.

Rigoberto Lopez Pérez había estado entrenándose en solitario para cumplir su misión.  Disfrazado de mesero, logró burlar el anillo de seguridad de Somoza, y mientras este bailaba mambo (“que rico el mambo”), Rigoberto se le acercó y bajo la bandeja para servir tragos de whisky llevaba el revólver calibre 38, Smith and Wesson, con balas que llevaban cianuro en la punta. El plan era dispararle y apagar la luz, para permitir la huida. Rigoberto hizo su parte, se acercó como a 6 metros y disparó 6 balas. Somoza respondió enojado: “que has hecho hijo de puta” y cayo herido.

Las luces no se apagaron, porque los otros miembros de la conspiración ya habían sido capturados. Los escoltas de Somoza dispararon incansablemente más de 54 balazos contra Rigoberto, matándolo instantáneamente.

Somoza no murió inmediatamente, entró en coma, y sus hijos decidieron llevarlo a un hospital de una base militar en el Canal de Panamá, porque no confiaban en los médicos nicaragüenses. El presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, mando un equipo de médicos para que lo atendieran, pero Somoza finalmente murió el 29 de septiembre de 1956.

El somocismo desató una feroz represión contra los opositores. Su hijo, Luis Somoza Debayle, como presidente del Congreso, le sucedió en el poder. La dictadura somocista logró mantenerse hasta el 19 de Julio de 1979, cuando fue derrocada por una insurrección popular bajo la conducción del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)

La huida de Tachito

Luis Somoza termino su periodo presidencial en 1963, entregó el poder a René Schick. En 1967, después de la masacre del 22 de enero, Anastasio Somoza Debayle asumió la banda presidencial hasta 1972. En el periodo 1972-1974 se convocó a una Asamblea Constituyente para burlar la prohibición de reelección. En 1974 Somoza Debayle fue elegido presidente nuevamente, hasta la insurrección de 1979. Somoza Debayle huyó de Nicaragua el 17 de Julio de 1979, su huida es celebrada todavía en Nicaragua, como el “día de la alegría”

Somoza Bebayle intentó refugiarse en Estados Unidos, pero la administración Carter le negó la entrada porque este no había contribuido a una política de apertura y negociaciones que impidiera una revolución. Somoza Debayle tuvo que refugiarse en Paraguay, gobernada por el dictador Alfredo Stroessner, el único país que le ofreció asilo.

La Dirección Nacional del FSLN en el poder comprendió perfectamente que la existencia del general Somoza Debayle con vida, era un grave peligro como persona capaz de nuclear una contrarrevolución. Por ello, aunque no está documentado, alentó la formación de un comando que le ejecutase.

El ajusticiamiento de Somoza Debayle

Somoza Debayle se asentó en Asunción, capital del Paraguay. La presencia de nicaragüenses hubiese sido detectada rápidamente por las autoridades, por ello se recurrió a la solidaridad de guerrilleros argentinos, provenientes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT)- Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), una de las principales guerrillas de argentina. El comando encargado de ejecutar a Somoza Debayle había combatido en el Frente Sur, en la zona fronteriza entre Nicaragua y Costa Rica, en los años 1978 y 1979.

Somoza vivía en la Avenida Marisca López en Asunción. Cada vez que aparecía en la ciudad en un limosina con chofer, lo acompañaba invariablemente un Ford Falcon rojo con cuatro guardaespaldas adentro. Una vez localizada la vivienda de Somoza, el comando compuestos por guerrilleros argentinos alquiló una casa en Avenida España, a nombre del cantante español Julio Iglesias.

El jefe del comando era “Ramón”, seudónimo de Enrique Gorriarán Merlo, conocido entre la guerrilla nicaragüense como el “Pelado”, quien años después encabezaría un ataque militar el cuartel de La Tabalada, en Argentina, en 1989, fue condenado a cadena perpetua, indultado en el año 2003, muriendo posteriormente en 2006.

La avenida por donde transitaba Somoza era muy despajada. Para observar sus movimientos, tuvieron que comprar un Kiosco para vender periódicos, y desde ahí observar sus movimientos

A pesar de sus movimientos imprevistos, los guerrilleros lograron ubicar una rutina: “siempre salía de su casa en el Mercedes Benz, continuaba recto por la Avenida España, en vez de doblar a un lado o al otro, en la intersección donde estaban los semáforos”.

Luego rentaron una casa por donde Somoza pasaba habitualmente, por espacio de tres meses a $4,500 dólares. Era una zona de alto riesgo, a 400 metros estaba el Estado Mayor del Ejército, a 300 metros la Embajada Norteamericana. Enfrente de la casa de Stroessner había una custodia de seguridad permanente.

Para la mañana del 17 de septiembre, cada uno de los guerrilleros estaba listo con sus respectivas armas: Armando con un Fal; Ramón con un rifle M-16 y 30 balas en el cargador, más una pistola Browning 9 milímetros. El arma del Capitán Santiago era un RPG-2, la bazooka.

Cuando la caravana de Somoza pasaba por el lugar indicado, uno de los guerrilleros disparo el primer bazucaso pero el arma no funcionó. Otro de los guerrilleros comenzó a disparar obligando a la caravana de Somoza a detenerse. El chofer de Somoza había muerto, y el vehículo irónicamente fue a detenerse frente a la casa donde estaban los guerrilleros. La limosina no era blindada y cada uno de los tiros entró a través de los cristales rotos de la ventanilla de atrás. La escolta de Somoza comenzó a disparar. En ese momento Somoza ya estaba prácticamente muerto, pero un el capitán Santiago (Irurzun) disparo finalmente la bazuca de manera tal que el vehículo de Somoza, que no era blindado, saltó por los aires.

Las fuerzas represivas de Paraguay lograron matar a algunos de los miembros del comando, otros lograron cruzar la frontera y contar la historia. El ajusticiamiento de Somoza Debayle no logró frenar el fenómeno de la contra, pero si produjo una enorme satisfacción entre el pueblo de Nicaragua, especialmente entre los familiares de los asesinados por la dictadura somocista.