Juan Pablo Wainweight, cerca de la capilla de la Penitenciaría de Guatemala, dias antes de ser fusilado

Por Melchor Benavente

Este 18 de febrero se cumplieron 87 años del asesinato de Juan Pablo Wainwright Nuila (1894-1932), quien fue fusilado en la Penitenciaría Central de Guatemala, por órdenes del dictador Jorge Ubico.

Juan Pablo Wainwright fue un destacado dirigente sindical afiliado al primer Partido Comunista de Honduras (PCH) que se desarrolló a inicios de los años 30 del siglo pasado, cuando todavía la plaga estalinista no se había apoderado de la totalidad del movimiento comunista. En Honduras hay dos leyendas vivientes del movimiento revolucionario: Manuel Cálix Herrera y Juan Pablo Wainwright, dos dirigentes contemporáneos que trabajaron en las mismas condiciones.

Ambos fueron fundadores de los primeros grupos sindicales con orientación comunista, siguiendo los pasos de los fundadores del Partido Comunista de Centroamérica (PCCA) de corta existencia.

Militancia revolucionaria

La costa norte de Honduras fue el lugar donde asentaron sus operaciones las compañías bananeras, que agrupaban a decenas de miles de trabajadores. Ese fue el lugar donde los primeros grupos comunistas, encabezados por Cálix Herrera y Wainwright, iniciaron el trabajo para organizar a la clase trabajadora. En junio y julio de 1930, la Federación Sindical Hondureña (FSH) convocó a una Huelga General para el día 4 de julio. La convocatoria por medio de hojas volantes causo gran impacto y desató una feroz represión del gobierno, decretando el Estado de Sitio y capturando a muchos dirigentes, entre ellos Cálix Herrera y el propio Wainwright, quien fue encarcelado en la ciudad de Tela, siendo procesado por el delito de sedición y liberado un tiempo después.

Antes de la navidad de 1930, se desató una segunda oleada represiva y Wainwright fue nuevamente encarcelado, junto a otros dirigentes comunistas, bajo la acusación de “deserción militar”, por no haber inscrito en el servicio militar obligatorio, siendo sentenciado a diez meses y nueve días de prisión y trasladado a la tenebrosa prisión del Castillo de Omoa, donde enfermó de tuberculosis (Cálix Herrera moriría de la misma enfermedad)

Llega a Guatemala

Wainwright logró fugarse de la prisión de Omoa, y con ayuda de amigos logró cruzar la frontera de Guatemala, huyendo de la represión. Ahí estableció contacto con grupos comunistas. Su familia se trasladó a El Salvador, donde el viajaba con frecuencia.

Entre diciembre de 1931 y enero de 1932 se produjo una redada contra 65 militantes comunistas de Guatemala, al parecer como una medida preventiva de Ubico ante la agitación existente en El Salvador y que desembocaría en la insurrección y matanza de enero de 1932.

El 7 de enero de ese mismo año fue capturado Juan Pablo Wainwright, acusado de haber redactado una hoja suelta contra la dictadura de Jorge Ubico.

Consejo de Guerra y pena de muerte

11 de los principales dirigentes comunistas de Guatemala, incluido Juan Pablo Wainwright, fueron acusado de “traición, sedición, injurias y calumnias graves al Presidente de la Republica”. Como ya estaba planificado, 7 de 11 procesados fueron condenados a la pena capital, con derecho a apelar de la sentencia. La tercera Sala de Apelaciones de la Corte Suprema de Justicia, organizada como Corte Marcial, confirmó la sentencia de pena de muerte el 13 de febrero. Al día siguiente, el Partido Liberal Progresista convocó a una enorme manifestación para exigir el fusilamiento de los comunistas. Todavía quedaba la posibilidad de que Ubico indultase a los condenados a muerte.

El indulto de Ubico

Media hora antes de las 6 am del día 15 de febrero de 1932, fecha en que se debían fusilar los 6 prisioneros, llego la orden de suspensión de la ejecución, por indulto otorgado por Ubico. Todos fueron perdonados menos Juan Pablo Wainwright, quien fue finalmente el único reo fusilado el día 18 de febrero de 1932.

La leyenda dice que estando prisionero Juan Pablo Wainwright retó personalmente y escupió a Ubico en la cara, y aunque encaja con su personalidad combativa, no es un hecho demostrado. Lo que sí está demostrado era que Juan Pablo Wainwright era un líder peligroso para la oligarquía guatemalteca, y por eso decidieron eliminarlo.

El fusilamiento de Wainwright ha sido olvidado por las nuevas generaciones de militantes de izquierda, a pesar que su ejemplo, militancia y sacrificio representan las mejores tradiciones del socialismo centroamericano. Juan Pablo Wainwright es, sin lugar a dudas, uno de los nuestros, por eso lo recordamos, lo reivindicamos y tratamos de ser consecuentes con su espíritu de lucha.