Por Melchor Benavente

En el último período, el diario La Prensa y otros medios de comunicación, como Radio Corporación, cuyo dueño es el excandidato presidencial Fabio Gadea Mantilla, han difundido noticias alarmantes sobre el inicio de un nuevo conflicto armado en las montañas del norte y en la costa Caribe, como reacción violenta de sectores del campesinado ante los fraudes electorales del año 2008 y 2011 y el establecimiento de una nueva dictadura del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

El descubrimiento del obispo Matta

A raíz de las denuncias de fraude electoral en las elecciones municipales del año 2008, el obispo Abelardo Matta pasó al ataque frontal contra el gobierno sandinista, denunciado que existían grupos armados en la zona norte de Nicaragua, dispuestos a enfrentarse militarmente al gobierno sandinista. En esa ocasión, Matta sentenció: “Lo sabemos, hay grupos armados, es afirmativo (…) Hace rato están esos grupos armados.” (El Nuevo Diario 04/04/2009).

Estas denuncias tuvieron impacto nacional e internacional. Nicaragua se desangró en una larga guerra civil en los años 80, en la que murieron al menos 50.000 personas en ambos bandos, dejando un trauma colectivo en la sociedad nicaragüense.

Los obispos de la Iglesia Católica en diferentes oportunidades se han referido al problema de los rearmados, pero el especialista en el tema es sin duda alguna el obispo Matta: “Sí, he sabido que “Pablo Negro” se alzó, pero no están permanentemente en armas, están, van, dejan, actúan. (Dan) señales que aquí estamos y regresan como las cucarachas a esconderse bajo las piedras…” (El Nuevo Diario, 05/05/2011)

Agitando el fantasma de la guerra civil

A raíz de las declaraciones de Matta, en diversos momentos, los dirigentes de la oposición burguesa, ante la impotencia de desarrollar movilizaciones contra el FSLN, comenzaron a emitir declaraciones sobre la inminencia de un conflicto armado.

Eduardo Montealegre, dirigente del Partido Liberal Independiente (PLI), por ejemplo, dijo que: “si no se encuentran soluciones pacíficas a los temas de Nicaragua, la gente lo único a lo que va a poder recurrir es a las armas y a la montaña, y eso es lo que queremos evitar” (La Prensa, 23/02/2010)

Víctor Hugo Tinoco, dirigente del Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), también amenazó con el conflicto armado, si el FSLN no cedía en su proyecto hegemónico: “Si aquí no logramos elegir un Consejo Supremo Electoral que dé confianza y si en las elecciones (de 2011) hay un fraude, el riesgo del retorno a la violencia armada en Nicaragua es altísimo. Aquí para armar un ejército violento no necesitás andar buscando armas, aquí sobran los fusiles de guerra en este país”. (La Prensa, 23/02/2010)

En un mitin electoral en la ciudad de Estelí, Arnoldo Alemán, dirigente del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), dijo que la existencia de grupos armados en el Norte de Nicaragua obedecía a “la falta de diálogo, democracia y a la excesiva arrogancia y prepotencia (…) Me da tristeza, porque en estos tiempos no es posible que se esté hablando de este tema” (El Nuevo Diario 14/04/2011)

Los partidos de la oposición burguesa, el Partido Liberal Independiente (PLI) y el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), en diferentes oportunidades se han referido al tema del resurgimiento de la lucha armada, pero de manera tangencial, solo para presionar al FSLN, asustándolo con el fantasma de la guerra civil.

Irónicamente, Rubén Sobalvarro, ex jefe de la contra, en conferencia de prensa, dio una explicación mas realista al fenómeno de nuevos grupos armados: “En mi opinión, el campesinado se ha visto en la necesidad de llamar la atención a través de algo que impacte, porque los gobiernos anteriores y el actual se olvidaron de la lucha del campesino que, muy valientemente, logró restablecer la democracia. Existe una enorme decepción por parte de la gente que se enfrentó a la dictadura y a los sandinistas, y que hoy no ven realizados sus sueños de prosperidad” (El Nuevo Diario 13/12/2011)

Buscando “Ángeles de la Guarda”

El Ejército y la Policía califican a estos todavía muy pequeños grupos armados como “delincuentes”. En realidad, es difícil saber si lo son o no, pero es muy probable que estos grupos se nutran del ala mas radical de los jefes ex contras y de campesinos descontentos, cuyas acciones son exageradas por la Iglesia Católica y los partidos de derecha, precisamente porque pretenden utilizarlos nuevamente como el espantapájaros que haría retroceder la “vocación dictatorial” del FSLN.

En cierta medida, sueñan con resucitar al ejército contra, deliran para que en el contexto del año electoral en Estados Unidos, el ala republicana propugne por el apoyo financiero a estos grupos; en fin, buscan, crean y recrean salvadores supremos ante su propia incapacidad política.