Por Diego Lynch

El día 7 de mayo del corriente año, cuando finalizaron las vacaciones del calendario universitario, una parte de los estudiantes universitarios retornaron a sus diferentes recintos, pero no asistieron a clases, sino que inmediatamente se unieron a las protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega, en apoyo de quienes se habían refugiado en las instalaciones de la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI).

Posteriormente, otro grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) decidieron tomarse el Recinto Rubén Darío (RURD) en Managua, exigiendo el respeto a la autonomía universitaria y la renuncia inmediata de todos los dirigentes burocráticos de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), quienes son fieles servidores de Ortega y además viven del presupuesto que el Estado otorga a las universidades.

Ante la inminente generalización de la lucha hacia los colegios de secundaria, obligó al gobierno a ordenar a las autoridades universitarias a suspender de manera indefinida las clases. La Universidad Centroamericana (UCA) recibió amenazas y los jesuitas decidieron también suspender clases, pero por motivos diferentes: para garantizar la seguridad de sus estudiantes. El resultado fue que se inició la desmovilización general del sector juvenil, que ha sido vanguardia de la lucha democrática.  Una parte de esa vanguardia quedó, contradictoriamente, aprisionada en las tomas de la UPOLI y la UNAN-Managua. El gobierno aprovechó la desmovilización de las masas estudiantiles, para iniciar ataques selectivos contra los principales dirigentes, rodeando y cercando los recintos tomados.

Tres meses de larga lucha

Los estudiantes que estuvieron en las tomas de la UPOLI (fue abandonada por la labor destructiva de los infiltrados) y en la UNAN-Managua, lograron resistir un sinnúmero de ataques durante casi tres meses. El asedio gubernamental se realizó mediante ataques armados: balazos, explosiones, etc. Estos ataques nocturnos tenían el objetivo de desgastar física, psicológica y emocionalmente al destacamento de vanguardia que encabezaba las tomas. A muchos nos tocó ver morir a nuestros compañeros, otros fueron secuestrados y encarcelados. Los infiltrados reunían la información que permitía ataques precisos, en los lugares más vulnerables. Con ello crearon condiciones para el asalto final.

Mientras se iniciaba una negociación para entregar las instalaciones, el gobierno arrogante quiso hacer una salvaje demostración de fuerza. Fue así que llegó el criminal ataque del fatídico viernes 13 de julio, la vanguardia estudiantil debió replegarse en desorden, hacia una Iglesia, bajo la incesante lluvia de balas. La dictadura Ortega-Murillo quiso escarmentar a los estudiantes universitarios. Desde entonces, tenemos una situación dolorosa: una parte de los estudiantes esta desmovilizada, otra parte, la dirigencia, está siendo perseguida, encarcelada y enjuiciada penalmente. Una situación de repliegue total del movimiento estudiantil, ese mismo movimiento que demostró ser capaz de derrotar a la corrupta dirigencia de UNEN.

Gobierno llama a reiniciar clases, pero …

Con el afán de crear la sensación que Nicaragua ha vuelto a la normalidad, el gobierno Ortega-Murillo ordenó la reanudación de clases, pero esta orden no se ha cumplido. En la UNAN-León, una parte de los estudiantes se declaró en rebeldía, salieron a marchar a las calles, y las clases no se han podido normalizar. La mayoría de las aulas permanecen vacías.

Lo mismo ha ocurrido en otros recintos de la UNAN a nivel nacional, muchos estudiantes no asisten en solidaridad con los compañeros muertos o perseguidos, otros por temor a los ataques de la Juventud Sandinista y de la cúpula de UNEN.

Vencimiento del mandato de las autoridades de la UNAN-Managua

En la UNAN-Managua se vive una situación particular. El mandato de las actuales autoridades finalizó el mes de mayo, cuando estaba el pico más alto del ascenso estudiantil. El RURD estaba tomado, y por la tanto no se podía hacer la elección de nuevas autoridades. El 28 de Julio, días después del criminal desalojo de los estudiantes, la rectora Ramona Rodríguez fue nombrada nueva presidente del Consejo Nacional de Universidades (CNU), el organismo que administra el 6% del presupuesto nacional para las universidades, en sustitución de Telémaco Talavera, se realizó cuando ya se la había vencido el periodo para la que fue nombrada.

Con justificada razón, el dirigente estudiantil Jonathan López declaró que “ese es el pago que se le está dando a Ramona Rodríguez por haber permitido el ataque a los atrincherados en la UNAN-Managua” (END, 28/07/2018)

La elección de nuevas autoridades, cuyos mandatos se vencieron en mayo de este año, no podían ser electas, no por los efectos de la toma del RURD; sino porque también se les había vencido el periodo a los corruptos dirigentes de UNEN. La UNAN-Managua quedo acéfala en medio de la toma.

Conforme el artículo 38 de la Ley No 89, Ley de Autonomía de las Instituciones de Educación Superior, primero se deben elegir los Consejos de Facultad, mediante un Asamblea Electoral “compuesta por todos los profesores titulares, asistentes, auxiliares y adjuntos de la respectiva Facultad, que le dediquen a la Universidad al menos un cuarto de tiempo, tres directivos del Seccional del sindicato de Trabajadores no Docentes, los representantes estudiantiles de grupo de la respectiva Facultad, los Presidentes estudiantiles de Escuela y el Presidente estudiantil de la Facultad”.

En pocas palabras, deben participar profesores, sindicato de trabajadores, y los representantes estudiantiles. Muchos profesores de la UNAN-Managua no han estado de acuerdo con la represión del 13 de julio, existe mucho malestar porque los docentes consideran que se han violentado flagrantemente la autonomía universitaria, por el hecho que un ejército de paramilitares agredió a los estudiantes, matando a varios, y tomó el control de la universidad.

La mayoría de los estudiantes está en contra de los corruptos dirigentes de UNEN. Al vencerse el periodo de estos, lo más lógico es que los estudiantes iban a elegir nuevos dirigentes, y a crear nuevas organizaciones estudiantiles. Existe un vacío de autoridades dentro de la UNAN-Managua. Ramona Rodríguez ya no es rectora, tampoco puede ser presidenta del CNU.

Para que Ramona Rodríguez puede reelegirse como rectora de la UNAN-Managua se requiere primero la conformación de los Consejos de Facultad, después la conformación del “Colegio Electoral para la elección del Rector y del Vice-Rector General el que estará integrado por los miembros propietarios de cada uno de los Consejos de Facultad de la Universidad y el Presidente estudiantil de la Universidad o Recinto y el Secretario General del Sindicato de Trabajadores no Docentes”.

Ramona Rodríguez ha encabezado una cacería de brujas contra docentes que han estado apoyando o han manifestado simpatías por la lucha estudiantil, iniciando una ola de despidos que violentan la estabilidad en el trabajo que contempla el Convenio Colectivo, y los derechos adquiridos conforme las leyes laborales. La razón es muy sencilla: no quieren que los estudiantes voten a favor de estos docentes.

Ahora tiene más sentido comprender porque, a pesar que los estudiantes estaban dispuestos a devolver las instalaciones, se produjo el criminal asalto del 13 de julio en la UNAN-Managua. La dictadura Ortega-Murillo sabían que no podían reelegir en los cargos a los militantes del FSLN, porque tiene a la mayoría de los estudiantes en contra. Por eso necesitaban retomar la UNAN-Managua sin oposición estudiantil, ni oposición de los profesores dignos, para proceder a organizar en las sombras las elecciones de autoridades y las elecciones estudiantiles, sin la presencia de la mayoría de los estudiantes.

¿Es conveniente regresar a clases?

Esta es una pregunta que se hacen muchos estudiantes. Unos se preocupan por el año lectivo, otros porque sienten que se ha bajado la lucha contra la dictadura, y que es necesario hacer algo. Otro grupo, los que estuvieron involucrados en las marchas y tomas, temen, con justa razón, las posibles represalias en su contra.

Si las aulas permanecen vacías, la UNEN va a organizar elecciones fraudulentas en todos los recintos. Sin estudiantes que se les opongan, se van a despachar con la cuchara grande. Por eso, aunque el gobierno ha dicho que deben reiniciarse las clases universitarios, tenemos la sospecha que en el fondo quieren lo contrario, por algún tiempo más. La dispersión de los estudiantes es, por el momento, un factor que favorece a la dictadura.

Evidentemente que, si la mayoría de los estudiantes tomase la decisión de regresar a clases, se debe estar claro que es para dar una pelea contra los burócratas corruptos de UNEN, para democratizar al movimiento estudiantil, y para reagrupar a los estudiantes con el objetivo de retomar las movilizaciones en las calles.

Es necesario discutir si es conveniente regresar a las universidades o no. La respuesta no es fácil, porque hay fuertes argumentos a favor y fuertes argumentos en contra. La única manera de superar las dudas es organizar grupos de discusión, recontactar a todos los compañeros dispersos, e incorporarlos a esta vital discusión, para tomar las decisiones más acertadas.

Debemos discutir y tomar una decisión rápida, el tiempo apremia.