Por Diego Lynch

Tras varios meses después de haber iniciado la insurrección popular en Nicaragua, la cual fue liderada en su mayoría por la comunidad de estudiantes universitarios, el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha obligado a las autoridades de las Universidades públicas y algunas privadas (subvencionadas por el Estado) a reiniciar el año académico, queriendo aparentar que el país “ha vuelto a la normalidad”.

Pero la “normalidad” es solo en apariencias. Es una cortina de humo para aplastar las movilizaciones independientes, y en el plano de la educación superior tratar de retomar el control de las universidades a través de la burocrática y corrupta Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), totalmente controlada por el FSLN. Recordemos que desde abril se produjo una insurrección y una masiva rebelión estudiantil contra UNEN y las autoridades sandinistas dentro de las universidades públicas.

Restricción, Asedio y Autoritarismo

El retorno a clases ha sido obedecido solo por una parte de los estudiantes. La otra parte considera que existe un enorme peligro por la presencia de policías y guardias privados al interior de las universidades públicas, como la UNAN. El gobierno dictatorial tiene un juego en torno al retorno a clases: llama a reanudar clases, pero en el fondo no quiere que los estudiantes se reagrupen para volver a la lucha, y quiere evitar nuevas tomas y movilizaciones por la liberta de los presos políticos.

Por eso se hace necesario evaluar la situación. Es necesario discutir que tan viable y seguro es para los estudiantes, ya que con el regreso parcial a clases se ha mantenido el asedio por parte de las autoridades universitarias. Los cabecillas de UNEN presionan, agreden y amenazas a compañeros y compañeras de denunciarlos como “terroristas”. Los paramilitares merodean los alrededores de los recintos.

En cumplimiento a las orientaciones de Ortega, las autoridades universitarias han restringido el ingreso a estudiantes que participaron en las diferentes protestas contra del Gobierno, de igual forma han agredido a algunos compañeros y compañeras, y hasta han secuestrado y apresado a otros para enjuiciarlos.

Esta situación ha quedado reflejado en las notas informativas de los periódicos: “Durante el pasado fin de semana, los estudiantes inscritos bajo la modalidad por encuentros reiniciaron sus clases, no sin antes haber tenido que pasar por una engorrosa revisión por parte de personal de seguridad, docentes y trabajadores administrativos de la UNAN…. Este nuevo protocolo de ingreso, como ha sido denominado por las autoridades, incluye la revisión de bolsos y mochilas, la presentación de carné estudiantil o cédula de identidad, así como el arribo únicamente por los portones peatonales 1, 2 o 4…. Pese a esta planificación de las autoridades, un grupo de estudiantes de diversas carreras, entre ellas Humanidades, Ciencias Jurídicas, Educación e Idiomas, Ciencias e Ingeniería y Ciencias Médicas, llamaron a implementar de manera indefinida, lo que han denominado una “desobediencia estudiantil”, como una medida de salvaguardar su integridad física, ya que consideran que “no es posible regresar a las aulas cuando sus compañeros de clases y maestros están presos o fueron expulsados injustamente”. (El Nuevo Diario; 1 de Octubre del 2018).

Durante el regreso a clases en la Universidad Politécnica de Nicaragua, Upoli, varios simpatizantes sandinistas se apostaron esta mañana en los alrededores de esta alma mater, además un fuerte contingente de antimotines se encontraba desplegado en la zona... El regreso de clases en la Upoli se da bajo fuertes medidas administrativas de la universidad, quienes informaron a los estudiantes que para ingresar al recinto se le tendrá que revisar sus mochilas o bolsos y tienen prohibido circular por ciertas áreas de la universidad. (100% noticias; 6 de Noviembre del 2018)

Autonomía Universitaria y Libertad para los estudiantes

Ante todas estas injusticias y métodos represivos utilizados para intimidar a los estudiantes, no podemos callar y quedarnos de brazos cruzados. Esta intimidación pretende evitar que los estudiantes se reagrupen nuevamente y pasen a la lucha. Por eso es importante discutir cómo enfrentar este tipo de represión. Lo ideal sería retornar a las clases en las mismas condiciones que estaban antes del 18 de abril, realizar asambleas y expulsar a los cabecillas de UNEN de todas las universidades, pero si no es posible retornar en condiciones de garantías mínimas para los estudiantes, entonces debemos discutir otras formas sobre como reagrupar a los estudiantes, realizando reuniones clandestinas que orienten a los estudiantes que pudieron regresar a clases, para iniciar procesos de resistencia y de reorganización del movimiento estudiantil.