Por Joaquín Achuta

Durante los primeros años del presente siglo, el socialismo del siglo XXI, propagandizado en América latina por Hugo Chávez, se mostraba como  la alternativa política y económica ante la quiebra de los Estados nacionales producto de la aplicación del modelo neoliberal en América Latina. La prueba más inmediata de la crisis del modelo capitalista en el Cono Sur, la tenemos con  la crisis financiera y política de la Argentina de diciembre de 2001, que se generó por la restricción a la extracción de dinero en efectivo a plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorro denominada Corralito. Esta situación de crisis ocasionó grandes movilizaciones y la renuncia de Fernando de la Rúa a la presidencia de la república.

La crisis llegó a un punto insostenible el 29 de noviembre de 2001, cuando los grandes inversionistas comenzaron a retirar sus depósitos monetarios de los bancos y, en consecuencia, el sistema bancario colapsó por la fuga de capitales y la decisión del FMI de negarse a refinanciar la deuda y conceder un rescate. La situación abierta con la aplicación de medidas y la reacción inmediata de las masas alertó a las burguesías nacionales y determinó un giro en la política.

Algo muy parecido sucedió en Ecuador, ya que experimentó a finales de los años noventa del siglo anterior una crisis financiera generalizada, unida a una crisis fiscal, una inflación acentuada y una recesión de la economía, agudizada por una errática política económica por parte del gobierno del presidente Mahuad. En marzo de 1999, el Gobierno congeló los depósitos bancarios para evitar la hiperinflación. A finales de 1999, La popularidad del Presidente Mahuad había caído al 9%. Los problemas económicos, financieros y políticos irresolutos llevaron a masivas protestas que produjeron su salida del poder el 22 de enero del año 2000.

Estos hechos en la realidad social, crearon un enorme descontento entre la población, situación que determinó las condiciones objetivas y subjetivas para el surgimiento de movimientos nacionalistas y populistas que pregonaban la nacionalización de la banca y de la empresa privada. Esta reconversión le permitió a un sector de la burguesía latinoamericana desarrollar sus proyectos de consolidación económica con una política de asistencialismo en ciertas áreas sociales. De igual forma, les aseguró estabilidad política y económica a partir de la aplicación de la política del Fondo Monetario Internacional y de los organismos de crédito.

Para el caso, recientemente la administración de Evo Morales ha sido elogiada por los cambios económicos en Bolivia en los últimos siete años. Estas transformaciones en la economía, “...fueron resaltados hoy por el representante del Banco Mundial en esta capital, Faris Hadad-Zervo. Bolivia alcanzó un cambio económico impresionante, expresó el funcionario a medios locales en conferencia de prensa tras alabar el crecimiento de la economía de este país suramericano en 2011, de un 5.1 por ciento. El promedio de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) fue de 4,5 por ciento en los últimos siete años, mientras el ingreso per cápita creció en casi 20 por ciento en el mismo período, agregó. Hadad-Zervos destacó que las reservas internacionales de Bolivia superaron los 12 mil millones de dólares y subrayó que mientras muchos países sufren la crisis financiera internacional, esta nación amortigua sus efectos con su política macroeconómica y aumenta la inversión pública.”( http://www.prensalatina.cu)

 ¿A qué se debe este crecimiento económico?

El crecimiento de la economía en Bolivia se debe a varios factores. Evidentemente la nacionalización del petróleo y de  los hidrocarburos ha sido fundamental para desarrollar la economía, ya que le ha dado mayores ingresos al Estado y ha incrementado el Producto Interno Bruto. El mismo Evo Morales ha manifestado “…que la economía boliviana mejoró sustancialmente gracias a la nacionalización de los hidrocarburos, y pese a los que decían que otras empresas se irían, enfatizó que "de Bolivia hoy nadie quiere irse". Morales, expresó su satisfacción por los recursos que ha generado la nacionalización en 2006 de las empresas petroleras que operaban en Bolivia tras la privatización de YPFB en los 90.

Morales saludó en la oportunidad el trabajo que realiza la principal empresa del país, la cual tiene un importante desafío: el de consolidar la industrialización de los hidrocarburos en Bolivia.  Por el contrario, el presidente condenó las pérdidas que sufrió el país en la época de las privatizaciones y, por eso, destacó la importancia de controlar los recursos naturales.” http://www.lacapitalmdp.com)

 Otro de los factores que ha incidido en este crecimiento económico es la mayor inversión del Estado, que por cierto ha aumentado en la actual administración “…en más de 4 puntos porcentuales, al pasar de significar el 6,3% del PIB al 10,5%. Una parte muy importante, 1,5 puntos, han sido destinadas por el gobierno de Morales en infraestructuras, una carencia que mina las posibilidades de expansión del país. Según el Banco Mundial, los costos del transporte en Bolivia son hasta 20 veces mayores que en Brasil.”( http://www.publico.es)

  Pero no todo es de color de rosa en Bolivia. Para obtener crecimiento y que las empresas alcancen la rentabilidad necesaria se deben implementar medidas fiscales “…el gobierno de Morales realizó una "reforma fiscal efectiva". Bajó en casi 6 puntos la presión fiscal y aumentó la inversión pública del 6,3% al 10,5% en 3 años. El resultado de esta política, según Weisbrot," se traduce en un incremento de los ingresos para el gobierno en casi un 20% del PIB". Es una cifra "enorme" si se tiene en cuenta que el ingreso medio del Gobierno federal de Estados Unidos en los últimos 40 años ha sido del 18,7% del PIB. "La mayoría de los ingresos provienen del aumento de los ingresos por hidrocarburos y la nacionalización de la industria…”[4]  Esta política de reforma fiscal ha ocasionado distintas reacciones entre los movimientos sociales de Bolivia, razón que ha determinado algunas de las huelgas de los trabajadores estatales con el gobierno.

La huelga médica y los recientes paros

Los cívicos de la provincia Germán Busch de Santa Cruz acusaron a los ejecutivos de Jindal Steel Bolivia (JSB), de la estatal Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM) y al Gobierno de ignorar su pedido de dar solución al conflicto del proyecto de hierro, y anunciaron que declararán huelga indefinida e iniciarán una marcha de 600 kilómetros a Santa Cruz la próxima semana si no hay respuestas. Durante la semana realizaron un paro. Los dirigentes dijeron que el paro de 24 horas de ayer en toda la provincia fue exitoso y que lograron paralizar con bloqueos la frontera con Brasil. “El paro cívico fue total, se suspendieron todas las actividades públicas, privadas, bancarias y comerciales. La conciencia cívica sobre la importancia económica y social del proyecto siderúrgico de El Mutún también permitió bloquear las carreteras, el aeropuerto y las vías férreas, reclamando el cumplimiento del contrato”.

Previo a esta lucha de los trabajadores de la minería, se había manifestado un conflicto con los médicos y trabajadores de salud pública, ya que  exigían la “suspensión” del decreto y una abrogación del decreto 1126 para asegurarse de que no se aplicarán las ocho horas de trabajo en lugar de las seis horas que estaban vigentes hasta que el presidente Morales promulgó la medida, que  ha derivado en esta rebelión de los médicos de Bolivia. Estos movimientos de oposición a la política de ajuste fiscal del gobierno han sido fuertemente reprimidos por el gobierno de Morales. Para el caso, el movimiento de los médicos y estudiantes universitarios fue severamente reprimido por los elementos de la policía.

Por otro lado, el mayor obstáculo una vez se ha suspendido la huelga es que el Gobierno acceda a reconocer los salarios de los médicos y trabajadores huelguistas, que ya fueron suspendidos de pago, y se proceda a devolver los puestos de trabajo a quienes fueron despedidos, especialmente en las ciudades de Cochabamba y La Paz. Asimismo, la actividad de los fiscales encargados de enjuiciar a los huelguistas por omisión de deberes, a aquellos estudiantes bajo cargos de asociación delictuosa y tenencia de explosivos, son temas espinosos en las próximas negociaciones.

En diversas ocasiones el gobierno de Evo Morales, a pesar de autoproclamarse de izquierda ha reprimido fuertemente a los trabajadores en su lucha justa por la defensa de las conquistas sociales. En ese sentido, desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) denunciamos la política de ajuste fiscal del gobierno de Morales y abogamos por la más amplia unidad entre los trabajadores de Bolivia para detener esta política de reajuste fiscal y de inflación generalizada.