Por Eduardo Castillo

El 26 de julio se celebra un aniversario más,  de uno de los actos fundadores de la actual cúpula del Partido Comunista, el asalto al cuartel Moncada.

Casi seis años después, las tropas del M26 entraban victoriosas a La Habana, disolviéndose en lo que posteriormente se convirtió en el partido comunista de Cuba, de orientación estalinista.

Este hecho es de capital importancia para entender los fenómenos que acontecieron en los pasados días y que corren riesgo de repetirse. La protesta legitima del pueblo cubano, tomado en tenazas entre las consecuencias de un embargo económico que perdura desde hace casi setenta años, a lo cual hay que agregarle una política revisionista y reformista que también recae sobre los hombros de las masas. En este contexto, las consignas cansinas y complotistas se quedan cortas ante el inexorable peso de un sistema al borde del colapso para la clase trabajadora y el pueblo.

Las conquistas de la revolución

Sin lugar a dudas unos de los más grandes acontecimientos de la historia de la lucha de clases en Latinoamérica ha sido el triunfo de la revolución cubana y la posterior expropiación de la burguesía. Este hecho ha sido la raíz por la cual, los Estados Unidos y sus gobiernos de todos los matices se han empeñado en mantener las medidas coercitivas contra el pueblo, fundamentalmente.

Esta expropiación le permitió dar un gran salto adelante en materias como la salud, la educación, el deporte y otros aspectos de la vida como la cultura.

Sin embargo, todo esto tenía unas bases muy frágiles. Durante un buen tiempo, la URSS y otros estados obreros de Europa del Este, se convirtieron en un asidero para que la frágil economía cubana pudiera respirar con cierta tranquilidad.

Pero los marxistas analizamos las cosas con la misma rigurosidad con la que un médico debería analizar la condición de un paciente. Y, como en ambos casos, el objetivo es que el paciente se desarrolle y se cure lo más pronto. Si no también existe el deber de diagnosticar los riesgos y en ciertos casos lo inevitable.

En el caso cubano, nos podemos acercar al análisis que hizo León Trotsky sobre la URSS, en el momento en que la burocracia estalinista se amparaba del poder. El viejo, en lugar de dar una opinión basada en un estado de animo se dedicó a escribir un libro para explicar este fenómeno desde la base material hasta las manifestaciones en todos los aspectos de la vida social del nuevo régimen termidoriano.

“El joven Marx escribía dos años antes de El Manifiesto Comunista: “(...) El desarrollo de las fuerzas productivas es prácticamente la primera condición absolutamente necesaria (del comunismo) por esta razón: que sin él sí se socializaría la indigencia y ésta haría resurgir la lucha por lo necesario, rebrotando, consecuentemente , todo el viejo caos. Esta idea no la desarrolló Marx en ninguna parte, y no se debió a una casualidad: no preveía la victoria de la revolución en un país atrasado. Tampoco Lenin se detuvo en ella, y tampoco esto se debió al azar: no preveía un aislamiento tan largo del Estado soviético.”(Trotsky, La Revolución Traicionada).

Estos dos aspectos, el atraso económico más el aislamiento consciente de la revolución que impulsó la burocracia cubana, con la venia de la política de coexistencia pacífica promulgada por el PCUS, han sido determinantes para entender la situación actual.

En el aspecto económico, la revolución cubana estuvo durante treinta años, ligada a las relaciones comerciales con la extinta URSS. Sin este intercambio, la frágil economía de la isla, basada fundamentalmente en el monocultivo de la caña y posteriormente en el turismo, no hubiera podido sobrevivir por mucho tiempo al bloqueo imperialista. La evolución  del PIB es un indicador que ilustra esta realidad. En 1981, el crecimiento del PIB per cápita se ubicaba en un 19% aproximadamente. Una década después, este mismo indicador se encontraba a -16% aproximadamente. La restauración capitalista en los estados obreros le dio un mazazo a los bolsillos del pueblo cubano, conocido como el “periodo especial”. Luego de conocer unos altos y bajos, llegando en el 2006 a su cúspide (12%+-) hasta sumergirse de nuevo en el 2019 a -0,18+-. (fuente Banco Mundial)

Otro factor importante es el de las remesas familiares, que representan el 2% del PIB. El monto bruto de esta suma fue cerca de 2000 millones de USD, los cuales llegan a casi una tercera parte de la población. El origen de estas remesas provienen fundamentalmente de familias cubanas residentes en los E.E.U.U(84%), seguido en forma mínima por los residentes cubanos en España (9%+-) Esta fuente importante de ingresos para miles de familias cubanas se vio dificultado por el restablecimiento de las  sanciones que impuso el gobierno del ex presidente Trump, estableciendo limites trimestrales de envío (1000USD por trimestre) y eliminando la posibilidad de enviar dinero a personas ajenas a la familia. Estas sanciones habían sido eliminadas por el gobierno de Obama con el fin de restablecer las relaciones diplomáticas entre los dos países.

La pandemia del COVID 19 ha venido a poner un problema adicional.

“La economía cubana cayó 11% en 2020, sobre todo por la contracción del turismo, la paralización derivada de la pandemia y las sanciones impuestas por Estados Unidos, informaron el jueves las autoridades.

El viceprimer ministro y titular de Economía, Alejandro Gil, hizo un balance de las finanzas ante los diputados de las unicameral Asamblea Nacional del Poder Popular, que tienen su última sesión del año.

“Aspirábamos recibir este año alrededor de cinco millones de visitantes, pero producto de la pandemia, el cierre de fronteras y el recrudecimiento del bloqueo, el 2020 cierra en el entorno del millón”, dijo el Gil.” (Associated Press, 18/12/2020) Las proyecciones de este funcionario del régimen, las cuales se basaban en un repunte del turismo se vieron esfumarse con  la continuación y agravamiento de la pandemia en los países imperialistas.

Como corolario para las exiguas economías familiares cubanas, el gobierno de Díaz Canales decretó “ el año 0 del reordenamiento económico” un eufemismo para pasar un salvaje plan de austeridad que ataca entre tantos otros aspectos, a las conquistas de la revolución

“Las reformas afectan cada aspecto del presupuesto familiar de Cuba. Las autoridades también han dicho que estas involucrarán una "eliminación gradual de subsidios excesivos y gratuidades indebidas". (BBC 1°/01/2021)

El germen del estallido se anunciaba ya desde este momento cuando un grupo de 200 artistas se opusieran al desalojo de un grupo de jóvenes en huelga de hambre.

Este plan ha hecho que la inflación se haya disparado y que el acceso a bienes de consumo esenciales se imposibilitara para buena parte de la población, sobre todo la que ha vivido en esta economía informal, también desprovista de ayudas familiares del extranjero. El estallido cubano es muy similar a los que se han producido en otras partes del continente como Colombia, Haití y Chile en los últimos tiempos.

La retórica del régimen para tratar de desvirtuar las protestas ha sido la misma que las de otros regímenes, argumentando las teorías complotistas. 

 Un aislamiento “voluntario” de la extensión de la revolución en el continente

Mientras los bolcheviques en 1917 ponían la revolución al servicio de la extensión del proceso revolucionario en Europa Occidental, el PC cubano lo ha orientado de manera opuesta. Su política internacional ha sido menchevique reformista de cabo a rabo, apostando por la extinción de los procesos revolucionarios a lo largo del continente, siendo lo opuesto la mejor manera de romper el embargo y el aislamiento imperialista y como lo dijo el Che, del ministerio de las colonias que representa la OEA. 

Para poner un ejemplo, entre otros, uno de los mayores hitos en la lucha de clases en la región Centroamericana hasta el momento ha sido la caída de la dictadura de Somoza y en el mismo sentido uno de los mayores golpes para nuestra región fue la derrota de esta revolución y la del resto de los países del área con el acuerdo de Esquipulas.

En aquel entonces, el líder de la revolución cubana, pocos días después del triunfo de la revolución nicaragüense decía:

“Por eso a las afirmaciones o a los temores expresados por alguna gente con esas intenciones, de que si Nicaragua se iba a convertir en una nueva Cuba, los nicaragüenses le han dado una magnífica respuesta: ¡no, Nicaragua se va a convertir en una nueva Nicaragua!, que es una cosa muy distinta.

No se miran ellos en nosotros como quien se mira en un espejo, más bien somos nosotros los que nos miramos hoy en ellos como en un espejo, porque nada nos recuerda más nuestras propias luchas, nuestros propios sacrificios, nuestra propia imagen de aquellos tiempos primeros de la Revolución.

No hay dos revoluciones iguales. No puede haberlas. Hay muchas similitudes —como decía— en el espíritu, en el heroísmo, en el combate; pero los problemas nuestros no son exactamente los problemas de ellos, las condiciones en que se produce nuestra Revolución no son exactamente las condiciones en las que se produce la revolución de ellos, incluso en nuestro caso no hubo este frente de que hablaba anteriormente, incluso el imperialismo empezó inmediatamente con sus campañas, sus agresiones; el imperialismo sabía menos, porque el imperialismo algo ha aprendido también. No mucho, pero algo sí. Son condiciones diferentes las características en que se gesta esa lucha, la unidad de todo el pueblo que fue condición indispensable del triunfo, la participación de todas las capas sociales, la organización de diferentes movimientos populares que se unieron y que establece ciertos compromisos, que establece ciertas circunstancias diferentes a las nuestras. Es decir, que no van a ser exactamente iguales, ni mucho menos, las cosas de Nicaragua y las de Cuba.”( DISCURSO FIDEL CASTRO RUZ EL 26 DE JULIO DE 1979).

Defender las conquistas de la revolución para avanzar

La dirección del PC cubano ha demostrado su bancarrota política y metodológica desde hace décadas.

El problema de las libertades democráticas no debe ser pasado por alto dentro de un contexto clasista y revolucionario. Los trabajadores organizados en los sindicatos controlados por el régimen, deben abrirse a una nueva conducción democrática, clasista y luchadora que les permita afianzarse como la dirección de la resistencia ante las medidas de austeridad del régimen de Díaz Canales. Estos sindicatos junto con las organizaciones barriales pueden jugar un papel fundamental para retomar el destino en sus manos y sacarlo de la casta privilegiada de la dirección burocrática del régimen.

La construcción de un verdadero partido revolucionario es urgente para no ceder al chantaje imperialista y a las fuerzas restauracionistas dentro del régimen y del exilio, que anhelan volver a las condiciones de antes de 1959. La lección de la caída de los estados obreros debe ser analizada por los luchadores cubanos. La restauración capitalista conducida por los burócratas estalinistas reconvertidos en gerentes y nueva burguesía, no han hecho mas que recetar miseria y explotación despiadada a los trabajadores y el pueblo. Todo esto con el concurso de la burguesía imperialista que babea por retomar la joya del Caribe a unos cuantos kilómetros del centro imperialista mundial.