Por: León Castañeda
La lucha feminista en la UNAM, como blanco de la agenda reaccionaria de los medios de comunicación masiva en Latinoamérica, es una de las claras manifestaciones del temor de las burguesías latinoamericanas a la profundización de la lucha de clases.
Para este jueves, 14 de noviembre, se realizó la convocatoria para realizar la marcha contra el acoso y violencia contra la mujer y la diversidad, acción que fue acompañada por la toma de un paro de labores, toma de instalaciones de los planteles 3, 6 y 9 de la Escuela Nacional Preparatoria -ENP-, además de las 3 facultadas cerradas indefinidamente desde una semana atrás. Esta acción terminó frente la rectoría de la UNAM donde el estudiantado manifestó el repudio por los hechos de violencia que se acontece en la universidad y donde simbólicamente se quema la bandera de México en la entrada de las instalaciones.
El papel de los medios de comunicación ha sido clave, jugando a satanizar la lucha que emerge desde sectores que un sistema patriarcal ha pisoteado sistemáticamente. Utilizando como vieja arma el conservadurismo y nacionalismo mexicano, los cuales son casi intrínsecos dentro del contexto cultural. El objetivo es parecido al que observamos en la USAC para la toma universitaria: poner a buena parte de la población estudiantil a confrontar la vanguardia que lucha por mejores condiciones y su dignidad universitaria. La estrategia más rancia de los medios y, probablemente, la que más ha funcionado a lo largo de décadas de manipulación mediática. 
Los argumentos de los medios, principalmente, eran ‘’vándalos encapuchados rayan las paredes y queman la rectoría’’, utilizando así el amarillismo para captar a la audiencia, además de retenerla victimizando a las autoridades universitarias, quienes públicamente llamaron a manifestaciones pacíficas. Una cobarde estrategia claramente negociada para lavarse las manos y ahorcar mediáticamente las medidas de hecho. La resistencia estudiantil será dominante, siempre y cuando las contra estrategias sean planificadas, comprendidas y consensuadas desde las asambleas con las bases estudiantiles. Nada es un hecho aislado, es momento de contrarrestar el juego de la rectoría. La creatividad estudiantil marcará el camino hacia la vanguardia de pensamiento, dentro del imaginario colectivo.