Por Héctor Moraga.

2020 sería un año decisivo para la resistencia nicaragüense, quienes, durante los últimos dos años desde el inicio de las protestas sociales, continúan exigiendo como principal demanda la salida del régimen del poder, y la de sus colaboradores, de los puestos de gobierno en el Estado. En este año se consolidarían los esfuerzos organizativos de la oposición por unificar un solo frente electoral que lograse derrotar a Ortega en las próximas elecciones de 2021.

Sin embargo, como si se tratase de una realidad paralela, el virus COVID 19 se extendía vorazmente por todos los rincones de Europa y Asia, llevándose consigo cientos de miles de vidas de manera incontrolable, y en el peor de los casos, de manera incalculable. Este dimensionamiento encendió irrevocablemente todas las alertas sanitarias existentes en nuestra región, en todos los países menos uno. Nicaragua.

Gobiernos como los de Carlos Alvarado en Costa Rica y Nayib Bukele en El Salvador, decretaron de forma temprana políticas de distanciamiento social y restricciones de circulación ciudadana, cerrando incluso sus fronteras terrestres. Mientras tanto en Nicaragua, el gobierno continúa infravalorando la gravedad de esta pandemia y de sus consecuencias en el corto plazo.

Desacatando las recomendaciones de la OPS/OMS, Rosario Murillo, de quien actualmente desconocemos su paradero, ha convocado a trabajadores del estado bajo la bandera de su partido a participar de concentraciones públicas, promoviendo un ambiente de normalidad. Ortega, por su parte, continúa desaparecido en el ejercicio de su cargo.

Autoridades universitarias se niegan a suspender clases

Tal cual a como se formulan las criminales políticas "anti sanitarias" desde la secretaría de El Carmen, estas son implementadas al pie de la letra por parte de las autoridades universitarias de las universidades públicas. Estos evitaban referirse al tema, omitiendo por completo cualquier medida de prevención temprana al ser la universidad uno de los centros de más alto riesgo de transmisión y contagio del virus, según expertos.

No fue sino hasta una semana antes de la confirmación del primero de los casos de COVID 19 por parte del Ministerio de Salud (MINSA), que la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) implementó medidas como la instalación de dispensadores de jabón en los accesos del recinto, y un control térmico al momento de ingresar al mismo. Con esto me permito enfatizar de que la UNI nunca antes había dispuesto de jabón lavamanos ni elementos de higiene en sus unidades sanitarias. Por lo cual, la adopción de esta medida no refleja más que la precariedad con la que vive la comunidad universitaria; y la negligencia sanitaria como política de Estado.

Ante el silencio de las autoridades universitarias, los estudiantes por si mismos coordinaron, una vez más, la desobediencia académica como método de presión a los órganos de poder, optando por recibir clases en la modalidad virtual y no presencial. Por su parte, las y los trabajadores y docentes de las universidades, al no contar con una disposición institucional de suspensión de clases, estos se ven en la obligación de continuar sus labores diarias dentro de los recintos, exponiéndose de esta forma a un aumento de las probabilidades de contagio por el virus.

La crisis de la autonomía universitaria

A pesar de que las Universidades Públicas continúan asumiéndose autónomas, podemos ver como sus operarios políticos disponen a voluntad de la familia Ortega-Murillo su propia gobernanza. Esta ausencia de autoridades competentes no hace más que ahondar la grave crisis institucional que enfrentan estos centros de estudio desde 2018, cuando el Estado mismo ordenó masacrar estudiantes, en complicidad con las rectorías de cada institución.

No es la primera vez que las universidades permiten matanzas dentro de sus recintos. Hace dos años fueron armas de alto calibre, hoy, el arma (de ellos) es biológica. Silenciosa, implacable, pero sobre todo mortal. Si las universidades públicas tuviesen autonomía plena, medidas de prevención temprana hubiesen sido implementadas; las clases estuviesen suspendidas desde hace mucho.

Es alarmante la capacidad de control político del Frente Sandinista en funcionarios de la universidad y en estudiantes adeptos a este partido, a tal grado verse en la incapacidad de dimensionar esta emergencia sanitaria y que, por el contrario, desacrediten a quienes abogan por tomar medidas preventivas.

En universidades como UNAN-Managua se han registrado amenazas provenientes de miembros de UNEN, la estructura estudiantil cooptada por el FSLN, hacia estudiantes que no se han presentado a clases por salvaguardar su salud. Si hablamos de las consecuencias de la politización y partidización de las instituciones de educación superior, claramente esta es una de ellas.

En Costa Rica, la UCR y el Tecnológico Nacional han desarrollado modelos de respiradores mecánicos de bajo costo, así como protectores faciales de fácil ensamblaje, los cuales están poniendo a disposición de sus autoridades en salud. Es así como las universidades de este país están colocando toda su capacidad para evitar el desabastecimiento en tanto equipos médicos, como en insumos para los test de coronavirus.

Ambas realidades son contrastantes, y a su vez nos demuestran que el retroceso al que nos enfrentamos tanto en educación como en salud, nos costará muchas vidas, lamentablemente. Tal parece que el objetivo del gobierno es lograr la infestación masiva de un pueblo, el mismo pueblo que ya no pueden gobernar.

Ante la negligencia del Estado, multiplicar la resistencia ciudadana

Según el "Comité Científico Multidisciplinario para el abordaje del coronavirus", grupo conformado por médicos especialistas y expertos, en su comunicado número 2 recomiendan "...cerrar inmediatamente los centros escolares y universitarios, esto con el propósito de alcanzar un 25% de reducción de la tasa de crecimiento de nuevos casos.". Disposición que las autoridades escolares y universitarias omitirán sin duda alguna.

Las autoridades de salud en Nicaragua se niegan a realizar estos test mientras los pacientes no hayan desarrollado síntomas. De esta manera el MINSA, único autorizado para realizar estas pruebas, omite la característica asintomática que presenta el virus en su etapa de incubación.

Por otro lado, la ausencia del gobierno ante la prevención de la pandemia ha dado pie a que la ciudadanía misma sea quien lidere sus propios esfuerzos que contrarresten la propagación de esta. Sin embargo, sin las políticas de Estado apropiadas, a largo plazo todo esfuerzo nos es insostenible.

¿Cómo el Estado de Nicaragua pretende combatir esta pandemia sin siquiera realizar esfuerzos por detectarla con antelación? ¿Seguirá siendo capaz el gobierno de Ortega de exponer a un país entero sin inmutarse si quiera?

La respuesta a esta última pregunta la hemos vivido en carne propia, en más de una ocasión.


Por Victoriano Sanchez

Este 18 de abril se cumplirán dos años de la gloriosa insurrección popular que puso de rodillas a la dictadura Ortega-Murillo, y la obligó a mostrar su naturaleza asesina y genocida.

En este periodo la dictadura ha logrado imponerse por la represión criminal, obligando a las masas a retroceder, dispersando la resistencia popular. Pero la principal causa del retroceso se debe, no solo a la represión, sino al hecho que la oposición no ha logrado convertirse en una verdadera opción política.

Las locuras de la dictadura

En esas circunstancias, la pandemia del coronavirus ha venido a cambiar la situación política, empeorando las condiciones para la lucha. No solo debemos cuidarnos de la policía asesina que patrulla las calles, sino que ahora debemos cuidarnos de un asesino silencioso, sin rostro, que esta matando decenas de miles de personas en todo el mundo.

La repuesta de la dictadura Ortega-Murillo a la pandemia, ha sido una locura completa. En vez de aplicar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el distanciamiento social y la cuarentena generalizada, en sentido inverso, la dictadura ha ordenado lo contrario: organiza marchas, fiestas y concentraciones populares.

Pareciera que estas “locuras” de la dictadura, esconden un frio calculo para que se instale la pandemia, que comience la mortandad (como ha ocurrido en Guayaquil, Ecuador), para en medio del enorme caos social que se generaría, aparecer como el único gobernó capaz de mantener un mínimo orden, por la fuerza de las armas.

Además, la dictadura esta aprovechando la pandemia para que los gobiernos que la han sancionado, le levanten las sanciones económicas, bajo el pretexto de que es necesario la “ayuda humanitaria”.

La respuesta estéril de la oposición

La pandemia ha acentuado la desmovilización popular. Predomina un natural sálvese quien pueda. En ese contexto, la oposición ha dado una repuesta equivocada a la nueva situación política. En un primer momento, tanto la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), como la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), principales agrupaciones fundadoras de la llamada Coalición Nacional (CN), se concentraron en una campaña mediática a favor de lavarse las manos y de quedarse cada quien, en sus casas, es decir, a favor de la cuarentena que la dictadura se niega a decretar.

El problema de esta política es que contribuye a dispersar y debilitar aún más la resistencia popular. Se pierde el horizonte de la lucha política, en momentos en que se avecina una catástrofe nacional, que es cuando la oposición debería estar mas activa, indicando al pueblo cual debe ser el camino a seguir. La campaña mediática a favor de lavarse las manos y quedarse en casa, refleja una concepción y métodos propios de ongs.

Incluso, en el seno de estas agrupaciones surgieron voces, como la de Félix Maradiaga, llamando confusamente a una “tregua” para enfrentar la pandemia. Ante los ataques en las redes sociales, Maradiaga se retractó y se golpeó el pecho en público. No obstante, este llamado reflejó la enorme preocupación de los empresarios y los realineamientos dentro de la oposición.

La Coalición Nacional se esfumó

Tanto la ACJD como la UNAB sacaron posiciones publicas diferentes. La CN como tal desapareció en esta coyuntura, lo que indica que es un proyecto pegado con saliva, que fue creado para ocultar, bajo la bandera de la unidad, las debilidades propias de la oposición. Como muestra un botón. El Partido Liberal Constitucionalista (PLC) salió con una posición propia, presentando un proyecto de ley para reformar el presupuesto general de la república, y destinar 1,600 millones de córdobas para combatir los efectos económicos de la pandemia.

La UNAB, después de una intensa discusión interna, modificó su posición inicial, y comenzó a enarbolar propuestas económicas, para mitigar los efectos de la crisis económica que tiende a causar enormes conmociones sociales.

Las cámaras empresariales se separan

Nicaragua ya lleva tres años en recesión económica. Una agudización mayor de esta crisis, aterroriza a los empresarios. Por eso el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), emitió un solemne Mensaje a la Nación, analizando la gravedad de la crisis y solicitando lo siguiente:

“(…) Pedimos al Gobierno y a todos los sectores de la sociedad, a la Iglesia y las comunidades del país, que trabajen unidos y de forma coordinada en preparación para afrontar este mortal virus. En este momento hay que pensar en salvar vidas y dejar a un lado diferencias de cualquier índole.

Solicitamos a los organismos internacionales que consideren liberar recursos ya comprometidos con el país para dedicarlos a las prioridades de la pandemia, y aumentar el acceso de Nicaragua a mayores recursos conforme la pandemia lo demande, por razones humanitarias y socioeconómicas (…)”. (La Prensa 31/03/2020)

Ese mismo día, un editorial del diario La Prensa bendijo la propuesta del INCAE:

“(…) La propuesta del INCAE es excelente, sin duda. Unida a las que han presentado otros sectores de la sociedad civil y académica (…) podría configurar una formidable estrategia de unidad nacional para enfrentar con mejores posibilidades de éxito la amenaza del coronavirus y salir de esta con el menor daño humano, social y económico posible (…)”. (31/03/2020)

Dos días después, las cámaras empresariales, sin decirlo publicamente, se separaron de la CN. El Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (AMCHAM) y el centro de pensamiento conocido como Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES), suscribieron “(…) el llamado hecho por INCAE el día 31 de marzo de 2020 a trabajar unidos y de forma coordinada para afrontar el virus para que el impacto nacional sea el menor posible. (…) Esta es una situación de interés de todos los nicaragüenses, sin distingo de edad, género, religión u opción partidaria. (…) Aún estamos a tiempo para tomar las medidas necesarias. En un segundo pronunciamiento estaremos comunicando las medidas que consideramos deben implementarse de inmediato. (…)”

La enésima muerte de Daniel Ortega

Este viraje suave de las cámaras empresariales, buscando desesperadamente un acercamiento discreto con la dictadura, para supuestamente combatir eficazmente la pandemia, no fue percibido por la población, porque la noticia de la supuesta muerte de Daniel Ortega ocupó la atención.

No es la primera vez que, en momentos de crisis, se corre el rumor que Daniel Ortega ha muerto, por el hecho de no aparecer en público. En realidad, Daniel Ortega ha muerto para la mayoría de la población, cuando ordenó la masacre de estudiantes en abril del 2018 y la posterior represión contra los tranques.

Las cámaras empresariales no han sacado todavía el segundo pronunciamiento, sencillamente porque están negociando secretamente con la dictadura, las medidas económicas que se deben aplicar.

No es una exageración afirmar que la dictadura no ha querido aplicar una sola medida en el ámbito económico, precisamente porque no quiere malograr este acercamiento con las elites económicas y financieras del país.

Golpe a las maquilas

Tres años de recesión económica y la pandemia en ciernes, ya esta pasando factura contra la clase trabajadora. Desde el 2018 hasta la fecha se han perdido casi 100,000 puestos de trabajo en el sector servicios, especialmente en turismo.

Pero la parálisis de la economía mundial, tiene un efecto directo sobre las maquilas nicaragüenses. El pasado 24 de marzo, la Central Sandinista de Trabajadores (CST), Confederación Sindical de Trabajadores José Benito Escobar (CST-JBE), Confederación de Unificación Sindical (CUS) y Confederación de Unitaria de Trabajadores (CUT), firmaron con la patronal de Zonas Francas, los siguientes acuerdos:

(…) 1.- Otorgar permisos laborales con goce porcentuales de salarios. 2. Otorgar anticipo a cuenta de vacaciones. 3. Reducir jornadas de trabajo (aminorando el número de días o bien las horas laborables diarias). 4. Realizar actividades laborales a distancia o teletrabajo, a través de redes de comunicación interconectadas. 5. Realizar suspensiones temporales de contrato de trabajo al amparo del arto. 38 C.T. 6. Usar cualquier otra buena práctica que la empresa considere conveniente, siempre y cuando los trabajadores estén de acuerdo, como por ejemplo; anticipo de antigüedad, paquetes alimenticios y otras. (..)”

Aunque los acuerdos se refieren siempre a contar con la voluntad de los trabajadores, en los hechos no es así. Una buena parte de los trabajadores de Zonas Francas han sido enviados a sus casas a cuentas de vacaciones, es decir, la cuarentena es pagada por los propios trabadores, con el riesgo que se agota el plazo de las vacaciones y la pandemia continúe.

El Movimiento Maria Elena Cuadra (MEC), una ong que trabaja en zonas francas,  ha realizado un monitoreo, después de dicho acuerdo, dando  a conocer los resultados: “(…)  1.- 49,895 enviados bajo el concepto de vacaciones. 2.- 9.700 bajo la modalidad de permiso especial, con el pago del 50% del salario mínimo 3.- bajo la modalidad de Suspensión Colectiva con el artículo 38 del Código Laboral: 3,000 trabajadores suspendidos. 4.- despedidos con el art 45 del Código Laboral: 2,155 trabajadoras/es. (…)”

Se requieren mayor beligerancia de la oposición

En los últimos días, la UNAB ha superado el impasse y ha estado mucho más activa, demandando al Estado lo siguiente:

1.- Liberación total de todos los presos. (…) 6.- Reforma presupuestaria y reasignación de recursos de la cooperación internacional para uso prioritario, así como asegurar equipos de protección para el personal sanitario. (…) 7.-     Transparencia de los recursos nacionales o donaciones. (..) 8.-  Acceso y difusión de los datos de la pandemia. Acceso a la información pública es un derecho consignado en la constitución y ley correspondiente. (…) 10.- Suspensión del pago de los servicios de agua potable y energía para los sectores de menor consumo, no se debe suspender estos servicios básicos por falta de pago, también se debe asegurar la distribución del agua en barrios y municipios que no tienen acceso. (..) 12.-    SIBOIF debe autorizar el congelamiento inmediato y momentáneamente el pago de préstamos, hipotecas y tarjetas de créditos y prever un mecanismo para diferir los montos atrasados a lo largo de varios meses sin recargo en las tasas de interés”.

Estos puntos deben ser apenas el inicio de elaboración de un programa de lucha, de propuestas y exigencias, para mitigar los efectos de la crisis y la pandemia, pero que al mismo tiempo conviertan a la oposición en una real opción de poder


Por Victoriano Sánchez

La forma en que la dictadura Ortega-Murillo está haciendo frente a la pandemia de coronavirus, ha dejado impávidos a todos. En el mundo, China, Italia, España, Corea, Estados Unidos e Inglaterra, se han visto obligados a decretar cuarentenas parciales y totales, para contener la pandemia. Los gobiernos de América Latina han tenido que hacer lo mismo, incluyendo a Cuba, a pesar de su frágil situación económica. Pero la dictadura en Nicaragua camina en sentido inverso, desafiando al virus con los pulmones abiertos.

¿A qué se atienen?

En Nicaragua, como todos sabemos, la dictadura Ortega-Murillo actúa bajo un hermetismo completo, en conspiración permanente contra el pueblo, sin dar a conocer sus políticas, para que no sean cuestionadas o criticadas.

La dictadura no suspende clases ni decreta una cuarentena obligatoria, como recomiendo la Organización Mundial de la Salud (OMS) porque teme profundamente que una paralización pasiva de las actividades económicas se convierta rápidamente en un paro nacional activo, indefinido. Intenta, a cualquier costo, dar la apariencia de normalidad.

La dictadura Ortega-Murillo es el único gobierno del mundo que no ha tomado una sola medida para aliviar las consecuencias económicas, ya no digamos de salud, que inevitablemente terminarán golpeando a las masas populares empobrecidas- ¿saben por qué? Porque no quiere perjudicar ni asustar a los empresarios. Se hace de la vista gorda, para que estos resuelvan el problema de la mejor manera posible, sin intervención del Estado. Tomar medidas económicas en esta coyuntura, provocaría una ruptura de los tibios acercamientos políticos entre los antiguos aliados.

Cautela de los empresarios

El Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) se ha limitado llamar al “gobierno que implemente a lo inmediato una campaña educativa para crear conciencia en la ciudadanía sobre la importancia del lavado de manos, y tomar las medidas oportunas para evitar su propagación, proteger a las personas y trabajadores de la salud, y salvar vidas, y evitando tomar acciones que frenen la actividad económica”. (12/03/2020)

Por su parte, la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (AMCHAM), fue un poco más allá:Exigimos que el gobierno explique en detalle su política y actúe con carácter de urgencia para combatir la propagación de la pandemia en el país”. (22/03/2020)

Los empresarios están cautelosos, no quieren hacer olas y están preocupados por el enorme huracán que se avecina.

La posición de la ACJD y la UNAB.

En un comunicado, la cúpula de la UNAB se limitó a recomendar la aplicación de las medidas de higiene propuestas por la OMS, a “cerrar temporalmente el tráfico de personas en las fronteras terrestres, marítimas y aéreas: suspender las clases, y tomar medidas de distanciamiento social, cancelación de eventos culturales y deportivas. (…) Los empleadores privados reforzar sus medidas de higiene y valorar el teletrabajo, los casos en los que no se pueda por las características de los cargos, hacer turnos diferenciados con el fin de evitar aglomeraciones de personas”. (18/03/2020) ¡Ni una sola palabra de exigencia a la dictadura!

Por su parte, la ACJD planteó tímidamente: “Suspender clases y actividades recreativas, cerrar temporalmente las fronteras (…) disminuir las tarifas de agua, energía eléctrica y los precios del combustible, conforme la reducción de los precios del petróleo y suspender por tres meses los cortes de servicio de agua y energía eléctrica domiciliares, prorrogar el cobro del Impuesto de Bienes Inmueble (IBI) por tres meses, (…) congelar temporalmente el cobro de los créditos hipotecarios, personales, tarjetas de crédito, capital de trabajo y de emprendimiento a familias con personas afectadas. Crear Programa de respaldo a las empresas para sostener los empleos. (20/03/2020)

Para sorpresa de muchos, en esta ocasión la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), al menos en el papel mantuvo una posición mucho más avanzada que la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB). Pero es, como se dice popularmente, un saludo a la bandera.

Los comunicados de la ACJD y la UNAB son papel mojado sino reflejan políticas para movilizar a la población. Ambas se han limitado a ser cajas de resonancia de las orientaciones de la OMS, sin tener políticas propias. La campaña “quédate en casa” impulsada por la ACJD y la UNAB es parcialmente correcta, porque necesitamos frenar la expansión del virus, pero la enorme debilidad de la oposición quedó reflejada en el hecho que no plantean una solución inmediata a los problemas económicos relacionados con la estabilidad laboral, la defensa de las pocas conquistas laborales, etc.

Lo mas grave es que se olvidan de la enorme masa de gente que trabaja por cuenta propia, que vive el día a día, y que no tiene ingresos para hacer frente a la pandemia.

Tenemos que exigir a la dictadura el otorgamiento de una renta básica para estas personas, la que se puede financiar con impuestos progresivos a los banqueros y las grandes empresas rentables.


Por Diego Lynch

Las transnacionales que operan en América Latina son maquilas que explotan a sus trabajadores y se enriquecen a costillas del arduo trabajo que estos realizan, a cambio de salarios que no logran cubrir las necesidades básicas de una familia. En esta ocasión, la transnacional WALMART está mandando al desempleo alrededor de unas mil quinientas personas, que son sustentos de sus respectivas familias.

WALMART Nicaragua ha anunciado la implementación de un nuevo modelo de contratación conocida como “promotoría eficiente”, que consiste en contratar nuevo personal para realizar trabajos que impulsan las ventas en los supermercados; no obstante, conforme al nuevo modelo, todos las promotoras o impulsadoras que actualmente trabajan a través de empresas de tercerización, pasarían al desempleo. No serian contratados por Wallmart.(TN8; 2 de marzo del 2020).

La lucha de los trabajadores de Wallmart refleja el enorme descontento social existente en Nicaragua, y ocurre después de la lucha triunfante de los obreros de la construcción.

Desconocen a trabajadores y ratifican desempleo

Richard Lugo Chamorro, Gerente de Asuntos Corporativos de WALMART, brindó cínicas declaraciones a los medios de comunicación, sobre el tema: “Yo no sé quiénes son las personas que están afueraWalmart no está despidiendo absolutamente a nadie. Esas personas no trabajan para Walmart, es todo lo contrario, estamos contratando a personas (…) Estamos pidiendo a los promotores que apliquen. A nosotros nos sale mucho más fácil encontrar personas que tienen experiencia en este sector; son bienvenidos, a mí me interesan que ellos apliquen. Les estamos dando la oportunidad de que tengan todos los beneficios de Walmart y se les paguen sus horas extras”, destacó Chamorro”. (100% noticias; 2 de marzo del 2020).

La otra cara de la moneda

Por su parte, los trabajadores que desempeñan labores en los supermercados Maxi Pal, Pali y la Unión, el día lunes dos de marzo del 2020 realizaron un plantón de protesta en las afueras de la oficina de WALMART Nicaragua, expresaron su rechazo ante las decisiones tomadas por dicha empresa y desmintieron las palabras expresadas por Richard Lugo Chamorro.

 Sergio Leiva, quien ha trabajado nueve años en supermercados, nos da su punto de vista: “Sus mismos trabajadores se quieren pasar a nuestras marcas, porque ellos miran el abuso que ellos tienen en horarios, donde los hacen trabajar muchas horas de más. Cuando los gerentes y los distritales hacen supervisión los hacen trabajar hasta las 3 de la mañana y los engañan con sándwich y gaseosa”. (TN8; 2 de marzo del 2020).

Lugo Chamorro justifica el nuevo modelo de contratación, por la necesidad de consolidar las ganancias de la empresa: “Según un análisis que hemos hecho, las ventas de las tiendas se incrementan a partir de las cinco de la tarde y los fines de semanas y resulta que se han encontrado que las góndolas no están surtidas a cómo deben estar, y esta precisamente será la función del personal que van a contratar”: (La Prensa; 2 de marzo del 2020)

La Complicidad del Gobierno

El Gobierno de Daniel Ortega ha manejado siempre un doble discurso populista con el cual pretende engañar a la población y a la masa laboral, asegurando ser el gobierno de los pobres, socialista y defensor de los derechos humanos y de los trabajadores.

Por un lado, critican la política capitalista de los empresarios y por otro pactan con ellos y permiten que estos violenten los derechos de los trabajadores. El Ministerio del Trabajo, quien se encarga de regular a todas las empresas, no ha hecho nada en pro de los trabajadores que corren el riesgo de ir al desempleo; lejos de garantizar un trabajo y salario digno, ha dejado en indefensión a todas estas personas, y con el riesgo de sentar un mal precedente

Según uno de los protestantes, el Ministerio del Trabajo les expreso que no pueden hacer nada, que WALMART está en todo su derecho, dejando a un lado los derechos de los trabajadores. (La Prensa; 2 de marzo del 2020)

Trabajo estable y salario digno

Es momento de exigir al Gobierno y a los Empresarios que el derecho a un trabajo y un salario digno. Los actuales trabajadores que laboran para Wallmart desde empresas tercerizadas no deben verse afectados en sus conquistas laborales.

Por un trabajo estable y salario digno que se equipare al porcentaje del salario mínimo a nivel de Centroamérica, llamamos a los sindicatos a nivel nacional a solidarizarse con esta lucha justa y a la unidad laboral; hoy es WALMART y mañana este mismo problema puede ocurrir en otras empresas


María Fernanda Flores, esposa de Arnoldo Aleman, diiputada del PLC, en el acto del 25 de Febrero del 2020

Por Victoriano Sánchez

Después que la dictadura Ortega-Murillo logró aplastar militarmente a la insurrección cívica desarmada, a finales de julio del 2018, los diferentes grupos de oposición han venido cambiando lentamente sus consignas. La demanda de elecciones anticipadas ha sido tirada al olvido. La exigencia de justicia ha sido relegada hasta un posible cambio de gobierno.

En el transcurso del duro año del 2019, la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), marcó la pauta planteando que la salida era electoral y que por lo tanto debía constituirse una “gran coalición nacional” contra la dictadura. La Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) renunció a encabezar la construcción de una nueva fuerza política y terminó adoptando la posición originalmente plateada por la ACJD, frustrando a muchos activistas.

Partidos “zancudos”

Pero la construcción de la anhelada coalición nacional no ha sido tarea fácil, debido a que la dictadura había destruido al sistema de partidos políticos, ilegalizando a los verdaderos opositores, y convirtiendo en satélites suyos, en mayor o menor grado, al resto de partidos, comenzando por el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de Arnoldo Alemán.

Entonces, si la mayoría de los partidos son “zancudos”, ¿con quienes se va a constituir la coalición nacional? Esa es la gran interrogante que nadie puede resolver. Obviamente, algunos partidos que han sobrevivido de manera oportunista, doblando el cuello ante Daniel Ortega, intentan distanciarse, pero no logran conquistar la confianza de la población. Este es un obstáculo real.

Dos comunicados

El primer llamamiento para constituir la Coalición Nacional se produjo el 17 de Enero del 2020. La ACJD y la UNAB firmaron un comunicado que, en su parte medular, planteó lo siguiente: “(…) El primer paso que estamos dando para esta reconstrucción es unirnos todos sin exclusión para repotenciar esta lucha. El segundo paso fundamental es impulsar las reformas electorales que nos permitan una vida mejor para que cívica y democráticamente, podamos acceder a la comida, salud, educación y seguridad social. El tercer paso es hacer un llamado a todos los nicaragüenses a sumarse a esta Coalición Nacional”.

Y se fijó la fecha del 25 de Febrero de 2020, fecha del 30 aniversario de la derrota electoral del FSLN  a manos de la Unión Nacional Opositora (UNO) en 1990, para constituir al fin la famosa coalición. Hubo muchas expectativas en la población, desesperada por los altos niveles de represión de la dictadura.

Llegó la fecha señalada pero la Coalición Nacional no se produjo, en sustitución fue firmado un segundo comunicado, en el mismo sentido del anterior, llamando otra vez a conformarla Coalición Nacional, aunque este vez firmaron además de la ACJD y la UNAB, el PLC de Arnoldo Alemán, el partido indígena YATAMA, antiguo aliado de la dictadura, el Partido Restauración Democrática (PRD) de reciente creación y cuya fuerza electoral no es conocida, el movimiento Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), que agrupa a disidentes  excontras, y el Movimiento Campesino (MC), liderado por Medardo Mairena.

El FDN y el MC son fuerzas campesinas emergentes, pero muy desconfiadas de los partidos tradicionales que la ACJD y la UNAB se ha propuesto juntar en la Coalición Nacional. La construcción de la Coalición Nacional no es tarea fácil por el choque de intereses entre los diferentes grupos.

Para no desilusionar al pueblo por las expectativas creadas, en el comunicado del 25 de febrero de 2020, los firmantes se comprometieron a lo mismo: a luchar unidos, a compartir puntos de vista comunes y bla, bla, bla.

¿Mas de lo mismo?

Los firmantes no dijeron que el PLC ha condicionado su participación hasta conocer como funcionaria internamente la Coalición Nacional. El PLC esta ávido de legitimidad política, firma comunicados, pero ha dicho claramente que necesita saber como se tomaran las decisiones. Evidentemente, quiere conocer como se escogerán los candidatos y cuál sería su porcentaje.

El Partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), una corriente liberal que en dos ocasiones ha sido ilegalizada por la dictadura, ha dicho que participará hasta conocer el funcionamiento de la coalición. Por su parte, YATAMA envió a una representación que no forma parte de su dirección y aclaró que tomarán una decisión final hasta finales de marzo.

La presencia de fuerzas “zancudas”, o colaboracionistas, como el PLC, YATAMA, y en menor medida el desconocido PRD, encienden las señalas de alarma y de desconfianza política en importantes sectores de la población, introduciendo incertidumbre en torno al futuro de la coalición, muy probablemente estalle a corto plazo.

No cabe la menor duda que la llamada Coalición Nacional todavía no existe como tal, está pegada con saliva. No existe acuerdos políticos o programáticos que la sustenten.

Más artículos…

Hemeroteca

Archivo