Economía


Por José René Tamariz

El economista Nouriel Roubini, plantea que si “Por desgracia, incluso si el resultado de la gran recesión de este año fuera una deslucida recuperación en forma de U, diez ominosas y peligrosas tendencias indican que en algún momento de esta década habrá una mayor depresión en forma de L.” (La Nación, 4 de mayo de 2020). Hace poco tiempo, Roubini, había sostenido que la recesión económica provocada por la covid-19 se iba a producir en forma de I, pero ahora sostiene que tendrá forma de L. Por tanto, sus planteamientos los debemos tomar como elementos para el análisis, pero no como definitivos y totalmente ciertos. Según este economista esas “diez ominosas y peligrosas tendencias” son las siguientes:

1) La deuda pública y el default. Asimismo, señala que “los niveles de deuda del sector privado también se volverán insostenibles, lo que puede llevar a una catarata de impagos y quiebras”.

2) La bomba de tiempo de la demográfica en las economías avanzadas. La crisis sanitaria actual ha demostrado que “es necesario asignar mucho más gasto público a los sistemas sanitarios, y que la atención médica universal y otros bienes públicos relevantes son necesidades, no lujos”. Por tanto, señala que el financiamiento de esos servicios de salud y seguridad social aumentará las deudas de ellos.

3) El riesgo creciente de deflación. La profunda recesión económica está provocando “un inminente exceso en los mercados de bienes (máquinas y capacidad productiva no utilizadas) y mano de obra (desempleo a gran escala), además de impulsar un derrumbe de precios de materias primas como el petróleo y los metales industriales…”

4) Pérdida del valor de la moneda. Plantea que para “evitar la depresión y la deflación, los Gobiernos deberán apelar al déficit fiscal monetizado”. Al final, debido a la desglobalización y el proteccionismo se hará “inevitable la estanflación”.

5) Disrupción digital de la economía en general. Debido a los millones de desempleados en el mundo “las disparidades de ingresos y riquezas de la economía del siglo XXI se profundizarán”. Esto conllevará a que muchas empresas de los países desarrollados repatrien producción de países en vías de desarrollo. Sin embargo, esa tendencia va a acelerar la automatización, generando a la baja de los salarios en las economías desarrolladas, así como “el populismo, el nacionalismo y la xenofobia”.

6) La desglobalización. Señala que la “pandemia está acelerando tendencias ya muy avanzadas hacia la balcanización y la fragmentación”. También sostiene que “El mundo posterior a la pandemia se caracterizará por restricciones más estrictas al movimiento de bienes, servicios, capital, mano de obra, tecnología, datos e información”. Dice que este proceso ya está aconteciendo en algunas áreas como la farmacéutica, equipamiento médico y alimentario.

7) Aunque no específica la séptima tendencia considero que hace referencia a que “La avanzada antidemocrática reforzará esta tendencia (…) En condiciones de mayor incertidumbre económica, habrá un fuerte impulso a echar la culpa de la crisis a los extranjeros…”.

8) El enfrentamiento geoestratégico entre los Estados Unidos y China. Este enfrentamiento viene desde hace tiempo con la guerra comercial y tecnológica. Sin embargo, se ha acentuado con la pandemia debido a que Trump responsabiliza a China del surgimiento y desarrollo de la enfermedad covid-19. Ese desacople “Para peor… creará condiciones para una nueva guerra fría entre Estados Unidos y sus rivales, no sólo China, sino también Rusia, Irán y Corea del Norte”.

9) Roubini tampoco enumeró el elemento nueve. No obstante, considero que se refiere a la cuestión tecnológica. Según él “Como la tecnología es el arma clave en la lucha por el control de las industrias del futuro y en el combate de la pandemia, el sector privado estadounidense quedará cada vez más ligado al llamado “natural-security-industrial complex” (cultura del secreto en Washington”.

10) Disrupción medioambiental. En este punto, Roubini, plantea que las diferentes epidemias que han sucedido desde los años ochenta hasta la actual pandemia son, “… como el cambio climático, desastres creados básicamente por la acción humana, derivados de malas condiciones sanitarias, del abuso de los sistemas naturales y la creciente interconexión de un mundo globalizado”. Asimismo, afirma que “la crisis de la covid-19, puede causar mucho más daño económico que una crisis financiera”.

De todos esos diez riesgos y tendencias planteadas por el economista Nouriel Roubini, ya algunos se encontraban en desarrollo antes de la pandemia, tales como el enfrentamiento entre Estados Unidos y China, los altos niveles de endeudamiento público y privado, la deflación, la tendencia a la recesión económica ya esta planteada antes de la pandemia, así como otros riesgos o tendencias señalados por este economista. Sin embargo, la crisis sanitaria provocada por la pandemia profundiza todas esas tendencia o riesgos y lo convierten en no solo posibles, sino que, algunos, ya son reales.

El Proceso Histórico de la Globalización

El despliegue globalizador en las distintas etapas del sistema capitalista e imperialista es casi natural a este sistema económico. Su desarrollo y poderío se han asentado en la conquista de territorios, países y mercados, a sangre y fuego, algunas veces y otras veces, mediante mecanismos económicos. Veamos algunos momentos de la devastación del despliegue del sistema capitalista imperialista en su desarrollo.

De acuerdo con Samir Amin “El primer momento de ese despliegue devastador del imperialismo se organizó alrededor de la conquista de las Américas, en el marco del sistema mercantilista de la Europa atlántica de la época. Y el resultado fue la destrucción de las civilizaciones indígenas y su hispanización-cristianización, o sencillamente el genocidio sobre el cual se construyeron los Estados Unidos…”. Según Amin “El segundo momento de la devastación imperialista se construyó sobre la base de la Revolución Industrial y se manifestó a través de la sumisión colonial de Asia y África. “Abrir los mercados” -como el del consumo de opio impuesto a los chinos por los puritanos de Inglaterra-, apoderarse de los recursos naturales del globo, constituían motivaciones reales, como hoy lo sabe todo el mundo…”. El tercer momento del “despliegue de una tercera ola de devastación del mundo por la expansión imperialista, alentada por el derrumbe del sistema soviético y de los regímenes del nacionalismo populista del Tercer Mundo”. (Amin, Samir: Más allá del capitalismo senil. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina, 2003).

Globalización y Pandemia

La propagación tan veloz del virus SARS CoV2 y de la covid-19 en todo el mundo es, sin duda alguna, el resultado de la globalización. Refiriéndose a la rapidez de propagación de ese virus el geógrafo, Michel Lussault, plantea que “Lo que es sorprendente es la rapidez de la pandemia. Se necesitó menos de un trimestre para que el mundo se detuviera. Tiene que ver con la hipersensibilidad (…):la movilidad de los chinos, de los europeos y de los estadounidenses por motivos económicos y turísticos. Hoy, un portador del virus puede recorrer miles de kilómetros y contaminar a decenas de personas”. (La Nación, 6 de mayo de 2020).

Contradictoriamente, el virus SARS CoV2 y la pandemia mundial producida, ha acelerado un proceso de desglobalización que, previo a esa enfermedad, había algunas manifestaciones débiles y fuertes, dependiendo del país que se trate o analice. Este fenómeno es como un proceso de doble dirección.

Globalización → Desarrollo super veloz del virus y la pandemia → Aceleración de la Desglobalización

Desglobalización y Pandemia

No obstante, todo lo anterior, la tendencia de la desglobalización, producto de las políticas proteccionistas del gobierno de los Estados Unidos previo a la crisis sanitaria, así como el enfrentamiento con China, está dando un salto o giro cualitativo que puede conllevar a una reconfiguración y rediseño del sistema mundo posterior a la pandemia. La profunda recesión económica prevista por Roubini para el año 2020, además de los novedoso y gigantesca depresión, conducirá a desenlaces imprevistos.

Los Estados Unidos se encuentra a la cabeza de medidas proteccionistas tomadas desde el año 2008 hasta el 2019. Desde aquel año hasta el año anterior, los diferentes gobiernos imperialistas han tomado “… 790 diferentes limitaciones impuestas a productos y servicios extranjeros para proteger la economía nacional. De estas medidas, aproximadamente la mitad se han implantado durante la presidencia de Donald Trump”. (Eulixe.com).  La India se encuentra en segundo lugar con 566 medidas proteccionistas y Rusia en tercer lugar con 423 medidas proteccionistas. China se encuentra en la octava posición en ese tipo de medidas.

Por tanto, la desglobalización sería como un “retroceso” y “contramarcha” del capitalismo imperialista mundial contrario a su propia “naturaleza”. ¿Es el fin de la globalización? De ninguna manera podemos afirmar de forma categórica esa cuestión. Sin embargo, es evidente que existe un proceso de desaceleración y desescalada de la globalización en el mundo, profundizado por la pandemia. Entonces, es posible que ese proceso sea para un rearme mundial por parte del imperialismo yanqui para ir a la guerra para nuevas conquistas de territorios y mercados.