Por Rómulo Sosa

Las primarias demócratas en los Estados Unidos han desatado un creciente interés por la pugna que se da entre los diferentes candidatos que aspiran representar al partido en la próxima campaña presidencial de noviembre contra el presidente en ejercicio Donald Trump.

En esta larga carrera, por el momento se encuentra en el primer lugar de los sondeos el senador demócrata Bernie Sanders, representante del Estado de Vermont desde hace casi cuarenta años.

Otros contrincantes al puesto es el antiguo vicepresidente de la administración Obama,  Joe Biden. Antes de las primeras votaciones, este aparecía como uno de los favoritos, pero su asociación con el clan Clinton y los negocios oscuros en Ucrania que dieron origen al procedimiento de “impeachement” en contra de Trump al condicionar la ayuda militar a Ucrania a cambio de informaciones sobre los negocios de los Biden en ese país.

En la contienda también se encuentra la senadora Elizabeth Warren, representante de Massachussets, ex asesora económica de la administración Obama y también representante de la denominada ala izquierda del partido. En los sondeos antes de las primeras votaciones, se encontraba casi en paridad con Biden. Luego de estas, la situación cambió favorablemente para el senador de Vermont.

Pero detrás de todo esto, la expresión de la superestructura, como son los partidos y las contiendas electorales, se encuentran subyacentes las divisiones que carcomen al sistema económico yanqui. Todo esto a pesar del papel hegemónico  que ocupa hasta el momento, lo que no lo deja exento de conflictos y el posible debilitamiento de este rol.

El sistema bipartidista resquebrajado

En tiempos de calma, el sistema bipartidista funciona como el regulador entre los diferentes sectores de la burguesía yanqui. Los Demócratas y los Republicanos se han repartido el poder desde hace mas de dos siglos sin que esto les haya impedido cerrar filas en los momentos donde tuvieron que hacerlo para aumentar su poderío externo. Durante la Primera y Segunda Guerra Mundiales, los Demócratas aseguraron en el plano militar y político los intereses imperialistas que le dieron a la postre el papel de mayor potencia planetaria a los E.E.U.U.

En el campo Republicano, la sacudida que significo la llegada a la Casa Blanca del presidente Trump, ha estremecido los cimientos del sistema bipartidista pero no solo eso, si no también el la infraestructura política e institucional del país. El reciente caso del impeachement demostró por ejemplo que los desmanes bonapartistas y ubuescos de Trump fueron acuerpados por los Republicanos en detrimento de casi todas las instancias previstas por la democracia burguesa para esos efectos.

El fenómeno de los outsiders está lejos de ser una novedad en la escena política mundial. El caso de Alberto Fujimori en Perú, abrió una especie de ciclo que fue llegando poco a poco a los países imperialistas y su periferia cercana. En todos estos casos, reflejan un descontento de las masas, fundamentalmente de la pequeño burguesía que ve en el sistema electoral la posibilidad de mejorar su condición de vida. Esta clase es la que generalmente conforma el batallón de activistas con el que se nutren los procesos electorales.

Casi de forma simultanea en Francia, el sistema bipartidista que venia dando la tónica en los procesos electorales, por un lado la burguesía agrupada en Los Republicanos y el otro sector agrupado en los Socialistas (socialdemocracia) se fueron de pique en las encuestas, empañados los primeros por escándalos de corrupción y los otros por las contra reformas laborales y sociales que durante el proceso electoral dijeron que iban a oponerse. Esto dio como resultado la fabricación de un candidato presidenciable para hacer frente a la ultra derecha de Rassemblement National, liderado por Marine Le Pen.

El resultado es el que conocemos, una cruenta contraofensiva contra los bolsillos de los trabajadores y el pueblo y la consecuente resistencia primero de los “chalecos amarillos” y en este momento de los trabajadores contra la reforma de la ley de pensiones.

En estos casos, los regalos fiscales para los millonarios no se han hecho tardar, en contrapartida a los aumentos de impuestos y desmejoramiento de los servicios públicos y otros derechos adquiridos por los trabajadores.

La reciente crisis con Irán, producto del ataque y asesinato del general Qasem Soleimani, pusieron en evidencia que aun mismo los compañeros de partido de Trump le guardan su distancia ante el manejo de los asuntos internacionales.

“El Senado votó este jueves a favor de una resolución para limitar el poder del presidente Donald Trump y que "ponga fin al uso de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en hostilidades contra Irán", salvo que el Congreso autorice tal uso.Con 55 votos a favor y 45 en contra, la resolución bipartidista para limitar a Trump a la hora de tomar medidas militares contra Irán es una suerte de regaño al presidente sobre sus pasos en política exterior. Varios republicanos se unieron a los demócratas para aprobar esta iniciativa a pesar de que el líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell, se opuso contundentemente a la resolución.” (Univisión 13/02/2020)

Sanders: un socialismo a tomar con pinzas

Como señalamos al principio,  el discurso de Sanders ha creado algunas expectativas en sectores de la población estadounidense así como en el exterior.

Su presentación como candidato “socialista” ha levantado elogios y adherencias dentro de alguna parte de la izquierda, inclusive dentro de corrientes denominadas trotskistas.

Su programa se basa en una combinación de puntos que, con respecto al sistema liberal de los Estados Unidos, son progresivas pero no por eso socialista en la acepción revolucionaria sino más bien en la de la corriente liberal demócrata.

Su programa electoral tiene como principales puntos los siguientes:

Universidad gratis: adiós a las tasas en centros públicos

Estudiar en una universidad pública de EEUU cuesta de media 10.440 dólares al año –21.000 incluyendo alojamiento–, según los datos de la organización College Board. Sanders ha prometido eliminar esos precios y aprobar una ley que financie estas universidades con 48.000 millones de dólares.

Eliminar una deuda estudiantil

Como consecuencia de los precios actuales, 45 millones de personas acumulan hoy en día una deuda total de 1,6 billones de dólares (una cantidad superior al PIB de España). En 2018, los estudiantes graduados acumulaban una deuda de 29.200 dólares cada uno. El senador ha prometido cancelar toda esa deuda, lo que ahorraría, según la campaña de Sanders, unos 3.000 dólares al año a cada estudiante.

Sanidad gratuita para todos

"Les decimos a las aseguradoras privadas: os guste o no, EEUU se unirá al resto de grandes países del mundo y garantizará sanidad a todo el mundo como un derecho". Sanders quiere acabar con un sistema basado en seguros privados y que sea el Gobierno el que pague la sanidad de todos sus ciudadanos.

Eliminar los 81.000 millones de dólares de deuda médica

Al igual que en el caso de la educación, Sanders promete eliminar de golpe los 81.000 millones de deuda médica repartidos entre 79 millones de estadounidenses, según sostiene el programa.

Combate a la "extrema riqueza"

El impuesto a la "extrema riqueza" va destinado a los 180.000 hogares con un patrimonio superior a los 32,5 millones de dólares. Sanders quiere gravar con un 1% la riqueza por encima de los 32,5 millones de dólares, lo que supone un impuesto de 5.000 dólares. El porcentaje aumentaría al 2% para el patrimonio comprendido entre 50 y 250 millones; 3% de 250 a 500 millones; y así hasta el 8% a partir de los 10.000 millones. Esto no significa que el 8% se aplica sobre los 10.000 millones, sino solo al patrimonio que supere esa cantidad.

Congelar todas las deportaciones

La política migratoria de Sanders es otro de los puntos que más debate ha generado. Entre sus propuestas más notables está la congelación de las deportaciones "hasta que se complete una rigurosa auditoría de las prácticas y políticas actuales".

100% de energía renovable

Como parte de su 'Green New Deal', el objetivo de Sanders es alcanzar el 100% de la energía renovable para la electricidad y el transporte en 2030 y completar la des carbonización total del país para 2050. Para ello, Sanders promete regular por ley las emisiones de dióxido de carbono y de otros gases de efecto invernadero.

El senador promete una inversión de 16,3 billones de dólares y la creación de 20 millones de puestos de trabajo nuevos.” (El Diario.es 13/02/2020)

Este programa se inscribe también dentro de una lógica liberal, lo que correspondería a un ala izquierda de esta corriente, reformista hasta la médula. Todo apunta que, dentro de los marcos nacionales del capitalismo yanqui, los problemas podrían solucionarse. Una mision imposible.

Esta contradicción entre el marco interno y el marco exterior es uno de los puntos que muestran de mejor manera la fragilidad del programa “progresista” de Sanders que solo para citar uno de los ejemplos, en 1999 apoyó la intervención imperialista de la OTAN y del gobierno de Bill Clinton en la antigua Yugoslavia.

“No, no soy pacifista. Creo que la guerra debería ser el último recurso, pero tenemos el ejército más fuerte en la Tierra y deberíamos estar preparados para usarlo ”. (The Hill 19/11/2015) Casi al mismo tiempo, propugnaba por un reforzamiento de la OTAN con la inclusión de Rusia y de países de la Liga Árabe con el objetivo de combatir al Estado Islámico. En este sentido, las propuestas levantadas por Sanders no son nada novedosas. Son casi una copia la carbón de la s propuestas levantadas hace cerca de ochenta años por el entonces presidente Roosevelt, en el New Deal.

La construcción del partido obrero en los Estados Unidos

En este punto nosotros desde el PSOCA somos críticos de aquellas corrientes que toman el atajo de apoyar la campana presidencial de Sanders o bien de llamar a votar por el mal menor. Estos atajos, lejos de armar políticamente a la clase obrera, de por sí casi ausente  de los procesos electorales en el país del norte, la confunden y vienen a crear ilusiones en un candidato burgués.

Las movilizaciones que se han dado en los últimos tiempos son una prueba que el malestar en la clase obrera y la pequeña burguesía pauperizada aumentan. Las huelgas en el sector de la educación en diferentes estados de la Unión, la huelga de la General Motors, las movilizaciones de los afroamericanos en contra de las violencias policiales y de las mujeres por las políticas regresivas impulsadas por esta administración son una muestra.

Por otro lado la masa creciente de trabajadores pobres hace que el  combate por la obtención de un salario mínimo de  15 USD por hora sea de enorme relevancia. Por otro lado, la masa de jóvenes que adhiere su programa lo hace en este contexto en que la educación, uno de los pilares del “american dream” se transforma en pesadilla para millones entre ellos que se ven condenados, en el mejor de los casos, a pagar casi de por vida el crédito de estudios.

Ante estas situaciones el programa de Sanders se queda lejos de las expectativas y necesidades concretas de las masas. Ante el reclamo por los 15 dólares la hora, Sanders propone hacerlo viable dentro de unos dos años.

Toda esta bronca hace que el discurso de Sanders llegue a una nueva generación y a un sector de la población desencantada por lo la élite de millonarios que se reparte el poder desde hace décadas. Las dinastías de los Bush, la presencia del clan Clinton durante decenios en la Casa Blanca han sido fuertemente rechazadas por los votantes. De ahí que existen posibilidades para que pueda ser elegido como candidato, sin exceptuar la posibilidad que el aparato del partido fabrique un candidato “novedoso y  “moderado” más adaptado a sus pretensiones.

Independientemente del resultado de estas primarias dentro del partido demócrata, es importante que discutamos de lo que significa el socialismo, término tan manoseado por las corrientes reformistas. Tal y como sucedió en varios países donde, los candidatos de manera demagógica, levantaron durante la campaña electoral reivindicaciones del movimiento de masas, pero una vez llegados al poder, las concesiones a los industriales y a los diferentes lobbys, hicieron que abandonaran el programa con el que se presentaron. Cabe recordar que durante la pasada contienda electoral presidencia que enfrentó a Clinton contra Trump , Sanders llamó a votar por la primera, la representante de Wall Street.

La construcción del partido obrero de masas en los Estados Unidos pasará por la independencia de este con respecto a la burguesía y al combate encarnizado en contra de las corrientes reformistas y/o oportunistas. Esta tarea que pude ser el fruto de las movilizaciones que se han dado a lo largo del territorio de los Estados Unidos y que recogen los métodos y tradiciones de la clase obrera son el punto de partida para esta colosal tarea, que permitiría combatir al imperio desde sus cimientos.