Europa

Por Nicolás Le Brun

Las pasadas elecciones en Francia, que pusieron fin al mandato de Nicolás Sarkozy, candidato de la derecha liberal del UMP, dieron como ganador al social demócrata François Hollande con un margen muy estrecho, el mayor en 31 años.

Por otro lado, en la Grecia que ha conocido durante casi un quinquenio duros planes de ajuste que han llevado a la destrucción de las conquistas sociales, se llevaron a cabo elecciones legislativas donde el frente de izquierda Syriza obtuvo cerca del 17% de los votos, constituyéndose en la segunda fuerza en el parlamento.

Pero al mismo tiempo, la ultraderecha, los partidos fascistas, xenofóbicos y antiobreros también han obtenido votaciones importantes. En el caso de Francia el Frente Nacional, dirigido por Marine Le Pen obtuvo un 20% de los votos y en Grecia los neo nazis del Amanecer Dorado  obtuvieron un 7%.

Este escenario, en medio de movilizaciones y una gran ofensiva de los patrones, la banca y la Unión Europea, da como resultado esta polarización, que por el momento sólo se manifiesta en el terreno electoral, pero que posteriormente puede marcar el desarrollo de los enfrentamientos futuros en el seno de la sociedad europea.

¿Hollande representa el cambio?

Como mencionamos anteriormente, el margen con el que llegó Hollande al poder, con el Partido Socialista, es el más estrecho en los últimos tiempos. Obtuvo un 51,67, mientras el que el presidente saliente Sarkozy un 48,33.

La campaña francesa estuvo marcada por el impulso dado a la figura de Le Pen, cuyo discurso populista hizo mella en sectores de la clase trabajadora decepcionados de reformas y recortes en todos los sectores de la sociedad. Además, un desempleo que ronda cerca del 10%, el deterioro del poder adquisitivo, que aumentó solamente en un 1,2 en el 2010  mientras que los precios al consumidor se disparaban como en caso de los artículos de primera necesidad y la vivienda. En este caso los precios han aumentado casi al 90% poniendo una larga brecha para la obtención de la vivienda propia. El otro indicador es  el ridículo aumento en el salario mínimo, que ha crecido únicamente en 121% en 15 años. Es decir que a lo largo de las administraciones tanto de la derecha como de la socialdemocracia, el objetivo ha sido claro, expropiar la riqueza de los que tienen menos para dárselas a los que más tienen.

Este fenómeno tiene dos caras contrastantes. Por un lado, la izquierda estalinista del Partido Comunista Francés y el Partido de Izquierda, conforman la base del Frente de Izquierda, dirigido por Jean Luc Mélenchon, ex militante del PS y ex ministro de Educación Profesional durante el gobierno de Jospin, obtuvo un 11,11 de los votos, que representan casi 4 millones de voces. Esto también es producto de la entrada al Frente de Izquierda de varios partidos salidos de una serie de variables reformistas y de ecologistas. Los partidos trotskistas del Nuevo Partido Anticapitalista y Lucha Obrera obtuvieron un 1,15 el primero y 0,5 el segundo, muy lejos de los resultados en los años 80 y 90 de Lucha Obrera, que lograba tocar el 5% de las voces.

En total la izquierda en su conjunto llega a un 13%, lejos de la ultraderecha del  Frente Nacional (20%).

Esto se debe también a varios fenómenos. La derechización de la sociedad francesa es un hecho. El discurso xenofóbico y fascista ha hecho su surco a lo largo de varios años, donde el desempleo y el aumento de la pobreza es atribuido a las masas que llegan a trabajar a los países ricos, provenientes de la periferia o del norte de África, de la África sub Sahariana y en menor medida de la América Latina Los empleadores han utilizado esta mano de obra para presionar el mercado hacia la baja en los costos. Además de eso, la mayoría de la empresas de manufactura se han deslocalizado en otros países donde los costos de la mano de obra es mil veces inferior, como en China, el Maghreb y otros.

La ofensiva del gobierno de Sarkozy contra los inmigrantes fue muy fuerte. Primero contra los gitanos, luego el cuestionamiento de los franceses según su origen que trajo como consecuencia el aumento en los trámites para miles de personas para obtener sus papeles, y otras más.

Durante la campaña en su primera fase, varios asesinatos atribuidos a un supuesto miembro de Al Qaeda pusieron más agua en los molinos de la derecha, comprendido Zarkozy y Le Pen que aprovecharon para provocar el pánico de la amenaza islamista.

Otros actos muy simbólicos, pero que denotan el rumbo a seguir para la derecha, es el papel de los sindicatos y las organizaciones sociales. Por primera vez en la historia de Francia, la derecha hace un acto paralelo al desfile de los sindicatos y la izquierda. Zarkozy llamó a festejar el día del “verdadero trabajo” y su enfrentamiento con la dirigencia sindical se hizo patente durante toda la campaña.

Pero el toque de entrada para que el Frente Nacional entre a jugar un papel más preponderante no es tan inmediato. La derecha del UMP no está dispuesta a ceder el terreno, porque en sí hay diferencias de fondo como en el papel de Francia en el seno de la UE. Los lepenistas abogan por la salida de la UE y el fin del euro, mientras que la UMP no lo ve así. Por el momento la burguesía francesa no quiere dar toda la manija a los fascistas, pero ya los tienen en reserva. De ahí la consigna de voto en blanco levanta por el Frente Nacional y el hecho de que el discurso de la UMP buscara robarle el electorado al FN.

Mientras tanto, en el campo de Hollande, las promesas de campaña lograron arrastrar a un electorado joven que es el sector más afectado por la crisis no solo en Francia sino en toda Europa. El porcentaje de desempleo prácticamente se duplica en los menores de 25 años, muchos de los cuales se ven confrontados a ganar el salario mínimo o bien al empleo parcial en condiciones cada vez más duras de trabajo producto de la flexibilización laboral.

El enfrentamiento contra la política de austeridad levantada por la troika y el dúo Merkozy no cuestiona la raíz de la misma. Es una diferencia interburguesa que busca no dejar relegados a sectores que se ven amenazados por la injerencia y creciente preponderancia del capital germano. El peso de las importaciones alemanas, además del peso en la estructura de la banca europea, hacen que sea objeto de controversias. El modelo germano de desarrollo implica la baja en los salarios y la precarización creciente del empleo. Este descontento burgués no es sólo sentido y combatido por los franceses sino que también por otros sectores en los países más golpeados por la especulación de los bonos de la deuda y las medidas de austeridad.

El panorama electoral todavía no está cerrado en el país galo, las elecciones de junio, las legislativas, ponen de nuevo en el tapete los ejes de la campaña. Nada garantiza al PS que pueda contar con la mayoría, aunque en los últimos años, a lo largo de los diversos comicios, los socialdemócratas han ido aumentando su fuerza, al punto de controlar una institución emblemática de la derecha como el Senado.

Grecia entre las movilizaciones y la anestesia electoral

Si bien el resultado electoral es una muestra de la fuerza que ha logrado levantar la izquierda en las movilizaciones contra la austeridad, esto no garantiza que, dentro del marco de la institucionalidad burguesa el plan de rigor pueda ser derrotado.

La alianza que compone el frente de izquierda es algo parecido a lo existente en Francia. La diferencia es que el enfrentamiento en Grecia ha sido casi permanente. El programa de Syriza levanta los siguientes puntos

“Estamos comprometidos a dar el apoyo y movilizar a la gente, para cancelar el memorando de entendimiento, los acuerdos de préstamo, el estado de la tutela por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional y para detener el camino destructivo que mata a la sociedad y el saqueo del país.

Nos comprometemos a iniciar un nuevo proceso doloroso pero necesario de la recuperación y la reconstrucción de la sociedad griega y la economía con criterios sociales y ambientales, y conducido a los muchos más que a los intereses de unos pocos.

Nos comprometemos a promover una serie de medidas de alta prioridad para aliviar a los vulnerables, los desempleados, los pensionistas, las personas sin hogar, medidas de defensa de los bienes públicos, por lo que nuestra gente puede venir a la crisis.

Nos comprometemos a detener el descenso antidemocrático y una voz que hoy no lo hacen.

Se nos dice que no hay recursos. ¡Mentira! Los recursos pueden ser liberados:

•        Con la suspensión del servicio de la deuda, la negociación para la eliminación de gran parte del resto y el desarrollo y prestación de servicios de empleo

•        Con la tributación adecuada de la riqueza, las grandes fortunas y las rentas

•        Con la reducción de armas

•        Con lucha contra la corrupción

Este es un requisito previo para la reconstrucción del país, para producir nueva riqueza.”

Este programa es en principio correcto, pero sólo puede ser garantizado por la movilización de las masas y por el control de la sociedad por la clase trabajadora y las organizaciones populares. Este fenómeno importante debe servir para profundizar la toma de conciencia que han hechos las masas. La única salida para toda Europa, es que todos se movilicen para garantizar este programa, sin levantar ilusiones que dentro de este sistema se pude llegar a vivir mejor.