Europa


Por Nicolás Lebrun

A pesar de la salvaje represión por parte de las fuerzas de seguridad del Estado Español, el referendo convocado por el Parlament tuvo lugar. Sin embargo, las medidas para evitar esta votación tuvieron sus efectos. No era para menos, después de que la Guardia Civil, además de la Policía Nacional, ocuparan las sedes del Tribunal Electoral, confiscando urnas, papeletas y el material informático, necesarios para llevarlo a cabo.

La movilización de masas fue determinante para que se garantizara parcialmente el escrutinio. En muchos lugares se garantizó que los colegios permanecieran abiertos.

Sin embargo, los tenores de esta crisis abierta sobrepasan el marco político existente en el país y deben llevar a los revolucionarios a fijar bien su campo para actuar en consecuencia. 

El régimen del 78 hace aguas

En el pasado artículo, se mencionaron algunos elementos que son los detonantes, entre otros, de la presente crisis.

El régimen monárquico actual es el legado del pacto de La Moncloa, entre las direcciones de algunos partidos: La Unión de Centro Democrático (UCD)de Adolfo Suarez, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Comunista de España (PCE), encabezado en la época por Santiago Carrillo.

Este pacto, permitió reinstaurar la monarquía, sustituir al franquismo agonizante, la que heredó el poder que le fue arrebatado a la segunda república (1931-1939) luego de su aplastamiento militar por las fuerzas fascistas.

Durante el periodo de la dictadura, la burguesía española logró una centralización del Estado para defender sus intereses a nivel interno y de lo que quedaba de las influencias en el antiguo imperio colonial. Las otras burguesías tuvieron que contentarse de un rol secundario durante ese lapso.

Cataluña y el país vasco, las zonas mas industrializadas

El desarrollo industrial se vino a dar fundamentalmente en el norte y en el este, en los territorios del país Vasco y de Cataluña. Este factor permitió que esta burguesía se fuera enriqueciendo sobre la base de la industria pesada, la industria farmacéutica, la industria química, la agroindustria entre otras, así como la industria turística. En el caso catalán, el conjunto de las actividades económicas representa cerca del 20% del PIB español. Su crecimiento en el 2016 fue del 3,5% mientras que las proyecciones para este año son de un 2,7%. Evidentemente, la vieja burguesía y la monarquía  no van a dejar escapar fácilmente  esta rica región.

Las limitaciones del nacionalismo burgués catalán

Sin embargo, en el pasado más reciente, ha habido una serie de hechos en el sentido de pretender lograr la independencia, dentro del marco de la citada constitución monárquica del 78. En el 2006, el parlamento español aprobó un nuevo Estatuto que le confiere mayor autonomía a la región catalana. Poco tiempo después, el Tribunal Constitucional echó por tierra el Estatuto, fundamentalmente por la mención de la “nación” catalana.

La primera consulta se desarrolló en el 2014, cuando se organizó un referendo, ganado por el “sí” pero con una escaza participación. Es sobre esta nueva oleada independentista que se producen las elecciones comunitarias que son ganadas por los partidos independentistas y la izquierda. Es este parlamento que adopta una resolución para la “creación de un estado catalán independiente”. El resto son los hechos que conocemos hasta ahora.

El límite de toda esta propuesta se encuentra en que solo se pretenden delimitar las fronteras nacionales de Cataluña. Comprender las limitaciones del nacionalismo catalán es de importancia capital para avanzar en la dirección de solventar la crisis, pero desde un punto de vista marxista revolucionario. La proclamación de la independencia de Cataluña debe ser apenas un primer paso para promover la independencia también del país vasco, hasta pulverizar al Estado centralista monárquico. En España existen muchas nacionalidades que aspiran a seguir el ejemplo de Cataluña, proclamar la independencia y la república.

La defensa de las aspiraciones nacionales de los catalanes debe ser combatida a muerte, por los trabajadores y la izquierda. Las mediaciones y otras propuestas van a engrosar el grupo de la reacción burguesa o pequeño burguesa, desde Mélenchon en Francia hasta Iglesias en la misma España, pasando por otros grupos políticos europeos. En este marco, la situación llama a tomar partido, no a levantar la bandera del diálogo.

El discurso del rey Felipe no ha dejado dudas al respecto, es una defensa cerrada del centralismo monarquico. El mismo ha reproducido línea por línea la posición del gobierno de Rajoy, prueba de que la polarización y los intereses de ambos bandos son irreconciliables, salvo si la burguesía catalana decide dar marcha atrás.

Autodeterminación y Federación

Ya en medio de la revolución española, en los años 30 del siglo XX, León Trotsky analizó la particular situación catalana, la cual, por cierto, no ha cambiado sustancialmente desde que se escribieron estas líneas:

“No se puede perder de vista ni por un momento que España entera y Cataluña, como parte constituyente de ese país, actualmente, están gobernadas, no por nacionales demócratas catalanes, sino por burgueses imperialistas españoles, aliados a los grandes latifundistas, a los viejos burócratas y a los generales, con el apoyo de los socialistas nacionales. Toda esta cofradía tiene la intención de mantener, por una parte, la servidumbre de las colonias españolas, y, por otra. asegurar el máximo de centralización burocrática de la metrópoli; es decir, quiere el aplastamiento de los vascos, los catalanes y de las otras nacionalidades por la burguesía española. Dada la combinación presente de fuerzas de clase, el nacionalismo catalán es un factor revolucionario progresista en la fase actual. El nacionalismo español es un factor imperialista reaccionario. El comunista español que no comprenda esta distinción, que la ignore, que no la valore en primer plano, que, por el contrario, se esfuerce por minimizar su importancia, corre el peligro de convertirse en agente inconsciente de la burguesía española, y de estar perdido para siempre para la causa de la revolución proletaria.» (León Trotsky, La cuestión Catalana, 1931)

Trotsky no solo defendió el nacionalismo progresivo catalán, sino que al mismo tiempo planteó una estrategia de diferenciación del nacionalismo burgués.

“2.º.- ¿Qué significado tiene el programa del separatismo? La desmembración política y económica de España, o, dicho de otro modo, la transformación de la península Ibérica en una especie de península Balcánica, con estados independientes, barreras aduaneras, con ejércitos independientes y con guerras hispánicas " independientes". 3.º Los obreros y los campesinos de las diferentes partes de España, ¿están interesados en el desmembramiento económico del país? De ninguna manera. Precisamente por esto, es nefasto identificar la decisiva lucha por el derecho a la autodeterminación, con la propaganda separatista. Nuestro programa es la Federación Hispánica, con el elemento indispensable de unidad económica. No tenemos intención de imponer este programa a las nacionalidades oprimidas de la península con la ayuda de las armas burguesas. En este sentido, estamos sinceramente por el derecho a la autodeterminación. Si Cataluña se separa del resto de España, tanto la minoría comunista catalana como la española, deberán combatir por una Federación. 4.º.- En los Balcanes, es aún la vieja socialdemocracia de antes de la guerra, la que ha avanzado la consigna de la Federación Balcánica democrática, como solución a la situación de locos creada por el desmembramiento de los estados. Hoy en día, la consigna comunista en los Balcanes debe ser la Federación soviética Balcánica (a propósito, la I.C. ha propuesto la consigna de Federación soviética Balcánica, ¡pero al mismo tiempo la rechaza para Europa!). En esta situación, ¿podemos hacer nuestra la consigna de balcanización de la península Ibérica? ¿No es monstruoso? (…)(Carta de León Trotsky al Secretariado Internacional, 13 de julio de 1931)

La reacción se reagrupa contra la autodeterminación en Cataluña

El campo burgués imperialista europeo, no ha tenido dudas en cerrar filas con la monarquía y el gobierno de Rajoy con escasas excepciones. Algunos de estos que han condenado la represión del gobierno, sin que por tanto apoyen la reivindicación del pueblo catalán, casi como una nota al pie de página.

Por otro lado, un silencio cómplice se ha instaurado a lo largo y ancho de la UE. Esto no es casual. Por un lado, todos los gobiernos desde la muerte de Franco han dado muestras de adhesión al campo imperialista europeo. La entrada de España en la CEE y casi al mismo tiempo en la OTAN, la llevan a tomar un papel más activo dentro de la UE. Esta adhesión fue promovida por el mismo frente que negoció la famosa transición y que quedó plasmada en la Constitución de 1978 .  Como corolario, en el 2003, el gobierno de Aznar participó en la coalición que invadió Irak y depuso al gobierno de Hussein. Por ello ninguna potencia europea apoya la autodeterminación catalana. Como bien lo ha enunciado el ex primer ministro francés, Manuel Valls: “Deshacer España…es deshacer Europa. Y si abrimos la caja de Pandora, mañana será el país Vasco, después el país Vasco francés, después Italia del norte y luego la guerra…los dirigentes europeos deberían hablar…para decir que eso (la independencia ndlr) no es posible» (Le JDD.fr 6/10/2017). En otros términos, la vieja Europa se asienta sobre una serie de conflictos nacionales que no pueden resueltos dentro del marco de la democracia burguesa.

Una salida revolucionaria a la crisis

La crisis del 2008 ha tenido consecuencias dramáticas para el conjunto de los trabajadores y de la población en general. Los salarios han sido recortados casi a la mitad, las jubilaciones de igual forma han sido congeladas y las indemnizaciones de desempleo brutalmente recortadas. España ha sido, junto con Portugal y Grecia uno de los países donde la austeridad ha sido impuesta salvajemente tanto por los gobiernos del PP como por los del PSOE. Las movilizaciones monstruo que se dieron en el marco de los indignados dieron paso a la creación de Podemos. Este partido, con una dirección reformista de nueva cuña, llevó a toda esta ola de movilizaciones al redil del parlamentarismo burgués para reproducir un discurso reformista de vieja tradición.

La clase trabajadora catalana ya se ha manifestado de forma consecuente el pasado 3 de octubre para protestar contra la represión y por la defensa de los derechos democráticos de la población catalana. Esta dinámica debería ser reforzada. Las direcciones burocráticas de CCOO y de la UGT se han negado a apoyar esta movilización , para levantar como el resto de los sectores reformistas un llamado “diálogo”. 

La resolución de la crisis pasa por la proclamación de la autodeterminación no solo en Cataluña, sino en el país vasco y otros territorios con autonomía, hasta lograr la creación de una Federación de Estados Ibéricos que reorganice desde otras bases el Estado y la república, tirando al cesto de la basura al actual estado monárquico constitucional heredado del franquismo. Pero esta lucha pasa ahora por la defensa a la autodeterminación del pueblo catalán. Esta lucha debe ser acompañada por todas las otras naciones oprimidas por el poder central, a decir los vascos entre otros que desde tiempos atrás luchan por esta reivindicación.

Llamamos a las bases de Podemos y las bases de las centrales sindicales a preparar la huelga general que le mueva los cimientos del régimen explotador e imperialista del estado español representado por Rajoy y el rey Felipe. ¡Abajo la monarquía!! ¡Viva la republica!! ¡Viva la autodeterminación Cataluña y el país vasco y demas territorios autónomos!! Por una Federación de Estados Libres en la península Ibérica!!