Europa


Por Nicolas Le Brun

Una cumbre bastante particular se desarrolló a mediados de este mes entre el 11 y el 12 julio en Bruselas. En medio de una crisis profunda y de enfrentamientos comerciales entre las principales potencias económicas del planeta, los miembros de la Alianza del Tratado del Atlántico Norte se reunieron para abordar los principales puntos de agenda de esta organización imperialista.

La OTAN nace en 1949  con el objetivo de proteger los intereses de los países miembros pero fundamentalmente de la principal potencia militar del orbe: los Estados Unidos.

Después de la Segunda Guerra, los yanquis se ven catapultados como la primera potencia del orbe, desplazando a las viejas potencias europeas. Los Estados Unidos logran abrir bases militares en casi todos estos países, lo que reforzaba su papel hegemónico.

Trump calienta la escena

Durante el periodo de esta administración yanqui, el inquilino de la casa blanca no ha cesado de atacar a los países miembros de la UE por, según él, el escaso compromiso con respecto a la defensa. Concretamente, en la reunión de presidentes del año 2017, Trump ya anunciaba el color de sus intenciones al exigir que los países miembros deberían aumentar el presupuesto militar, una reunión para inaugurar la nueva sede de la OTAN en Bruselas por un valor de 1,1 millardos de euros.

En su retórica electorera acostumbrada, él ya había denunciado el hecho que “la carga para el contribuyente estadounidense era demasiado injusta” (Le Monde 25/05/2017). Sin embargo al terminar dicha reunión, Trump dijo “sentirse satisfecho” (ídem) de los resultados obtenidos, en esta reunión que no quiso estampillarse con el nombre de cumbre.

La demanda de Trump es clara, los principales países de la coalición deben llegar a gastar el 2% de su PIB en la defensa. Esta suma representaría según los cálculos de varios expertos una suma cercana a los 100 millardos de dólares suplementarios por año si la UE y Canadá llegaran al objetivo propuesto por la administración estadounidense. Es claro que en medio de la actual crisis y sobre todo en medio de la guerra comercial que también se pelea en el frente de la industria del armamento, la reticencia de los otros estados miembros a llegar a este tope es fuerte, en especial en Alemania, la locomotora de la industria europea que aporta el 1,2 %de su PIB a los gastos de defensa. Aumentar ese monto costaría bastante en términos políticos electorales a cualquier administración dado a que luego de la experiencia de las dos derrotas en los conflictos mundiales y de la desconfianza hacia la cúpula castrense, provocaría un serio conflicto que fragilizaría de nuevo la alianza conseguida por la Merkel.

En este sentido, la canciller alemana no ha ahorrado sus palabras para demarcarse de la actual línea de la casa blanca. En mayo manifestaba que “ ya no podemos contar con Estados Unidos” (La Vanguardia, 22/07/2018) aunque luego de la cumbre se ha mostrado mas conciliadora al manifestar que “a pesar de todo, las relaciones trasatlánticas, incluido el presidente de los Estados Unidos, son cruciales para nosotros, y yo seguiré cultivándolas”

Los esfuerzos diplomáticos por lograr un entendimiento con los Estados Unidos no han cesado en los últimos tiempos. Una seguidilla de visitas de los jefes de estado europeos no han cesado de producirse y no han dejado de abordar los temas mas candentes como la ruptura del acuerdo nuclear iraní o la guerra comercial declarada por Trump .

Esto no ha apaciguado al jefe de la banda imperialista. Luego de la visita del presidente Macron en le mes de mayo del presente año, Trump hizo añicos el acuerdo nuclear iraní, forzando a varias empresas europeas y yanquis, dentro de ellas PSA, Renaul, Total, Boeing, General Electric,  Airbus y  otras, a retirar sus operaciones en este país bajo el riesgo de sufrir las sanciones decretadas por el presidente estadounidense.  El golpe económico no es cualquiera, a manera de ejemplo Airbus, la empresa de construcción de aviones europea, había ya llegad a un acuerdo de dos líneas aéreas iraníes por un total de 100 aviones, dentro de ellos los grandes A320 neo (BFM Bussiness 9/05/2018).  Todas ellas deberán parar sus operaciones bajo amenaza, ya que si no lo hacen, se verían expuestas a parar sus operaciones en el territorio yanqui, lo que representa uno de los principales mercados fuera de las fronteras propias de la UE.

Una nueva pax americana se dibuja en los tweets de Trump

Antes de llegar a Bruselas, el presidente Trump lanzó varios dardos bien envenenados contra Alemania país al cual critica por su dependencia energética de Rusia y por otro lado de la presencia de las bases militares gringas que aseguran la “protección” de Alemania contra la amenaza rusa en la región. Cabe recordar que, luego del conflicto en Ucrania y de la anexión de Crimea a Rusia, la UE y los Estados Unidos lanzaron un embargo comercial que hizo trastabillar al gigante ruso.

Sin embargo ahora las baterías yanquis apuntan a la toda poderosa industria europea y china. En el primer caso las exportaciones de acero que ya han sido gravadas por los Estados Unidos suman 6400 millones de euros anuales (La Vanguardia, 22/08/2018) Pero de proceder el gobierno yanqui a gravar con el 20% ya se estaría hablando de palabras mucho mayores. En este casi la cifra por las exportaciones anuales en vehículos y en piezas de repuesto, se elevan a 51 000 millones de euros. Esto sin tomar en cuenta las consecuencias sobre el empleo de los mayores fabricantes de vehículos en la UE como es el caso de Alemania y las diferentes filiales distribuidas a lo largo del continente. Esta amenaza no solo seria sobre los empleos directos si no que también sobre los miles de miles empleos indirectos que se disgregan en las PME.  El presidente la UE, Jean Claude Juncker hará una visita el próximo 25 de julio a Washington para tratar de aplacar la furia y evitar estos nuevos aranceles sobre los vehículos europeos. El desequilibrio comercial sobre todo en los coche de lujo es abismal.

En este contexto, los tratados multilaterales no son del agrado del sector empresarial que representa la actual administración. El constante torpedeo de todos estos acuerdos durante y después de la campaña electoral no son si no el reflejo de una nueva relación de fuerzas que el imperialismo yanqui quiere imponer al mundo.

En este sentido Jean Pisany del thin-tank Bruegel, resume en estos términos la estrategia de la Casa Blanca”(Trump) quiere imponer una relación de fuerza bilateral sustituyendo el contrato multilateral” Y luego continua “ Al contrato multilateral le sustituye la pura relación de fuerzas bilateral”. (La Vanguardia ídem) Si bien la UE ha tratado de paliar esta nueva situación firmando un nuevo tratado de libre comercio con Japón, pero que no resuelve el conflicto con el mandatario yanqui.

En el campo estadounidense, las instituciones claves del estado yanqui como el FBI o la corte suprema se han convertido en el objetivo de la nueva relación de fuerzas que ha impuesto Trump. La destitución de jefes o subjefes del FBI que no han aceptado su política interna o la imposición de un nuevo magistrado en la Corte afín a su política de ataque a los derechos democráticos, han sido el sello de esta administración. El paralelismo que hace el politólogo Brendan Nyham es mas que elocuente” La alianza occidental y el comercio mundial comienzan a estar sometidos a las mismas presiones que somete Trump a las instituciones nacionales” (The  New York Times 10/06/2018)

En ese mismo sentido Carl Bildt ex ministro sueco de Relaciones Exteriores y ex primer ministro sueco afirmaba que “ Seria un error fatal de parte de las potencias occidentales de renunciar a las ideas y las instituciones que han dado origen a la prosperidad y a la estabilidad en las décadas anteriores”  (Courrier International n°1445)

Este objetivo de fisurar los acuerdos y las instituciones que a lo largo de las ultimas décadas han garantizado el orden imperialista mundial no ha sido del total agrado ni beneficio de los sectores de la burguesía yanqui que se han visto relegados de ciertas partes del mercado mundial. La emergencia de nuevas burguesías como la china han hecho que una parte de la riqueza se haya acumulado fuera de su alcance.

La concentración de capital que se ha producido luego de la desaparición de los estados obreros no solo ha desatado una contrarrevolución económica y social en contra de los trabajadores y las masas, si no que también ha desatado una pugna inter imperialista, en el campo de los vencedores de esta etapa. Esto implica que el rol hegemónico de los Estados Unidos deben también verse reflejados en un nuevo orden mundial que asegure una parte más grande del pastel para la burguesía yanqui.

Esto, evidentemente no va a ser el producto de un tweet o de una nueva bronca de Trump en los medios de comunicación. Esto va a ser el producto de múltiples y escabrosas negociaciones donde los principales sacrificados van a ser los trabajadores del planeta, independientemente de su nacionalidad o de su origen. 

La construcción de un partido internacional de los trabajadores deja de ser una quimera para transformarse de nuevo en una realidad de hierro. El ejemplo de los trabajadores de Amazon que se han puesto en huelga en Alemania y Portugal luego que los compañeros de España fueran salvajemente reprimidos por la policía en medio de una protesta reclamando mejores condiciones de trabajo no es mas que un ejemplo ilustrativo. Le han seguido los trabajadores de la aerolínea de bajo costo Ryanair y otros seguramente seguirán el ejemplo. Ese es un primer paso para después transformarlo en la construcción de un partido de lucha a nivel internacional que nos saque de las cadenas nacionales donde la burguesía nos quiere dejar atrapados.