Medio Oriente

Desfile de tropas del Estado Islámico (EI)

Por Orson Mojica

La reciente irrupción del Estado Islámico (EI) como una poderosa fuerza militar en una amplia zona de Irak y Siria está reconfigurando las fronteras en Medio Oriente, creando un serio problema al imperialismo norteamericano y europeo. Podemos decir, sin temor a exagerar, que la estrategia de George W Bush, a partir de la invasión a Irak en el año 2003, de diseñar el nuevo “Gran Medio Oriente”, ha fracasado estrepitosamente.

El surgimiento y fortalecimiento del Estado Islámico

¿Cómo explicar que en una década un grupo guerrillero casi desconocido haya tomado tanta fuerza? Al momento de la invasión a Irak, este grupo formó parte de la resistencia y se constituyó con el nombre de Yama’at al-Tawhid wal-Yihad (Comunidad del Monoteísmo y la Yihad). En 2004, cambiaron de nombre y se autodenominaron Tanzim Qa’idat al-Yihad fi Bilad al-Rafidayn (Organización de la Base de la Yihad en el País de los Dos Ríos). En 2006 se unió con otros grupos guerrilleros y pasó a llamarse Consejo de la Shura de los Muyahidines, para denominarse Dawlat al-’Iraq al-Islamiyya, Estado Islámico de Irak (EII). En 2013, volvió a cambiar de nombre y se denominó Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), para finalmente en 2014 llamarse simplemente “Estado Islámico (EI)”.

Estos constantes cambios de siglas reflejaban en el fondo un cambio en su concepción sobre cómo librar la “guerra santa” y también una ampliación de su área geográfica de influencia y de operaciones militares. El grupo guerrillero sunita iraquí terminó ampliando su radio de acción a Siria y otras naciones árabes, convirtiéndose en una amenaza contra el statu quo regional en Medio Oriente.

La ruptura con Al Qaeda

Desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, la organización terrorista Al Qaeda, ha tenido el monopolio de la bandera yihadista. Pero los contragolpes militares de Estados Unidos contra su dirigencia, por un lado, y la irrupción y los recientes éxitos militares del EI, por el otro, han debilitado ese rol de Al Qaeda. Inicialmente, el EI era parte de Al Qaeda, pero rompieron relaciones cuando el EI decidió intervenir unilateralmente en la guerra civil siria.

La estrategia de Al Qaeda se basa en la coordinación de los grupos nacionales que deben luchar en el territorio de sus propios Estados, pero nunca se había propuesto construir un Estado, es decir, tomar y defender determinado territorio. En cambio, el EI apostó por una lucha panárabe que rompiera las fronteras, y en este punto tuvo enorme éxito en Siria, porque en la conciencia de las masas árabes está grabado profundamente el hecho de que constituyen una sola nación artificialmente dividida en diversos Estados.

Estas diferencias estrategias y tácticas entre Al Qaeda y el EI, reflejaban diferentes sectores sociales de apoyo. Al Qaeda reclutaba adeptos en sectores de clase media alta, con educación universitaria, mientras el EI reclutaba combatientes en sectores más plebeyos entre los sunitas de Irak. El EI comprendió correctamente que debía aprovechar la enorme crisis económica y social de Irak, especialmente la opresión de los sunitas, explotando hábilmente el desencanto con el gobierno chiita que es apoyado militarmente por Estados Unidos y también por Irán.

Para el EI el actual líder de Al Qaeda, Ayman Al Zawahiri, se ha apartado de las enseñanzas de Osama Bin Laden, y por ello se reclaman sus verdaderos herederos.

La lucha por la reunificación de la nación árabe

Las fronteras de los actuales Estados árabes no fueron fijadas libremente por sus pueblos, sino que fueron producto de la firma de los Acuerdos Sykes-Picot, el 16 de mayo de 1916, una negociación secreta, en el transcurso de la primera guerra mundial, entre Gran Bretaña y Francia para dividirse los territorios coloniales en Medio Oriente.

El último intento serio por unificar la nación árabe, dividida ahora en varios Estados, la encabezó el general Gamal Abdel Nasser (1918-1970), presidente nacionalista de Egipto, pero fracasó. Desde entonces las burguesías árabes han sido incapaces de liberar a Palestina de la ocupación sionista, y de unificar la nación árabe en un solo Estado.

Irónicamente, el EI es por el momento la única organización que se ha planteado como tarea inmediata romper las fronteras actuales y luchar la reunificación de la nación árabe pero bajo la forma un Estado confesional. Esa gran tarea democrática no realizada, que sería enormemente progresiva si llegara a concretarse, se enturbia con el componente religioso confesional del yihadismo.

La proclamación del Califato

El sorprende salto que ha dado la pequeña organización guerrillera, hasta convertirse prácticamente en un embrionario Estado en una parte de Siria e Irak, no fue una casualidad. El EI nació en Irak, pero fue durante la guerra civil en Siria que logró crecer y fortalecerse, reiniciando operaciones al norte de Irak, aprovechando la división y en enfrentamiento mortal entre kurdos, sunitas y chiitas.

El descontento social contra el gobierno del ex primer ministro Nuri Al Malaki, le permitió reclutar a miles de nuevos combatientes, hasta convertirse en un temido ejército que conquistó rápidamente enormes extensiones al norte de Irak.

El EI ha instaurado el Califato en junio del año 2014, una nueva forma de Estado confesional en los territorios bajo su dominio, que contienen una población calculada en ocho millones de personas. La tan temida división de Irak, ya se produjo, ahora existe otro Estado en el norte de Irak y en el oriente de Siria, en una zona de población mayoritariamente sunita.

¿Quiénes financian al EI?

Qatar, Arabia Saudita y Kuwait son países que han financiado abiertamente a los grupos guerrilleros sunitas en Siria e Irak. Arabia Saudita es una potencia regional que compite contra Irán, por la influencia en el mundo árabe e islámico, y por eso financia a los grupos que combaten y debilitan a los Estados con gobiernos chiitas (Irán, Irak, Siria y Líbano).

Pero el EI es ahora relativamente autosuficiente. Ahora, con el territorio, población y recursos que controla, el Califato tiene un gobierno, con ministros, recursos económicos y recolección de impuestos. ¿Quién compra el petróleo que vende el EI? Es un misterio.

Nueva “santa alianza” imperialista

EL gobierno de Barack Obama presiona a las monarquías árabes sunitas para que no brinden apoyo económico al EI, mientras impulsa una alianza internacional de países creada en la reciente Cumbre de la OTAN, atrayendo a Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Polonia, Dinamarca, Canadá, Australia y Turquía, con el objetivo de combatir al Califato creado por el EI.

El imperialismo europeo y norteamericano redoblará su presencia militar en Irak y Siria. Aunque el Secretario de Estado John Kerry ha dicho que no habrá soldados en el terreno, el propósito de esta nueva alianza imperialista es cercar financieramente al Califato, cortar las fuentes de abastecimiento, mientras entrega armas y dinero, y brinda información de inteligencia a las tropas chiitas y kurdas que combaten al Califato, creando condiciones para su aplastamiento militar.

Gobiernos chiitas dispuestos a colaborar con Estados Unidos

El avance militar del ejército del EI, calculado ahora en 80,000 hombres (30,000 en Siria y 50,000 en Irak), y la posibilidad que éste tome las ciudades santas del chiismo, Kerbala y Nayaf, provocó la airada reacción del gobierno iraní, el cual amenazó con intervenir militarmente en Irak, “sin límites”, si el EI se acercaba a las ciudades santas del chiismo.

Hace algunos meses, el gobierno iraní había declarado su oposición a la presencia militar norteamericana en Irak, pero recientemente el ayatolá Ali Jamenei, líder supremo iraní, autorizó al general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds, la unidad de élite de los Guardianes de la Revolución, a coordinar operaciones entre las fuerzas norteamericanas, iraquíes y kurdas.

Este acercamiento del gobierno iraní con Estados Unidos refleja las enormes contradicciones que plantea la realidad en Medio Oriente. Todos los gobiernos árabes comienzan a reacomodarse, en medio de sus roces y enfrentamientos abiertos y solapados, para combatir al nuevo enemigo común: El Califato. Los gobiernos chiitas de Siria, Líbano e Irán cierran filas con sus antiguos enemigos, para frenar al EI.

Ante el avance militar ininterrumpido del EI, en los últimos meses Irán ha sido el principal proveedor de armas a los phesmergas kurdos, que son las fuerzas que han contenido, con apoyo de la aviación norteamericana, la ofensiva del EI.

Alemania ha participado en intervenciones militares camufladas como fuerzas internacionales, en Kosovo en 1999 y en Afganistán en 2001. En el 2003 se negó a apoyar la intervención militar norteamericana en Irak, pero ahora ha roto esa política y por primera vez envía armas y pertrechos a los kurdos, para aminorar la dependencia de éstos en torno a Irán.

Las enormes contradicciones del EI

El EI tiene una ideología religiosa, reaccionaria hasta la médula, medieval. Se identifica con el wahabismo, una corriente religiosa radical dentro del sunnismo, la rama mayoritaria del Islam. Ataca furiosamente a los gobiernos chiitas de Irak, Irán, Siria y Líbano. Proclaman la necesidad de expandir el Islam en el mundo, aplicando la Sharía. Han proclamado el Califato, es decir, luchan por unificar la nación árabe pero instaurando un Estado confesional.

Esto, sin lugar a dudas, representa un ataque mortal al postulado democrático elemental del Estado Laico, que separa la religión de los asuntos del gobierno, y que ha sido una de las grandes conquistas de las revoluciones burguesas. Persiguen y liquidan a las minorías religiosas (armenios, yazidíes, cristianos, etc), consideradas herejes. Oprimen a las mujeres negándoles elementales derechos democráticos, obligándolas a mantenerse en las sombras del hogar. Decapitan a periodistas, privilegiando los metodos terroristas.

No obstante, el EI se enfrenta militarmente a la ocupación norteamericana en Irak, combate al gobierno chiita y al gobierno semi autónomo de los kurdos, todos impuestos por la invasión imperialista. Combate ferozmente a la dictadura de Bachar Al Assad, pero en las zonas bajo su control el EI ha impuesto un régimen dictatorial, que impide la expresión democrática de las masas y, lo más importante, impide la auto organización e independencia política de los trabajadores

Abrir la discusión

Indudablemente, la situación en Irak se nos plantea sumamente contradictoria. Los socialistas centroamericanos y la izquierda debemos abrir una discusión sobre la actitud a tomar.

De entrada debemos reafirmar nuestro rechazo a la intervención imperialista. Los conflictos interreligiosos deben ser resueltos democráticamente por las masas árabes, con los métodos que ellos decidan. Si hay algo que debemos rescatar es la lucha por la reunificación de la nación árabe, es la misma lucha que tenemos en Centroamérica, aunque las circunstancias sean totalmente diferentes.