ESCA

El futuro inmediato de Centroamérica se juega en Costa Rica y Nicaragua

En la región centroamericana se libran actualmente dos importantes luchas de masas. La primera de estas luchas se libra en Guatemala, Honduras y Nicaragua, con diferentes niveles de intensidad. Es la misma lucha por la democratización de nuestras sociedades, gobernadas por corruptas elites de burgueses y militares.

En Guatemala la lucha contra las mafias enquistadas en el Estado esta mediatizada por el ambiente preelectoral. En Honduras, las negociaciones entre las cúpulas, le están permitiendo al fraudulento gobierno de Juan Orlando Hernández (JOH) impulsar su proyecto de reformas controladas desde el poder, mientras la pobreza obliga a decenas de miles a migrar rumbo a Estados Unidos.

 

En Nicaragua la brutal represión de la dictadura contra los movimientos sociales de resistencia, por un lado, y las negociaciones secretas entre Ortega y el COSEP, más la benevolencia de Estados Unidos y la OEA, por el otro lado, han permitido que el gobierno Ortega-Murillo aún se mantenga con vida.

La excepción de esta primera dinámica parece ser El Salvador, país donde la imparable violencia y la decadencia de la economía, empujan al conjunto de la sociedad a la degradación y desintegración. El proceso electoral ha desviado el enorme descontento social en El Salvador, pero en cualquier momento tendremos un estallido social de enormes proporciones.

La segunda de estas luchas se libra actualmente en Costa Rica: es una vital batalla contra el ajuste neoliberal. El 10 de septiembre del corriente año se inició una huelga general indefinida, convocada por los sindicatos de trabajadores del sector público, en contra del Combo Fiscal, un proyecto de ley que contempla la aplicación de riguroso plan de ajuste fiscal que pretende elevar el IVA, reducir salarios y beneficios laborales del sector público, como una forma de reducir el histórico déficit fiscal.

El déficit fiscal es un cáncer que carcome las bases de todos los Estados en Centroamérica, sin excepción. Las causas de ese crónico déficit fiscal las encontramos no solo en la arraigada corrupción, sino que, fundamentalmente, en los tratados de libre comercio que reducen los aranceles e impuestos, en las exoneraciones y exenciones fiscales a los grandes capitales a la inversión extranjera y zonas francas. Estas políticas neoliberales conducen a la bancarrota de los Estados, y con ello conducen a nuestras sociedades al abismo.

La salida no es cargar con más impuestos a la clase media y a los trabajadores, sino aprobar reformas fiscales que obliguen a las grandes empresas y al capital transnacional a pagar los impuestos conforme sus ganancias.

Después de más de cinco semanas de huelga general del sector público, la situación en Costa Rica está llegando a su clímax. El gobierno de Carlos Alvarado, del Partico acción ciudadana (PAC), considerado así mismo como parte del “progresismo” latinoamericano, no ha escatimado maniobras sucias y hasta usar la abierta represión para contener el movimiento huelguístico.

EL gobierno de Carlos Alvarado no ha logrado imponer su proyecto de Combo Fiscal dentro de la Asamblea Legislativa, pero tampoco la huelga general indefinida ha logrado borrar el infame proyecto de ley. Quizá la explicación de este fenómeno se debe a que solamente la mitad del país está paralizada, la otra mitad, los trabajadores del sector privado, por la usencia de sindicatos, no han logrado entrar a la pelea contra el Combo Fiscal, un proyecto que afecta a todos los trabajadores y sectores populares.

Esta histórica huelga general indefinida del sector público ha sido posible porque las centrales sindicales y federaciones sindicales lograron superar sus divergencias, y han constituido la Unidad Sindical y Social Nacional (USSN). Esta organización unitaria tiene el desafío de llamar a los trabajadores del sector privado a sumarse a la huelga general indefinida, alentándolos a organizar sus propios sindicatos.

Esta huelga general indefinida plantea de manera candente, una vez más, el problema del poder, de quien debe gobernar en Costa Rica. La USSN debe convertirse en una alternativa de poder. El triunfo de la huelga convertirá a los sindicatos en un poder alternativo, ante la decadencia de los partidos burgueses.