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Honduras.- Llamamos a votar críticamente por los candidatos del partido LIBRE

Este próximo 28 de noviembre se realizarán las elecciones generales en Honduras, la cuarta desde la consumación del golpe de Estado en 2009, y la onceava desde que terminó la dictadura militar en 1982. En estas cuatro décadas, salvo la coyuntura del golpe de Estado del año 2009, cuando fue derrocado el entonces presidente Manuel Zelaya, Honduras ha tenido una frágil democracia burguesa, asentada en un tradicional sistema bipartidista, que fue roto en las elecciones de 2013 con la participación del Partido Libertad y Refundación (LIBRE), el ala radical del liberalismo hondureño.

La legalización del partido LIBRE fue una maniobra inteligente del Partido Nacional, que tuvo el doble objetivo de restablecer el statu quo anterior al golpe de Estado del año 2009, al mismo tiempo que lograba dividir el voto liberal, y con ello se garantizaba la continuidad en el poder. En Honduras existe un sistema de elección por mayoría simple.

Este sistema de mayoría simple, y la división del Partido Liberal, entre el ala “derechista” que representaba Roberto Micheletti y el ala “progresista” que representaba el ex presidente Manuel Zelaya, le permitieron al Partido Nacional mantenerse en el poder por 12 años.

No ha sido una casualidad que, en los últimos tres procesos electorales, el Partido Nacional, haciendo alardes de democracia, ha legalizado nuevos partidos en aras de diversificar el espectro político para imponerse con el voto duro de su clientela electoral, que ha logrado conformar a partir de los programas de asistencia social en los sectores más pobres de la población.

No obstante, a pesar que la decadencia de Honduras viene desde la época de la hegemonía del Partido Liberal, ha sido bajo la dictadura del Partido Nacional que se han desplomado todos los indicadores sociales. Honduras es hoy más pobre que nunca, paraíso del narcotráfico, que ha penetrado en todos los sectores sociales, reclutando a los delincuentes de cuello blanco, entre ellos a familiares de dos presidentes, Porfirio Lobo y Juan Orlando Hernández, hasta en los estratos más bajos como maras y pandillas. Honduras se desangra en una crisis económica y social sin precedentes, prueba de ello son las constante caravanas de migrantes que salen rumbo a Estados Unidos, en busca de un puesto de trabajo que no encuentran en su propio país.

Ha sido bajo los gobiernos del Partido Nacional que se ha entregado la soberanía nacional a las empresas transnacionales, con las llamadas Zonas de Desarrollo Económico (ZEDES). La dictadura de Juan Orlando Hernández (JOH) se asienta en una oligarquía financiera que lava el dinero del narcotráfico en sus bancos. Existe otro sector de la burguesía, sobre todo industrial y manufacturera, que ha manifestado su oposición a los desmanes de JOH.

Ante el enorme descontento social, que crece cada día, ha surgido un nuevo fenómeno político, y es que el conjunto de la amplia base social del liberalismo ha comprendido que la división es la principal arma de dominación del Partido Nacional, y renegando de la actual conducción, encabezada por Yani Rosenthal, han girado hacia el partido LIBRE, y con ello han crecido las posibilidades de que este gane las elecciones.

La conformación de una alianza opositora en los hechos, con la participación del errático Salvador Nasralla, y otras importantes figuras políticas, como Doris Gutiérrez y otro más, más las enormes expectativas de un urgente cambio de gobierno por parte de la población desesperada, convierten en el actual proceso electoral, en una posible puerta hacia el cambio de gobierno.

Debido a que no hay lucha de masas que ponga en peligro la dominación del Partido Nacional, y que la mayoría de la población tiene ilusiones democráticas de un cambio por medio de las elecciones, es que el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), llama a votar críticamente por los candidatos del partido LIBRE.

Un cambio de gobierno abrirá una nueva situación política en Honduras, en la que el movimiento de masas puede recuperar la calle en defensa de las conquistas de la clase trabajadora.