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¿Que representa el ADA?

Hace casi un año, en septiembre de 2021, los presidentes de Costa Rica, Panamá y República Dominicana constituyeron, durante el 76 periodo de sesiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la llamada “Alianza para el Desarrollo de la Democracia (ADA) ".

Esta noticia paso casi desapercibida en los medios de comunicación. Se trataba, pues, de un nuevo bloque político de pequeños países que se reagrupaban cuando se producía un nuevo ciclo de gobiernos nacionalistas, mal llamados de “izquierda”, en América Latina, que reflejan el deterioro de la dominación de Estados Unidos en el continente.

En su declaración inicial, este grupo de países declararon su “(…) compromiso mutuo con el Estado de derecho, la institucionalidad democrática y el respeto y protección de los derechos humanos, avanzamos en la formación de este espacio flexible e informal de diálogo con el objeto de fomentar iniciativas conjuntas que redunden en la prosperidad, el desarrollo sostenible y la reactivación de nuestras economías”.

Llama poderosamente la atención el hecho que los tres países son parte del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) conformado en diciembre de 1991, como una nueva versión del Mercado Común Centroamericano (MCCA), esta vez incluyendo a Panamá y posteriormente a Republica Dominicana, en el periodo posterior a la finalización de la guerra fría, cuando se estaban ejecutado los Acuerdos de Esquipulas II y se iniciaba la contraofensiva neoliberal en la región.

Estas letanías a favor de la institucionalidad democrática, el Estado de Derecho y el desarrollo económico, es lenguaje común de estos organismos internacionales. De los 8 países que conforman el SICA, solo tres dieron el paso al frente, siguiendo las instrucciones del departamento de Estado de los Estados Unidos. Y es que, ante la crisis de los regímenes democráticos instaurados después de la aplicación de los Acuerdos de Esquipulas II, existe una tendencia hacia la instauración de reaccionarios regímenes bonapartistas en Guatemala y El Salvador, una transición en Honduras y una abierta dictadura en Nicaragua.

En Centroamérica, solo Panamá y Costa Rica se preservan como regímenes democráticos, aunque el nuevo presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, ha mostrado sus colmillos y pretende gobernar por encima de los tradicionales controles democráticos en ese país. En el caso de Panamá, las recientes huelgas y movilizaciones han debilitado al extremo al cipayo gobierno de Laurentino Cortizo.

La crisis del SICA es más que evidente, por ello surgió el ADA como una fracción política que pretende utilizar el demagógico discurso democrático, en momentos en que también se produce una crisis sin precedentes de la Organización de Estados Americanos (OEA) que, aunque sigue siendo controlada por Estados Unidos, sus resoluciones no tienen ningún efecto trascendente.

Costa Rica, Panamá y República Dominicana no tienen peso económico, precisamente por la fragilidad de sus economías son altamente dependientes de los dictados de Estados Unidos, cumpliendo a pies juntillas todas sus orientaciones.

Los países del ADA pretenden incorporar a Ecuador a sus reuniones, lo que confirma la alianza de países con gobiernos derechistas. En su última reunión, en marzo de este año, los países del ADA declararon, entre otros puntos, lo siguiente: (..) 13. Reconocemos a los Estados Unidos de América como aliado estratégico de esta Alianza, con quien compartimos los objetivos comunes de fortalecer, en democracia y libertad, la competitividad, el desarrollo socioeconómico y la creación de empleo en todos nuestros países, a través del comercio y la inversión”.

Palabras huecas que chocan con la caótica realidad de la economía mundial. Lo que si debemos registrar es el agotamiento y la crisis del SICA, y la existencia del ADA como un bloque de países que son usados como ariete por Estados Unidos, para restablecer su hegemonía en Centroamérica y en el resto del continente.

El ADA, como muchos otros reagrupamientos similares, no correrá muy largo.