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Por Leonardo Ixim

La tardanza en el proceso de vacunación sigue generando ansiedad en la población guatemalteca, pese a haber iniciado a finales de febrero; esto fue posible gracias a las donaciones de países como India y un ínfimo aporte de Israel. Pero la entrega dentro del proceso de COVAX de la Organización Mundial de Salud (OMS) está retrasada, mientras la negociones directas con farmacéuticas va a paso lento.

La primera donación fue de cinco mil vacunas procedentes de Israel de la vacuna de la trasnacional Moderna, una donación limitada pese a las buenas relaciones y al apoyo a la ultraderecha sionista que gobierna ese país. Posteriormente se recibió otra donación, de un lote de 200 mil dosis de la vacuna Covishield, producida en la India bajo la licencia de AstraZeneca.

Ambas donaciones, según autoridades del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), se han usado para iniciar el proceso de vacunación en personal de primera línea tanto del sistema de salud como del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS). Según el MSPAS, serán para 135 mil personas que laboran en hospitales y centros de salud; pero pese a iniciar con fanfarria el proceso, se ha ralentizado por lo complejo de su especificación, dividiendo en sub fases esta primera fase de vacunación contra el COVID-19, porque en palabras de expertos, la aplicación de las vacunas se debería realizar sin distinguir clasificaciones en los puestos y hospitales de salud y del IGSS.

Por otra parte, está la situación del mecanismo COVAX, al cual el gobierno de Guatemala aportó recursos tardíamente, pero también la guerra y el nacionalismo de vacunas ha hecho que la producción de parte de los grandes laboratorios sea acaparada por las potencias. En ese sentido, Guatemala tendría que haber recibido desde el 22 de febrero las 6 millones 727 mil 200 dosis.

La ministra de salud Amelia Flores se justificó diciendo que la cancillería mandó una nota de protesta a la OMS por la tardanza, aduciendo que se debe al inequitativo sistema de distribución, pero lo cual es un reflejo de la producción anárquica por el control privado de estas grandes farmacéuticas.

El representante de la OMS/Organización Panamericana de la Salud en Guatemala, Marc Rondy, defendió la vacuna de AztraZeneca, debido a que varios países han suspendido el proceso de vacunación con ésta, aduciendo casos de efectos secundarios, como trombosis. El 11 de marzo finalmente llegó al país un primer lote de 81 mil 600 dosis de la vacuna AstraZeneca.

Por otro lado, según Flores, Guatemala tendría aseguradas 11 millones 900 mil dosis adquiridas por compra directa en negociaciones con Sputnik V, Pfizer y Johnson & Johnson. Con Sputnik V se recibirá 50 mil dosis, con Pfizer se cerró la compra por 7 millones de dosis, las cuales estarán ingresando al país la segunda semana de abril, menciona. Con Johnson & Johnson se compraron 900 mil vacunas (de una sola vacuna), las cuales podrían llegar a Guatemala en abril. Además de otra donación sin especificar de quien, de 55 mil dosis. Con estas dosis el gobierno espera inmunizar al 20% de la población en el presente año.

Con respecto a las vacunas de Moderna y Pfizer, estas necesitan refrigeradores especiales de -20 grados para su transporte y almacenamiento. En el caso de Moderna, para su aplicación pasa a un refrigerador común a temperatura de más 2 a más 8 grados durante dos horas para que tenga temperatura adecuada para aplicarla. En el caso de la Sputnik, fabricada con recursos del Fondo de Inversión Directa de Rusia, la eficacia es del 91,6%; además su almacenamiento puede hacerse en un refrigerador convencional sin necesidad de invertir en infraestructura adicional de cadena de frío.

Sobre esta situación se ha generado dudas de las capacidades reales del sistema de salud para su transporte y almacenamiento. Pero también existen dudas del plan de vacunación hacia toda la población, ya que, si bien los gobiernos han logrado iniciar campañas de vacunación con éxito, las particularidades de este virus, es que la vacunación debe ser generalizada. Por otro lado, el MSPAS anunció que entre sus metas está la administración de 10 mil dosis diarias de vacunas en las próximas dos semanas; sin embargo, la organización fiscalizadora Laboratorio de Datos calculó que la población adulta, a ese ritmo y con las dos dosis, tardaría 6 años en ser inmunizada.

En ese sentido llamamos a los sindicatos de trabajadores de salud, a organizaciones sociales y comités comunitarios y vecinales de salud, a supervisar y controlar que la vacunación tanto al personal de primera línea como a la población general, no tenga sesgos y se realice tomando en cuenta la ubicación de los puestos de vacunación en poblaciones de por lo menos 500 habitantes mínimo.

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