Por Armando Tezucun

Luego de la visita de la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris a Guatemala a inicios de junio, otros funcionarios de Estados Unidos han arribado a tierras chapinas, para reforzar aspectos específicos de los planes que el país imperialista tiene para la región del Triángulo Norte centroamericano. Destacó la visita de la administradora de la USAID, Samantha Power, a mediados de junio, con sus ilusos planes de desarrollar pequeñas y medianas empresas como solución a la falta de empleos y la pobreza que empuja la población a migrar hacia el país del norte.

El 6 y 7 de julio le tocó el turno a Alejandro Mayorkas, secretario del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, DHS por sus siglas en inglés, Department of Homeland Security. Según el portal usagov en español, el DHS es el “nuevo departamento que protege a la nación contra ataques terroristas con la coordinación de los cuerpos de defensa del país. Ofrece servicios de ciudadanía y de inmigración.” (https://www.usa.gov/espanol/agencias-federales/departamento-de-seguridad-nacional). Mayorkas, nacido en La Habana en 1959, es un abogado cubano-estadounidense que fue secretario adjunto del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos entre 2013 y 2016, durante el gobierno de Barak Obama; el 23 de noviembre de 2020, el entonces presidente electo Joe Biden lo escogió para el cargo que ahora ejerce.

Durante su visita, Mayorkas se reunió con el presidente Alejandro Giammatei, el ministro de Relaciones Exteriores Pedro Brolo, la fiscal General Consuelo Porras, el ministro de gobernación Gendri Reyes y varios viceministros de este ministerio. Dada la sensibilidad de los temas tratados durante su visita, la tónica de las declaraciones y la actitud general del secretario de seguridad fue mucho menos crítica hacia el gobierno guatemalteco que la de los funcionarios que estuvieron con anterioridad en el país; esto revela la importancia que el equipo de gobierno de Giammattei tiene para la administración Biden como aliado en la región, y sobre todo, los límites de la retórica anticorrupción ante las necesidades estratégicas de sus intereses regionales. Mayorkas declaró: “La asociación que comparten Estados Unidos y Guatemala es de suma importancia. Continuaremos trabajando para profundizar nuestra colaboración en torno a temas de interés mutuo, como preservar la seguridad de nuestras naciones, defender el estado de derecho y respetar la dignidad de cada ser humano” (https://www.dhs.gov/news/2021/07/08/readout-secretary-mayorkas-s-trip-guatemala). El énfasis de Mayorka fue en la “sólida asociación bilateral” con el presidente guatemalteco, y los beneficios de esta asociación bilateral (Idem).

Uno de los acuerdos más importantes firmados por ambos gobiernos fue la Carta de Intención de la Asociación para el Intercambio de Datos Biométricos, que mejora la detección de casos para combatir el tráfico y trata de personas a través de los puertos de entrada del país. La carta fue firmada por el ministro de gobernación Reyes y Mayorkas; el secretario gringo aprovechó para elogiar a Reyes por establecer la Unidad Móvil de Interdicción Táctica, a solicitud de la vicepresidenta Harris. En el olvido quedó la responsabilidad directa de Reyes en la brutal represión de la manifestación ciudadana del 21 de noviembre de 2020. Además, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos firmó un Memorando de Entendimiento con el Instituto Guatemalteco de Migración, con la finalidad de implementar el Sistema Automatizado de Focalización-Global en Guatemala, para mejorar la seguridad y facilitar los viajes legales (Idem).

En conferencia de prensa del 6 de julio, Mayorkas expresó que la reunión se centró en tres temas: la seguridad en los puertos y el compromiso de colaborar con Guatemala para fortalecerlos, el combate a la corrupción y detener el tráfico ilícito de drogas y otros artículos. Estos tópicos facilitarían el comercio, los empleos y la seguridad para la ciudadanía. También tocaron el tema de visas de trabajo H2B y H2A, y la solicitud que el gobierno guatemalteco hizo para que se otorgue el Estatus de Protección Temporal a sus ciudadanos a raíz de las tormentas que azotaron el territorio el año pasado.

El miércoles 7 el funcionario gringo fue invitado especial a la inauguración del Centro de Recepción de Retornados, en las instalaciones de la Fuerza Aérea Guatemalteca, construido con el apoyo de US$ 1.2 millones de parte de Estados Unidos. Durante el evento el presidente Giammattei desbordó entusiasmo, afirmando que los migrantes retornados encontrarán empleo digno gracias al centro, y fantaseando “Por primera vez habrá personas que se fueron por falta de oportunidades, pero al regresar encontrarán por fin una oportunidad” (Prensa Libre 8/07/2021), y “Muchos guatemaltecos vendrán a este centro producto de una migración ilegal, pero a diferencia en el pasado hoy lo hacen encontrando a instituciones públicas trabajando en que las capacidades que lograron, incluso desarrollar cuando estuvieron en el extranjero, las puedan poner en práctica en Guatemala” (La Hora 7/07/2021); el alborozo de Giammattei fue provocado por la confianza expresada por Mayorkas en su gobierno “este Centro de Retornados es un ejemplo del poder de las alianzas de dos países que pueden hacer, para respetar la dignidad de las personas que retornan a Guatemala” afirmó el gringo (Idem).

La visita y el respaldo de Mayorkas vino como anillo al dedo a Giammattei, en un momento en que se extiende la exigencia en las redes sociales y en la Plaza Central de la capital, de su renuncia y la de varios de sus ministros por el mal manejo de la crisis del Covid-19, en especial por el oscuro contrato firmado con una empresa rusa por la compra de la vacuna Sputnik. Las alianzas con Estados Unidos resaltadas por Mayorkas aparecen claramente como un respaldo al gobierno guatemalteco, y además el visitante reafirmó la oportuna llegada de un donativo de 1.5 millones de vacunas de La Moderna por parte de USA, que viene a aliviar a Giammattei en medio de la crisis. Los ilusos representantes de la “sociedad civil” que entusiastamente se reunieron con Harris deberán entender que Estados Unidos prioriza sus propios intereses y aliados sobre cualquier retórica a favor del “estado de derecho” y chácharas contra la corrupción.

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