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Por Sebastián Ernesto González

Iniciaremos  recordando que a raíz del golpe de Estado del 28 de junio de 2009 el magisterio quedó dividido; un fuerte sector condenó el golpe y otro sector muy pequeño que desde el inicio estuvo de acuerdo con ruptura del orden constitucional. Al transcurrir la lucha contra el golpe, el magisterio poco a poco se fue reintegrando a sus labores y terminó el año 2009 con una base dividida en dos fuertes sectores; los que apoyaban el golpe y los que luchaban en contra.

En el mes de agosto el magisterio decretó un paro indefinido sin haber unificado a la base y sin haber organizado a los padres y madres de familia, la lucha era por rescatar el Instituto Nacional de Previsión del Magisterio (Inprema) y nuevamente se repitió la situación del 2009; un sector de los docentes se fue al paro y otro sector muy fuerte -principalmente en las escuelas- que no acataron la disposición del magisterio, los motivos eran más que evidentes; la situación política del 2009, indiferencia, falta de credibilidad de los dirigentes, la represión del gobierno de Pepe manifestada en  deducción de salarios y amenazas de despido, etc.

Han pasado 6 semanas de iniciado el año lectivo de 2011 y nuevamente el magisterio se va de cabeza a un paro indefinido ante los ataques del gobierno ilegítimo de Pepe Lobo en contra de las conquistas del gremio, como parte de la estrategia que se planteó a finales del 2010 fue iniciar el año 2011 organizando las sociedades de padres y madres de familia para concientizarlos y adquirir un compromiso con ellos por la defensa de la educación pública, sin embargo, se ha iniciado una lucha sin cumplir este punto que se convierte en un apoyo determinante para los docentes.

Hombro a hombro con nuestro aliado natural

En el año 2004 el gobierno de Maduro no pudo contra el magisterio por que en el momento más crucial cuando amenazaron con militarizar los centros educativos el padre y madre de familia se volcó a defender los centros en apoyo a los maestros. Si bien es cierto que Maduro congeló el salario de los docentes, no pudo dividir al magisterio y se vio estremecido por una lucha donde todo el magisterio con el apoyo de madres y padres de familia se volcó a Tegucigalpa y se cerraba con tomas y movilizaciones las carreteras de los cuatro puntos cardinales de la ciudad. Esta situación de convulsión social obligó a Maduro a que devolviera las deducciones, que se despidiera al ministro de educación de aquel entonces y que se detuviera el ataque en contra del Estatuto, aunque no se pudo revertir la Ley de Ordenamiento Retributivo aprobada en el 2002, pero la moral del magisterio quedó muy elevada y por todos lados se alababa la granítica unidad y convicción de lucha del magisterio. La misma situación se repitió en el 2006 en el gobierno de Zelaya y donde el magisterio fue reprimido pero al final se firmó una acta que le devolvía algunos derechos del régimen económico a los docentes como son: sacar de la Ley de Ordenamiento Retributivo al Estatuto del Docente, la indexación al aumento del salario mínimo y el pago del PASCE como compensación, algo que Maduro no pagó.

Unidad Sindical y alianza con los padres de familia

Todo docente, padre y madre de familia debe de comprender que la situación actual no es la misma que había antes del 28 de junio de 2009, ya sea que hubieran estado a favor o en contra del golpe de Estado, la realidad actual es que la crisis política aún está lejos por cerrarse y nos ha heredado una estructura de la burguesía y la oligarquía que no descansarán hasta quitarle al pueblo todas sus conquistas sociales. Así lo ha demostrado el gobierno ilegítimo de Pepe Lobo en su primer año de gobierno; un precario aumento al salario mínimo en el 2010 y que aun no se aprueba el del 2011, el Sitraunah dejado en agonía, sistemáticas violaciones a los derechos humanos, asesinatos de campesinos en el Bajo  Aguán, la casi abolición del Estatuto del Docente, la municipalización de la educación, etcétera.

Ante toda esta cruda realidad para el pueblo y la clase trabajadora es trascendental que exista una dirección consecuente capaz de unificar todas las luchas, en el caso del magisterio hay que regresar a los centros y a las comunidades a concientizar a los padres y madres de familia, hay que adquirir un compromiso real de defensa a la educación pública y que el magisterio está dispuesto a brindar una educación de calidad aun cuando el gobierno no cumpla con sus obligaciones y que violente constantemente las leyes que protegen a los docentes y trabajadores en general. El magisterio debe firmar con letra y sangre este compromiso ante las comunidades y demostrarlo ante los hechos cuando se normalicen las clases.

Esta lucha solo podrá ganarse si contamos con el apoyo de las comunidades, el magisterio debe organizarlos y generar un bloque común de defensa a las Leyes que protegen a toda la clase trabajadora y la defensa y protección de todos los recursos del país.

Nuestra propuesta de Programa de Lucha

Aunque las bases deben tomar las decisiones en asambleas con amplia discusión es la dirigencia la que negocia y representa al magisterio, pero si esta por oportunismo manifiesta división interna esto genera apatía de las bases en torno a las luchas y desarrolla una falta de credibilidad en los dirigentes. El objetivo de la dirigencia debe ser unificar este magisterio y para ello es necesario un programa de lucha, desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) planteamos lo siguiente:

1.- Llamamos a la dirigencia magisterial a convocar a asambleas departamentales, sin exclusión de ningún docente, democráticas, donde se discuta y propongan estrategias para enfrentar este embate en contra del magisterio. Debe ser primordial la unificación de la base, pero esto solo se logrará si los docentes comprenden las dimensiones de esta arremetida.

2.- La dirigencia magisterial debe organizar inmediatamente las asociaciones de padres y madres de familia, concientizarlos de la crisis actual en el magisterio y adquirir un compromiso de defensa de la educación pública y trabajar por una educación de calidad.

3.- Antes de tomar decisiones en cuanto al Inprema debemos de exigir que abran los libros de contabilidad y se hagan públicos los estados
financieros
, se debe hacer una auditoría externa inmediata y hacer públicos los resultados.

4.- La reestructuración del Inprema debe pasar por la creación de un manual de puestos y salarios, respetar el derecho de aquellos empleados de bajo salario y solo debe ser para el despido de dirigentes o políticos en altos cargos o empleados paracaidistas.

5.- La administración del Inprema debe ser asumida por la bases del magisterio y empleados de la institución. La dirigencia magisterial debe promover la elección en una asamblea abierta de una Comisión Honorable para iniciar el saneamiento de la misma, debe existir una Junta de Vigilancia y Fiscalizadora que ejecute un plan de recuperación y que proteja el patrimonio de los docentes y de los empleados del instituto.

6.- La defensa y rescate del Inprema está ligada a la vigencia del Estatuto del Docente.

7.- Las asambleas departamentales democráticas deben decidir la movilización hasta culminar con el paro indefinido con movilización general. El magisterio no puede entrar a un paro indefinido sin antes haber convencido a la mayoría de los compañeros y compañeras de la necesidad de pasar a la lucha, en alianza con los padres de familia. No permitamos que nos dividan, la lucha del magisterio es también la lucha por el derecho a una educación pública gratuita y de calidad, en alianza con los sectores más pobres.

8.- El magisterio debe ser el principal aglutinador las luchas de los diferentes sectores sociales, de debe impulsar un proyecto de unidad de lucha y establecer un plan estratégico nacional.

9.- Llamamos a la dirigencia del FNRP para que asuma el desafío de encabezar, junto a las colegios, federaciones y sindicatos magisteriales, las reivindicaciones del magisterio y demás sociales en lucha, siendo consecuentes con lo que resolvió la magna asamblea del 26 de Febrero, construyendo un gran frente de luchas sociales que paralice la embestida del gobierno de Lobo Soza

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