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Por Sebastián Chavarría Domínguez

La política nicaragüense es un verdadero laberinto, por eso debemos armarnos de una paciencia infinita para intentar comprender los intereses que se esconde detrás de los “chamarrazos”, discursos y jugadas de los dirigentes de los partidos políticos.

El giro de Montealegre

La posición de Montealegre es un tanto incomoda. Mantiene un discurso de confrontación contra el gobierno de Daniel Ortega, con  fines puramente electorales, pero sin descartar la posibilidad de una negociación que le permita tener una cuota de poder dentro de las instituciones del Estado, especialmente en la codiciada Corte Suprema de Justicia. No tiene un partido político legal, reconocido por el Consejo Supremo Electoral (CSE). En pocas palabras: no tiene casilla electoral.

Por ello, mantiene el discurso a favor de la unidad del liberalismo, para evitar que en un giro previsible, Arnoldo Alemán sume votos con el FSLN y vote a favor de la desaforación de Montelegre, porque tiene juicios penales pendientes, lo que le inhibiría de correr como candidato presidencial. Al mismo tiempo, mantiene el coqueteo con su antiguo partido, la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) y con una fracción del Partido Liberal Independiente (PLI), en aras de conseguir la casilla que le permita presentarse como la “tercera vía”, es decir, como una opción independiente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de Arnoldo Alemán.

Un candidato neutral y de “consenso”

Desde finales de agosto, el discurso de Montealegre opero un cambio significativo: comenzó a emplazar a Arnoldo Alemán a que desista de su candidatura presidencial, de la misma forma que él lo haría, y propuso al empresario radial Fabio Gadea Mantilla como el candidato de consenso de todas las fuerzas opositoras.

Esta idea de un candidato de consenso no es nueva, desde las negociaciones vigiladas por monseñor Abelardo Matta se había llegado al acuerdo básico de escoger un candidato de consenso, neutral, que no fueran Arnoldo Alemán ni Eduardo Montealegre, pero esta idea se vino al suelo cuando Alemán presentó su precandidatura que fue aprobada en la convención nacional del PLC el pasado 11 de julio.

Fabio Gadea Mantilla es muy conocido por ser el dueño de Radio Corporación, por ser el creador de “Pancho Madrigal” personaje narrador de cuentos campesinos, un programa muy escuchado en Nicaragua; fue ideólogo de la contra con sus famosas alocuciones “Cartas de amor a Nicaragua”, y actualmente maneja un discurso frontalmente antisandinista

Gadea Mantilla ha declarado que “Nombrar candidatos ahora es como poner la carreta delante de los bueyes. El Consejo Supremo Electoral es como una barrera de contención, protegiendo a toda costa los intereses del partido de Gobierno (…) ir a una elección con el Consejo Supremo Electoral actual, sin tomar ninguna medida preventiva, es ni más ni menos participar en un pleito de tigre suelto contra burro amarrado” (La Prensa, 25/08/2010)

En la medida en que se acercan las elecciones generales, el discurso de Montealegre es cada vez más confrontativo contra Alemán: “El pueblo desea una candidatura de consenso para la oposición, pero también el mensaje es que quien sea obstáculo para esa candidatura de consenso, hay que apartarlo, decirle que el pueblo de Nicaragua le va a cobrar con creces esa intransigencia de darle la oportunidad al pueblo de Nicaragua de que podamos derrotar al orteguismo... Arnoldo sí es un obstáculo”. El Nuevo Diario, 31/08/2010)

El anzuelo de la reforma constitucional

Daniel Ortega obtuvo una sentencia de la Sala Constitucional que lo habilita a presentarse como candidato presidencial en las elecciones del 2011. Sin embargo, Daniel Ortega está sediento de legitimidad democrática y cabildea secretamente entre las diferentes bancadas para obtener los 56 votos que necesita. Esta reforma debe ser aprobada a más tardar en la legislatura del 2010, para aprobarse en segunda legislatura en el año 2011, el año de las elecciones generales.

Jaime Arellano y otros periodistas ligados al PLC  promueven la idea de una reforma constitucional que permita la reelección a Daniel Ortega, a cambio de que este acepte volver al 45% de los votos válidos para ganar en primera vuelta, como quedó originalmente establecido en la reforma constitucional del año 1995. En las condiciones actuales, el FSLN está seguro de obtener más del 45% de los votos válidos, por lo que la propuesta de este tipo de reformas le resulta aceptable.

Rasgándose las vestiduras, el PLC ha acusado a ALN de negociar con el FSLN la elección de los 25 funcionarios. Ambas fracciones del liberalismo se acusan mutuamente de negociar secretamente con el FSLN, evidenciando las intenciones de cada grupo. El PLC se ha mostrado anuente a negociar todos los poderes, y dejar de ultimo el espinoso caso del CSE.

No obstante, estas acusaciones mutuas esconden la dura realidad. A un año de las elecciones generales del 2011, el FSLN ya no está interesado en negociar con ninguna de estas fuerzas políticas, porque tendría que repartir el poder que aspira a manejar de manera hegemónica. El PLC ya no tiene la misma fuerza electoral de antes. El FSLN aspira a imponerse en las elecciones generales del 2011 y desde el hipotético control mayoritario de la Asamblea Nacional, reorganizar la composición de los poderes del Estado a su conveniencia

Elecciones primarias: caso cerrado

Enrique Quiñonez, uno de los principales operadores políticos de Montealegre, afirma que las primarias “ya no se van a lograr (…) algunos permitieron que micropartidos tuvieran mayoría junto con el PLC a la hora de toma de  decisiones, y se atrevieron a excluir a ALN que tiene el tendido electoral (…) Si no hay primarias nos preparamos para ir unidos en una alianza para participar con o sin el PLC, pero ALN será factor de unidad”. (El Nuevo Diario, 25/08/2010)

Montealegre formulo tres críticas a las pretendidas elecciones primarias, sellando prácticamente su destino mortal: No deben tener derecho a voto los partidos minoritarios aliados del PLC (Partido Socialcristiano, Partido Neoliberal y el Partido Unionista Centroamericano); las casillas electorales deben ser rifadas y no debe haber padrón abierto. Para Montealegre en las elecciones internas deben votar solo las bases del liberalismo y de los otros partidos de oposición, por el justificado temor que los votantes sandinistas decidan, a conveniencia del FSLN, quién sería el candidato de la oposición.

La diputada María Eugenia Sequeira, representante de Montealegre en la mesa de organización de las elecciones primarias, propino la estocada final: “Si Arnoldo Alemán quiere que voten los del FSLN, que entonces se vaya a hacer elecciones primarias con Daniel Ortega”. (La Prensa, 31/08/2010)

Más adelante, Sequeira denunció que el PLC  “ya montó unas primarias amañadas junto con sus partidos satélites (…) Pregúntenle al PLC si van a estar dispuestos a que no participe el FSLN en estas elecciones. Si no, que Arnoldo Alemán vaya a hacer primarias con Daniel Ortega. La verdadera oposición le pediría a Arnoldo Alemán que vaya a hacer sus primarias con Daniel Ortega y que voten los sandinistas, como bien están pidiendo su voto en estas primarias de la oposición” (La Prensa, 01/09/2010)

Unidad entre Alianza Patriótica y Coalición Democrática

Actualmente existen dos coaliciones políticas, por fuera del PLC y el MVC, que buscan la unidad de la oposición burguesa: la Alianza Patriótica (AP) y la Coalición Democrática (CD). En ambas coaliciones no hay partidos con personalidad jurídica, pero la conformación de estas refleja el sentimiento  y aspiraciones de la clase media urbana, y la incesante búsqueda de diputaciones y puestos entre sus dirigentes.

La AP está conformada por una de las fracciones del PLI, dirigida por el diputado Indalecio Rodríguez, proclive a Eduardo Montealegre, por el Movimiento Renovador Sandinista (MRS),  una de las fracciones del Partido Resistencia Nicaragüense (PRN) encabezada por Luis Fley, y otras organizaciones de la sociedad civil. La CD está conformada por la Unión Ciudadana por la Democracia (UDC) que agrupa a organizaciones de la sociedad civil, por el Partido Acción Ciudadana (PAC), antiguo aliado del FSLN, y por la Alianza por la República (APRE) el partido creado bajo el gobierno de Enrique Bolaños.

Ambas coaliciones coinciden en el rechazo a Arnoldo Alemán, e intentan reeditar la experiencia de la Unión Nacional Opositora (UNO) que, al escoger un candidato de consenso, en 1990 logró derrotar electoralmente al FSLN.

¿Lo lograran?

Cada día que pasa queda más claro que no habrá primarias, que el Arnoldo Alemán marchara solo en su candidatura presidencial, y que un sector importante de la oposición comienza a reagruparse, porque todavía no se ha tocado el tema sensitivo de la candidatura presidencial.

El giro de Montealegre es más profundo de lo que parece. Ante un gobierno sandinista que afirma haber reducido la pobreza en un 15%, ante el crecimiento del piso electoral el FSLN del 18 al 32%, el hecho real que el PLC participará solo en el proceso electoral, y ante la posibilidad real de ser derrotado nuevamente, por las buenas o por las malas, todo indica que Montealegre maneja dos planes alternativos, que no son contradictorios: primero, convertirse en el candidato de consenso de la mayoría de la oposición unida, algo poco probable; segundo, impulsar la candidatura “neutral” de Fabio Gadea Mantilla, pero al mismo tiempo atrincherándose en las diputaciones, para el caso de que esta supuesta coalición sea derrota electoralmente, poder influir desde la Asamblea Nacional.

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