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Por Eduardo Villalobos

 

El domingo 7 de febrero millones de costarricenses se manifestaron en dos formas con respecto al proceso electoral: unos participando activamente con las diferentes opciones y otros sin hacerlo, al considerar que  no había opción para representar los intereses de la clase trabajadora.

Laura Chinchilla se elige con un porcentaje mínimo del padrón electoral

En primer lugar, los medios de comunicación de la burguesía, en su afán de demostrar que el sistema funciona y que existe legitimidad en la votación, han tratado hacer creer que la votación por el PLN fue arrolladora.

Sin embargo, el sistema electoral costarricense, permite que se tome en cuenta para efectos de elección los votos emitidos y no se calcula el porcentaje con base al total del padrón. En ese sentido, la dinámica que se ha presentado en las últimas elecciones se mantiene, un abstencionismo cercano a un 30% y el porcentaje de los inscritos que eligen al presidente o presidenta, no es mayor al porcentaje de abstencionistas. En otras palabras, Laura Chinchilla es electa con menos de la mitad de los electores, por lo tanto carece de una mayoría que la legitime como representante de los costarricenses.

Pero esto no es suficiente para entender el proceso que se ha abierto desde la coyuntura anterior a las elecciones, donde el partido Liberación Nacional, en el poder, logra establecer una base de apoyo fomentada a la mejor manera de otros partidos en el poder en América Central como el FSLN: el clientelismo basado en los programas sociales.  Esto ha sido expresado por medio de las “ayudas” dadas a los estudiantes mediante becas del programa Avancemos, los bonos de vivienda y otros programas cuyo requisito fundamental es pasar por el filtro de la afiliación partidaria o de la escogencia de una de las autoridades políticas de la zona.

Además, sectores de la pequeña burguesía, como parte de sus rasgos de clase, oscilan a la derecha y a la izquierda de acuerdo a la correlación de fuerzas. En este momento, lo que indica el signo de las luchas es la derrota. Una derrota que ha sido marcada por el triunfo del SI en el TLC, amparado por la máquina electoral puesta en marcha por la coalición neo liberal entre el PLN, PUSC, ML y con la complicidad del PAC.

La derecha toma fuerza

En medio de este proceso, es de remarcar la derechización del voto en la sociedad costarricense.

Como anotamos en la declaración anterior, la lucha contra el TLC marcó un cierre en la lucha de clases en Costa Rica.

El proceso abierto en el año 2000 con la lucha contra el Combo del ICE marcó un hito en la historia reciente de las luchas en nuestro país. Un proceso de movilización masivo que puso en la picota coyunturalmente, la institucionalidad. Sin embargo esta lucha no fue llevada hasta el fin, es decir el retiro definitivo del proyecto de ley de privatización de las telecomunicaciones y de la electricidad.

Lo acontecido posteriormente no marcó un avance mayor en el desarrollo de las luchas. La dirigencia sindical que también fue cuestionada en la lucha del “Combo” sacó sus conclusiones y después se dedicó a evitar la mayor parte de las luchas.

En el caso concreto de la lucha contra el proyecto del TLC, los paros y marchas fueron reemplazados por los debates y los figurones de la burguesía.

El gobierno de Arias y la burguesía aprovechó este espacio y logró consolidar una maquinaria estatal que le permitió no sólo derrotar al movimiento de masas en las urnas del referendo, sino que también garantizar su continuidad en el poder.

El desgaste producido, además del titubeo de la dirección al no plantear una lucha a profundidad contra el TLC, pasó su factura, sobre todo a los partidos que se postularon como anti neoliberales como el PAC.

Este partido disminuyó su votación, que probablemente sus votantes migraron a la derecha. El aval tácito de Ottón Solís tratado, cuando se votaron las leyes complementarias, significó la caída del partido.

La izquierda retrocede

Como apuntamos en la declaración donde llamamos a la abstención electoral, la izquierda retrocede puesto que no hubo una representación clasista en estas elecciones.

El llamado de apoyo crítico a Frente Amplio por parte del Movimiento al Socialismo (MAS) y el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), no es más que una posición oportunista, al crear expectativas en una figura como el diputado electo Manuel Villalta. El frente de lucha electoral se forja  a partir de un programa mínimo que los revolucionarios levantamos, sin concesiones ni sectarismos. En este caso, las organizaciones anteriores pasaron al frente del oportunismo al conceder al Frente Amplio un espacio de izquierda que no lo tiene.

Es un retroceso además no haber presentado Izquierda Unida, espacio perdido en medio de luchas intestinas por puestos y no por programa de lucha.

El diálogo con Chinchilla no es solución para las necesidades de la clase trabajadora y el movimiento de masas

Una vez electa, la burocracia sindical tiende los puentes para el diálogo. Después de 4 o más años de control arista del Estado, todavía estos dirigentes levantan la bandera del diálogo como algo posible.

Dada la conformación de la Asamblea, lo que urge es la creación de un frente de lucha contra la ofensiva neoliberal. Ya sabemos que la burguesía, no sólo en Costa Rica sino que en todos los países del mundo, quiere aprovechar esta crisis para resolverla con base en la pérdida de nuestros derechos.

Por eso es imperiosa la organización de este Frente.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), invitamos a todos los luchadores y organizaciones revolucionarias a formar este frente con base en un programa mínimo, para enfrentar a los patrones y sus aliados en las organizaciones del movimiento sindical y popular.

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