Venezuela vive una larga agonía, marcada por la hiperinflación más grande del mundo (un millón por ciento en 2018), el éxodo de más de tres millones de personas que huyen del hambre y la represión, y un enorme descontento social acumulado que amenaza convertirse en una explosión social gigantesca.

Del bonapartismo a la dictadura

El régimen político en Venezuela ya no es un bonapartismo con rasgos democráticos, como lo fue en tiempo de Hugo Chávez, el gran Bonaparte. A partir de la elección de Nicolás Maduro en el año 2013, y como consecuencia de la crisis económica provocada por la drástica reducción de los precios internacionales del petróleo, el régimen político evolucionó del bonapartismo a la dictadura cívico-militar, restringiendo las libertades democráticas, reprimiendo las manifestaciones opositores y sosteniendo férreamente el poder, ya no apoyándose en la movilización de masas, como lo hacía Hugo Chávez, sino en la represión desatada por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).

La derecha toma el control de la Asamblea Nacional

El chavismo fue, durante mucho tiempo, una poderosa fuerza política que propinó sendas derrotas electorales a las fuerzas de la derecha, pero esa situación cambió en las elecciones legislativas del año 2015, cuando los partidos derecha obtuvieron mayoría calificada dentro de la Asamblea Nacional.

Nicolás Maduro logró evadir el control de la Asamblea Nacional, convocando en el año 2017, en un periodo de división de la oposición burguesa y de alta abstención electoral, aplicando un complicado sistema de voto ponderado, a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) que se convirtió en los hechos en poder legislativo paralelo, anulando con ello la victoria electoral que obtuvo la oposición burguesa a finales del 2015.

Crisis del chavismo y ascenso de la derecha

Pero las maniobras del chavismo no pudieron detener la crisis económica. Debido a que el chavismo absorbió a la mayor parte de las fuerzas de izquierda, y al hecho que todos los errores, el desastre económico y la corrupción generalizada fueron justificados bajo el argumento ideológico a favor de la construcción del “socialismo del siglo XXI”, el resultado fue que el mayoritario descontento social fue capitalizado por las fuerzas de la derecha.

Pero las masas hambrientas y desempleadas no son derechistas, simplemente expresan su descontento contra un sistema que afirma ser “socialista” cuando en realidad la economía en Venezuela sigue siendo capitalista, y el gobierno aplica brutales planes de austeridad al mejor estilo del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Estados Unidos y la aplicación de la Carta Democrática de la OEA

Mientras al interior de Venezuela, el gobierno de Maduro lograba reprimir las manifestaciones opositoras, controlar y dividir a la derecha, sosteniéndose contra viento y marea en el poder, a nivel internacional el imperialismo norteamericano impulsó un conjunto de sanciones económicas contra el gobierno de Venezuela, las que profundizaron la crisis económica, intensificando las presiones diplomáticas  en abril del 2017 dando inicio al procedimiento de aplicación de la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA), con el objetivo de aislar política y diplomáticamente al gobierno de Venezuela.

Ese procedimiento sigue su curso, de manera paralela a la agudización de la crisis económica. No obstante, Estados Unidos y sus aliados dentro de la OEA no han logrado reunir los votos necesarios para aislar a Venezuela, la que se apoya en los países del ALBA y los pequeños Estados del Caribe.

La cuestionada reelección de Nicolás Maduro

El 10 de enero del 2019, Nicolás Maduro, juramentó nuevamente como presidente reelecto, provocando una nueva crisis política. En las elecciones de mayo del 2018, después una serie de maniobras que lograron la división de la oposición burguesa y que impidieron la inscripción de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), en unos cuestionados comicios marcados por la alta abstención, Nicolás Maduro fue reelecto con 6.245,862 votos, que representan el 67.84 % de los votos válidos, pero que en relación al padrón electoral se reduce al 30,4%.

El gobierno paralelo de Juan Guaidó

A inicios de enero del 2019, el Grupo de Lima, que reúne a 13 países aliados de Estados Unidos contra Venezuela (México acaba de deslindarse, proclamando la necesidad del dialogo y la negociación), inició la ofensiva diplomática desconociendo la reelección de Nicolás Maduro.

Al día siguiente, Juan Guaidó, recién electo presidente de la Asamblea Nacional, proclamó: “Reafirmamos la ilegitimidad de Nicolás Maduro (...). A partir del 10 de enero estará usurpando la Presidencia y en consecuencia esta Asamblea Nacional es la única legítima representación del pueblo (…) La presidencia no se encuentra vacante, se encuentra siendo usurpada (...), estamos en dictadura (…)” (El país, 05/01/2019)

Guaidó inició una campaña a favor de una aplicación de los artículos 233, 333 y 350 de la Constitución de Venezuela, argumentando que las elecciones de mayo del 2018 no fueron validas, que existe una ausencia absoluta del presidente de la república y que conforme la Constitución le corresponde al presidente de la Asamblea Nacional asumir dichas funciones. Así mismo, es deber de cualquier ciudadano restablecer la vigencia de la Constitución, sobre todo cuando existe violaciones al sistema republicano, a la democracia y los derechos humanos.

Consecuentemente, el 22 de enero del 2019 Juan Guaidó se proclamó presidente de un gobierno provisional, el cual fue reconocido inmediatamente por Estados Unidos, los países del Grupo de Lima, y una parte de la Unión Europea (UE). Para reforzar su posición, Guaidó llamó a realizar marchas en toda Venezuela, con motivo del 44 aniversario de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

De esta manera, la alicaída Asamblea Nacional se ha convertido en un gobierno paralelo al gobierno de Nicolás Maduro. A pesar de las amenazas de Maduro, Juan Guaidó no ha sido detenido, las marchas de oposición han sido relativamente toleradas, aunque se reportan más de 30 muertos en enfrentamientos callejeros.

La crisis política de Venezuela de expresa en una dualidad de poderes, representada por la pugna existente entre la derecha atrincherada en la Asamblea Nacional, y el gobierno de Nicolás Maduro como expresión de un poder ejecutivo cada vez más debilitado. A los actos de masas del chavismo en apoyo a maduro asiste mucho menos gente, lo que indica un desgaste en su base social de apoyo.

La FANB se pronuncia a favor de Maduro

El ministro de defensa, general Vladimir Padrino, leyó un comunicado expresando que: “(…) La Fuerza Armada Nacional Bolivariana, fiel a las tradiciones heredadas del Libertador Simón Bolívar, no aceptará jamás a un presidente impuesto a la sombra de oscuro intereses ni autoproclamado al margen de la ley (…) ratifica [...] su irrestricto apoyo y lealtad absoluta al ciudadano Nicolás Maduro Moros, como presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, nuestro comandante en jefe, para el periodo 2019 – 2025”(Telesur)

Aunque la cúpula militar ha cerrado filas con el gobierno de Maduro, la crisis de Venezuela toca el corazón de las fuerzas armadas: hay síntomas de división en algunas unidades militares, y en algunos casos la Policía se ha negado a reprimir las manifestaciones opositoras.

¿Un golpe de Estado en marcha?

El gobierno de Nicolás Maduro ha dicho que existe un golpe de Estado en marcha, encabezado por la oposición de derecha. Este mismo argumento es repetido por una buena parte de la izquierda idiota en Centroamérica y América Latina.

No hay que duda que existe un feroz conflicto interburgués entre el chavismo, representante de la Boliburguesía, y la burguesía tradicional representada por los partidos de derecha dentro de la Asamblea Nacional, que ahora se han proclamado como un gobierno paralelo. Esta pugna política ha adquirido la forma de una lucha entre dos instituciones: Asamblea Nacional versus Poder Ejecutivo.

Pero el gobierno de Guaidó no tiene ni controla a las fuerzas represivas del Estado. El chavismo trata de mantener a toda costa el control sobre las fuerzas armadas, mientras que el gobierno paralelo de Guaidó trata de ganarse a la FANB para su bando, prometiéndoles una amnistía al propio Nicolás Maduro y la cúpula militar.

La estrategia del imperialismo norteamericano

Desde hace años, la estrategia del imperialismo norteamericano, bajo la administración Obama y ahora bajo la administración Trump, ha sido que las fuerzas armadas retiren su apoyo a Maduro, sea por medio de un golpe de Estado, o que tomen el control de la situación de manera directa, forzando una negociación política que permita convocar a nuevas elecciones y restablecer la democracia. Esta última variante aparece cada vez más clara.

¿Cómo llegamos a esta situación?

El repunte de los partidos de la derecha y el surgimiento del gobierno de Juan Guaidó no son casualidades, están directamente relacionados con la profunda crisis económica y social de Venezuela. El gobierno de Nicolás Maduro está agotado, desprestigiado y al borde del colapso.

Precisamente, para evitar una inminente insurrección popular que ponga en peligro a las instituciones del Estado, el imperialismo norteamericano y la derecha pasaron a la ofensiva, proyectándose como una alternativa de poder ante la desesperación de las masas por la hiperinflación y la caótica situación del país.

Es tan grave la situación que Nicolás Maduro está llamando a Juan Guaidó a un Dialogo Nacional. Los militares de la FANB se han convertido en los grandes árbitros, salvo que el movimiento de masas irrumpa con fuerza arrolladora e imponga una salida diferente a la crisis del chavismo.

Las próximas semanas serán de una intensa lucha política que definirán el futuro de Venezuela, lo que tendrá hondas repercusiones en América Latina.

Nuestras recomendaciones

Desde América Central, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) hace las siguientes recomendaciones a los trabajadores y al pueblo de Venezuela.

1.- Rechazar la maniobra Trump-Guaidó.

Debido a que no ha tenido los votos necesarios para aplicar la Carta Democrática de la OEA contra el gobierno de Nicolás Maduro, Estados Unidos ha fomentado la creación y reconocimiento diplomático del gobierno paralelo encabezado por Juan Guaidó.

Este gobierno paralelo no representa la voluntad de las masas, no ha sido electo por el pueblo, ha sido impulsado por el imperialismo norteamericano cuando la actual composición de fuerzas dentro de la Asamblea Nacional ya no refleja la cambiante voluntad popular. Se trata de una maniobra espectacular para manipular el enorme descontento popular contra el gobierno de Nicolás Maduro, y convertir a Juan Guaidó en el salvador supremo de la nación.

Llamamos a los trabajadores de Venezuela y de América Latina a desconocer y repudiar al espurio gobierno de Guaidó.

2.- ¡Abajo el gobierno de Nicolás Maduro!

El conflicto entre dos gobiernos puede distraer a los trabajadores y a las masas populares de la gran tarea del momento: poner fin al desastroso gobierno de Nicolás Maduro. Las movilizaciones deben continuar y los trabajadores deben levantar sus propias reivindicaciones sindicales y salariales.

3.- Convocar a la Huelga General

Los partidos derecha han tomado por el momento la delantera, necesitamos que los trabajadores, la izquierda y los sectores revolucionarios del chavismo, retomen el control convocando a una Huelga General para terminar con la dictadura de Nicolás Maduro.

4.- Por un gobierno provisional encabezado por los sindicatos y las organizaciones populares

No podemos permitir que la crisis terminal del gobierno de Nicolás Maduro sea aprovechada por los partidos de la derecha, y que estos se proclamen como gobierno provisional. Al contrario, los sindicatos y organizaciones populares, a través de la Huelga General, deben constituir un gobierno provisional encargado de convocar a elecciones para que el pueblo exprese democráticamente como debe terminar el caos económico de Venezuela y como reorganizar el Estado, a través de una verdadera Asamblea Nacional Constituyente, libre y soberana.

  1. Llamamos a los soldados de la FANB a rebelarse contra cualquier orden de represión contra el pueblo

La administración Trump y el gobierno paralelo de Juan Guaidó pretende ganarse a la FANB, y negociar una recomposición del poder que sea favorable a los intereses del imperialismo norteamericano. En este proceso, la cúpula militar puede ordenar nuevas masacres contra el pueblo, por ello debemos llamar a los soldados a no disparar contra el pueblo, y más bien hacerse del lado de las manifestaciones populares, llevando las movilizaciones al interior de las FANB

6.- Defender la soberanía, independencia y riqueza de Venezuela

El gobierno de Nicolás Maduro, en su decadencia, ya es incapaz de garantizar la independencia política y la soberanía nacional de Venezuela. En el último periodo, con el pretexto de esquivar el bloqueo financiero del imperialismo norteamericano, se otorgaron jugosas concesiones al imperialismo chino y al imperialismo ruso a cambio de migajas.

Evidentemente, que el imperialismo norteamericano quiere meter sus garras para volver a controlar las riquezas petrolera y minera de Venezuela. Llamamos a los trabajadores y al pueblo a defenderlas de la voracidad de cualquier imperialismo, para que sean utilizadas en beneficio de las masas populares.

  1. Oponerse a cualquier acuerdo o transacción entre Maduro y Guaidó

Tanto del lado del chavismo como del lado de Guaidó, existe una fuerte tendencia a llegar a acuerdos contrarrevolucionarios, con el objetivo de crear un gobierno transitorio, que nunca reflejará la voluntad del pueblo venezolano. Debemos oponernos a cualquier solución que pretenda imponer arreglos de cúpulas entre los sectores burgueses en conflicto.

El futuro de Venezuela dependerá de su clase trabajadora, en ella confiamos!

Centroamérica, 25 de enero del 2019

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)

Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)

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