Sectores estudiantiles, apoyados por trabajadores y docentes de la Universidad de San Carlos (USAC) de Guatemala, la universidad estatal más grande de la patria centroamericana, se vieron obligados a tomares las instalaciones, como forma de protesta y lucha ante los planes de privatización de esa casa de estudios.

 Las acciones iniciaron con la toma espontanea del Museo de la Universidad (MUSAC), después se  trasladaron el 30 de julio por la madrugada a la sede del campus central, para luego ser replicadas de la misma manera espontánea en diferentes instalaciones universitarias de la Ciudad de Guatemala (Paraninfo Universitario –CCU–, Centro Universitario Metropolitano –CUM– y Club Deportivo Universitario “Los Arcos), así como en una veintena de Sedes Académicas, Extensiones y Centros Universitarios del interior de país, generando un gran impacto dentro de la psique sancarlista. Se produjo un shock inaudito en las autoridades universitarias que no esperaban la primigenia movilización de descontento a nivel nacional, contra la gestión y administración del neoliberal Rector Murphy Olimpo Paiz, y su impronta de encarecer y tercerizar los servicios que la USAC brinda a los sectores populares del país, privando y privatizando el derecho a la educación superior en la única universidad pública de Guatemala.

El primer día de toma del Campus Central de la USAC, fueron redactadas las 18 exigencias generales levantadas por el Colectivo Estudiantil Universitario (CEU). Dichas demandas resonaron en todos los espacios de la USAC, por su carácter democrático y defensista de la educación pública superior contra los agravios de una administración entregada a desmantelar la educación pública y la autonomía universitaria. La toma de la USAC y las demandas fueron apoyadas en todos los niveles de la comunidad universitaria y obligaron al Consejo Superior Universitario (CSU) a entablar negociaciones para atender las demandas democráticas que fueron presentadas con anterioridad por diferentes agrupaciones durante el año y medio precedente, pero que nunca fueron escuchadas por las autoridades.

Entre las demandas más importantes se encuentra la reducción del Programa Académico Preparatorio (PAP), aumentado arbitrariamente por las autoridades en un 1100% en la totalidad de los cursos, y del Examen de Orientación Vocacional que aumentó un 100%; la anulación del contrato con la empresa FUTECA vinculada a grupos de la oligarquía nacional, firmado con la actual administración del rector Murphy Paiz para administrar el Club Deportivo Universitario “Los Arcos”; la suspensión del convenio con la gremial oligárquica Cámara de la Industria de Guatemala (CIG), en el que se pretendía brindar mano de obra calificada y gratuita utilizando a los estudiantes del Ejercicio Preparatorio Supervisado (E.P.S), desvinculando de esta manera el deber que los estudiantes tienen con la población que sustentó sus estudios, ligándola al interés privado particular del empresariado nacional, históricamente reticente a pagar impuestos y a sostener la educación pública; la inclusión de Escuelas no Facultativas y de Centros Universitarios en la toma de decisiones, ya que actualmente las decisiones son tomadas por el CSU que solo integra en su seno a los representantes (Decanos, Docentes, Egresados y Estudiantes) de las 10 Facultades del Campus Central y la retoma de un proceso legítimo de Reforma Universitaria, inaugurado como victoria pírica de la toma de Estudiantes Por la Autonomía (EPA) en 2010, rencausado por la toma de la rectoría en el año 2013 y manipulado y vaciado de contenido por las últimas dos rectorías.

Se da por concluida la negociación de las 18 exigencias generales

Las 18 exigencias enarboladas por el Colectivo Estudiantil Universitario (CEU), apoyadas por otras agrupaciones, fueron presentadas ante la mesa de diálogo del CSU, insistiendo que la toma de ciudad universitaria terminaría hasta que estas demandas fueran atendidas en su totalidad. La comunidad universitaria aplaudió la firmeza, siendo rodeados de una enorme solidaridad de la población. Después de largas jornadas de lucha para sostener la toma de la USAC, las autoridades dieron por finalizadas las negociaciones con el CSU.

En algunos puntos, con mejores resultados que otros, se mostró un avance significativo en la resolución de las demandas democráticas, en beneficio de todos los sectores dentro la USAC, los que benefician a la población guatemalteca en general, torciendo en apariencia el brazo al reticente CSU y al autoritario rector Murphy Paiz, que tuvo que dar marcha atrás en las arbitrariedades que con ayuda del CSU aprobaron durante los últimos meses. Cabe destacar que entre los logros obtenidos, lo que más se destacan: la reducción del PAP y del Examen de Orientación Vocacional, finalización del contrato de arrendamiento del Club Deportivo los Arcos a la empresa FUTECA y el proceso de Reforma Universitaria. La presión que la lucha estudiantil y el beneplácito de la población en general hicieron que la rectoría se viera obligada a posicionarse en contra del Gobierno de Jimmy Morales y su anti popular Acuerdo de Tercer País Seguro, así como el tibio pronunciamiento que la USAC hizo sobre la arremetida del gobierno contra el Archivo Histórico de la Policía Nacional (AHPN) y del Archivo General de Centroamérica (AGCA). Estas últimas fueron obtenidas a pesar que no estaban incluidas en las demandas comprendidas en los 18 puntos.

No obstante, aún existen algunos puntos que no fueron resueltos, sino que pasaron a mesas técnicas y comisiones independientes, en las que se esperan discusiones y nuevas negociaciones en los próximos meses. Entre estos temas están, por ejemplo, la terminación del convenio entre la Cámara de la Industria de Guatemala (CIG), ya que se produjo fue una suspensión temporal hasta que una comisión de ambas partes retome la discusión. Alertamos, como lo hicimos durante la heroica lucha de EPA, que las autoridades maliciosamente lograron encausar una parte de los problemas a mesas técnicas y comisiones especiales interminables, donde las autoridades tradicionalmente matan por cansancio a los representantes estudiantiles, los doblegan con intimidaciones o compran a los más arribistas y oportunistas.

Pese a ser atendidas las 18 peticiones generales, algunos grupos continúan la toma de la USAC

La tarde del lunes 27 de agosto se dio a conocer que, pese a que fueron atendidas las exigencias ya mencionadas, algunos grupos estudiantiles continuarían la toma de la USAC hasta que las demandas de Centros Universitarios del interior, sean escuchadas y atendidas. La presión realizada por la toma de más de 20 instalaciones universitarias en todo el país, empujó originalmente al CSU a una pronta ratificación de los acuerdos, a pesar de su reticencia y entorpecimiento del diálogo durante los primeros días. Los estudiantes del interior, junto con los estudiantes de Escuelas no facultativas, son tratados por las autoridades como estudiantes de segunda y tercera categoría, sin voz ni voto en las decisiones de importancia en la USAC. Estos estudiantes se convirtieron en actores importantes en esta histórica lucha estudiantil, con su combatividad y firmeza le imprimieron una dinámica de carácter nacional a la lucha iniciada en la capital, razón por la que decidieron anunciar que el Campus Central y otros centros serían liberados una vez sean escuchadas las nuevas exigencias que se presentarán en los próximos días.

Sin embargo, en la misma conferencia de prensa, los estudiantes voceros de la organización nacional de Centros Universitarios del país, declararon que aún no tenían las peticiones listas, esta situación fue aprovechada por  el CSU para retomar la ofensiva política: en otra conferencia de prensa, en tono amenazante dijeron que habían sido tolerantes, denunciaron el incumplimiento de los acuerdos del diálogo, reservándose una repuesta oficial, derramando lágrimas de cocodrilo para retomar el semestre lectivo a distancia y en otras instalaciones universitarias.

El rector ha estado midiendo el pulso de la toma de la USAC para pasar al contraataque en un momento de cansancio y debilidad. Estas declaraciones no deben ser menospreciadas. Se requiere dar un gran viraje hacia las masas estudiantiles, las únicas que pueden detener cualquier ofensiva del CSU.

Las reacciones entre estudiantes, docentes y trabajadores de ciudad universitaria muestran cierto descontento. En primer lugar, por el incumplimiento de la apertura del campus, tal como se había acordado, pues desde hace un mes se encuentran suspendidas actividades académicas y administrativas. En segundo lugar, existe molestia porque, aunque no sea el caso, en otras situaciones similares, algunos grupos han utilizado la prolongación artificial de la lucha para pactar o negociar intereses particulares. En tercer lugar, la decisión de mantener la toma interminable, sin consultar o estando en contra de la voluntad de la mayoría de estudiantes, trabajadores y docentes, esta facilitando la contraofensiva del CSU, brindándole la oportunidad al rector Murphy Paiz y su administración, de romper con la mesa de diálogo y desconocer todos los puntos obtenidos hasta el momento. De esta manera, quizás sin habérselo propuesto, los grupos estudiantiles minoritarios que intentan mantener la toma, sin consultar a las bases estudiantiles y resto de la comunidad universitaria, están dándole un cheque en blanco al rector Murphy para que, ahora sí, instrumentalice el descontento de la gran mayoría de estudiantes que no están formando parte de la lucha activa, pendiéndolos en contra de los estudiantes en lucha.

Las peligrosas decisiones inconsultas de grupos minoritarios

Desde el primer día de la toma de la USAC, los militantes del Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) respaldamos la lucha. La toma de las instalaciones universitarias son siempre acciones defensivas de resistencia, llevadas a cabo por sectores de vanguardia o minorías revolucionarias activas. La primera toma, la del MUSAC fue protagonizada por la actual junta directiva de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) ya en retirada, también por miembros del Colectivo Estudiantil Universitario (CEU). La misma noche de lunes 29 de julio, con el MUSAC tomado, una decena de estudiantes al percatarse de la poca importancia estratégica que tenía el MUSAC para las autoridades, decidieron tomarse las instalaciones del Campus Central en la zona 12 de la capital. La Junta Directiva de la AEU desaprobó la decisión, y se separó del movimiento.

Desde el inicio, la toma de la USAC estuvo sostenida por sectores de vanguardia, con el paso del tiempo se integraron todo tipo de estudiantes, trabajadores, docentes y vendedores de la economía informal. Estos sectores de vanguardia tenían el apoyo de los estudiantes y de la población en general, pero la toma de las instalaciones no puede ser eterna, debido a los intereses particulares de los estudiantes, cuyo principal objetivo es estudiar y graduarse. Pero después de un mes de haber iniciado la toma, la situación ha cambiado. Habiendo sido resueltos la mayoría de los 18 puntos, y existiendo un cansancio y el retiro de la mayor parte de estudiantes, una dirección seria y responsable debe saber evaluar los peligros que se ciernen, y tomas las decisiones acertadas

Al estar bloqueado el ingreso a las instalaciones de la USAC, pocas Asociaciones de Estudiantes de las diferentes unidades académicas del Campus Central han celebrado asambleas estudiantiles en pleno. Este abandono o retiro de la mayoría de los estudiantes ha sido aprovechado por las cupulas estudiantiles, tanto la AEU, como el Consejo Consultivo Estudiantil Universitario (CCEU), quienes han optado por plegarse a los sectores minoritarios que han decidido librar un lucha prolongada, sin someterse al control de las decisiones  de las asambleas generales estudiantiles de cada unidad académica, para que el estudiante decida que métodos de lucha prefiere, cuáles son los tiempos que deben respetarse e incluso las formas en que la gran masa estudiantil se integre a la lucha.

Todo lo que se ha logrado se puede perder, porque ante el cansancio de la mayoría de estudiantes y miembros de la comunidad universitaria, una minoría de dirigentes ha decidido mantener la toma “hasta el final”, pero sin tener la representación de las bases estudiantiles. Tienen que ser los estudiantes los que deben decidir hasta donde se mantiene la toma, y no una minoría de caudillos estudiantiles.

Recordemos la experiencia de la toma prolongada de EPA

Alertamos en su momento de la experiencia de la toma prolongada por EPA, que pasó de ser una toma espontanea de activistas universitarios a una lucha desembarazada del sentir de la mayoría de los estudiantes. Recordamos la derrota que EPA sufrió en su momento, cuando un puñado de sus integrantes vendió las victorias cosechadas por la toma del 2010 por puestos laborales y coimas dadas por las autoridades. También alertamos sobre el carácter “zopenco” al que se dirige la toma, que paso de estar integrada los primeros días por la diversidad más variada del estudiantado, esto quiere decir, el estudiante que es antes que nada trabajador, el estudiante de excelencia académica, el estudiante que nunca había participado en ningún movimiento de lucha, pero que se integró por la vinculación que las demandas democrática tenían, y como la composición fue cambiando; como la salida del estudiantado ha sido llenada con el clásico activista de la política estudiantil, que ha buscado redito político en la opinión pública, para la utilización en posteriores campañas electorales para el secretariado de la AEU, así como aquel que solapadamente ha estado buscando algún hueso que le tiren las autoridades universitarias, como en su momento lo hicieran con los predecesores de los zopes de la transitoria, así como con los que hoy se dicen representantes de EPA, y que en su  momento vilipendiaron y vendieron el movimiento por unas migajas, viajes y puestos laborales.

Bajo esas condiciones, la toma de la USAC se encuentra en una encrucijada, pues un movimiento heroico de las primeras horas y días, con el peso del tiempo, las noches frías, el cansancio y el hambre se va trastornando internamente, así como su composición social, y la toma ha terminado en grupos que no obedecen a la voluntad de los estudiantes. Dándose incluso métodos internos abiertamente reaccionarios, como asambleas punitivas para expulsar miembros que cuestionan los métodos de lucha impulsadas por esta minoría, los cuales promueven el aislamiento y retiro de los estudiantes, negando el derecho a la autoorganización de las mujeres estudiantes en toma, las asambleas de grupos, o incluso vedar el derecho a opinar y de accionar independiente como fuera en los primeros días de efervescencia estudiantil.

La lucha se fortalece únicamente promoviendo la participación estudiantil

La continuación de una toma prolongada de la USAC, pese a la finalización de la negociación, representa un riesgo para las victorias obtenidas, dándole argumentos necesarios a las autoridades universitarias para desconocer los 18 puntos finalizados y ocasionar un retroceso catastrófico para el movimiento estudiantil. Las decisiones apegadas al sectarismo no responden al momento histórico, ni a la realidad en la que se encuentran en estos momentos las medidas de hecho. Para superar esta situación, es necesario llamar a la reflexión a los grupos estudiantiles, a impulsar  la realización de asambleas multisectoriales (Estudiantes, Docentes y Trabajadores) para que ellos decidan como continuar la lucha, y si es necesario mantener una toma prolongada de la USAC.

Que sean los estudiantes, trabajadores y docentes quiénes decidan democráticamente si se abandona la toma de la USAC o no. Los métodos de lucha dependen de cada situación concreta. Considerando que las necesidades de los Centros Universitarios son urgentes, sus demandas no deben ser menospreciadas en lo más mínimo, es necesario mantener una correcta estrategia y no cometer los errores antes cometidos por agrupaciones como Estudiantes por la Autonomía (EPA). Llamamos a involucrar verdaderamente a los sectores sancarlistas, los únicos que pueden revertir una contraofensiva de rectoría, y sacar del aislamiento lo que queda de la toma.

Cualquier toma es una medida de protesta transitoria, es una fuerte medida de presión, pero abusar de ellas, o pretender llevarlas hasta el final sin el apoyo de la mayoría de estudiantes, ha demostrado que también puede originar trágicas derrotas o la degradación de movimientos estudiantiles, como lo sucedido con EPA, o con la toma de la rectoría de más de cien días en 2013. Tenemos la experiencia del Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) en Honduras, que abusó de la toma por varios meses, y con ello profundizo la derechización de las organizaciones estudiantiles.

Llamamos a todos los estudiantes y sectores de la comunidad universitaria de la USAC, a debatir y reflexionar sobre la forma de salir de la encrucijada actual, y luchar unidos para derrotar cualquier posible ofensiva del rector Murphy contra el movimiento estudiantil.

Centroamérica, 27 de agosto del 2019

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)

Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)

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