Después del aplastamiento de la rebelión popular de abril del 2018, la situación revolucionaria se cerró abruptamente con las masacres y con ello comenzó un periodo en que, ante la ausencia de una dirección revolucionaria, la oposición burguesa tomó el control y sin una estrategia clara de lucha llevó lentamente al movimiento popular al desastre político.

La oposición burguesa creo la ilusión que a través del Dialogo Nacional de 2018 y 2019 se resolvería la crisis. En realidad, lo que hizo fue abandonar la lucha contra la dictadura y aceptar en los hechos que las elecciones fuesen hasta 2021. La oposición burguesa aprovechó la represión y la desmovilización para controlar las nuevas expresiones políticas que surgieron de la rebelión de abril, como fue la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), para utilizarlas como base social de una futura contienda electoral.

La conducción de la UNAB, influenciada por corrientes disidentes del sandinismo, terminó controlando los restos del movimiento autoconvocado, que debió replegarse por la represión. Poco a poco, todo comenzó a girar en torno a las elecciones, pero sin luchar de manera efectiva por una profunda reforma electoral, sino que confiaron en las sanciones y presiones de Estados Unidos y la Unión Europea. Ante la incapacidad de crear un movimiento de masas por la reforma electoral, el resultado fue la parálisis total.

En estas condiciones, de represión y de desmovilización, la dictadura aprovechando la derrota de la rebelión de abril, optó por endurecer posiciones y resistir a las presiones imperialistas encabezadas por Estados Unidos, a través de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la búsqueda de mantenerse en el poder a cualquier costo. En vez de hacer concesiones, la dictadura redobló el control sobre el Consejo Supremo Electoral (CSE), endureció las condiciones en la Ley Electoral, y al final terminó encarcelando a los candidatos presidenciales, cancelando la personalidad jurídica del Partido Conservador, del Partido Restauración Democrática (PRD) y del Partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), organizando un proceso electoral a su medida, que la garantiza un nuevo periodo presidencial a Ortega y Murillo.

Este abrupto giro represivo tomó desprevenida a la oposición burguesa, la cual se quedó sin opciones. Esta ruptura de su propia legalidad, y el afán de liquidar a la competencia electoral, está relacionado con el hecho que, según la última encuesta de CID-Gallup, el FSLN esta apenas con un 15% de intención de votos. La dictadura hace todo tipos de maniobras para promover la abstención, desmoralizando al voto opositor.

En estas condiciones, igual que en 2016, los grupos de la oposición burguesa han optado por el llamado a la abstención. La UNAB llamó a la “ciudadanía a no participar del fraude del 7 de noviembre, a quedarse en casa y no legitimarlo ni aceptar sus resultados. (04/10/2021)

Los grupos de la llamada Oposición Democrática Nicaragüense, en el exilio, llamaron al “unánime repudio y desconocimiento de la farsa electoral que culmina el 7 de noviembre de 2021, (…) Pedimos: A los países miembros del SICA, de la OEA, a las Naciones Unidas, a la Unión Europea y a todos los países democráticos del mundo, a declarar la ¡legitimidad del proceso electoral y desconocer los resultados de la farsa electoral montada por la dictadura, y llamamos a la urgente Aplicación del Artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana por parte de la OEA”. (07/10/2021)

De igual manera, la extinta Coalición Nacional (CN) llamó a “(…) no acudir a los centros de votación, y quedarnos en nuestras casas como expresión viva de rechazo popular a las medidas de la tiranía Ortega- Murillo”. (19/10/2021)

Por su parte, el Consejo Político de la OEA reiteró su llamado “(…) Urgir con vehemencia al Gobierno de Nicaragua a poner en práctica sin demora los principios de la Carta Democrática Interamericana (…)”. (20/10/2021) Al final amenazó con una posible exclusión de Nicaragua de la OEA, decisión que podría ser tomada en la próxima asamblea general de la OEA, después de las elecciones del 7 de noviembre.

La Iglesia Católica, igual que en agosto del 2016, llamó a los nicaragüenses a que “(…) decidan y actúen desde el ulterior e inviolable dignidad de su conciencia, libremente, para hacer lo que considere más justo y conveniente, en este momento, para Nicaragua” (21/10/2021)

En las actuales circunstancias, debido al férreo control represivo que la dictadura logró imponer, los resultados electorales ya están decididos de antemano. El problema es que la táctica abstencionista de la oposición burguesa, facilita en los hechos la reelección presidencial.

La abstención es un rechazo pasivo, necesitamos un rechazo activo de la población. Por esta razón, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llama a una resistencia activa a través del voto nulo en las elecciones del 7 de noviembre, aunque sabemos de antemano que no incidirá en los resultados de la votación, pero seria una muestra de rebeldía colectiva. La lucha por la democratización de Nicaragua continuará con mayor intensidad después de la mascarada electoral.

Centroamérica, 26 de octubre del 2021

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)

Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)

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