Por: Alberto Castro        
Muchas personas probablemente creyeron en la publicidad que el bukelismo hizo acerca del bitcoin, durante la etapa de publicidad previa a la adopción de esta criptomoneda. Ahora resulta totalmente risible recordar aquellos espacios publicitarios donde se presentaba al bitcoin como un boom económico, una herramienta de desarrollo, un mecanismo de despegue económico, ningún fanático del bukelismo habría creído en las críticas que advertían del posible fracaso y por consiguiente de las pérdidas económicas.  

A más de un año de la adopción como moneda de curso legal y de la referida inversión irresponsable que ha hecho el Gobierno de Bukele-NI-GANA, la realidad da la razón a las críticas y hunde más al país en un agujero económico junto con el engaño vertido por el Gobierno, quien por cierto lejos de corregir sus errores se aferra a mantener una imagen de éxito; en la propaganda los logros quedan desvirtuados al no poderse demostrar, pero ante la imagen de fuerza que necesita demostrar por la configuración de la dictadura no va a enrumbar la ruta económica porque eso significarían señales de debilidad, por eso sigue haciendo leña del árbol caído, en la Asamblea General número 77 de la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU), Bukele en su participación se presentó saludando en nombre de la tierra del Bitcoin, como si de un modelo y ejemplo se tratase, no cabe duda que para conservar su imagen trabaja en la publicidad exterior, allá tiene más eco que aquí cuando se habla de criptomonedas.

¿Fracaso o inconvenientes temporales?

A nivel local las criptmonedas han dejado de despertar el interés que tuvo cuando el Gobierno pintó un panorama exitoso, por eso al respecto la propaganda para promocionar este experimento monetarista se ha enfocado en promocionarlo internacionalmente, donde se puede tergiversar la realidad salvadoreña, esto por una parte para sanear su imagen dictatorial y por otra para atraer inversionistas en torno a ello aprovechando las concesiones fiscales que otorga la legislación pertinente.

En El Salvador, la propaganda se ha centrado principalmente en convencer a la población que no hay pérdidas; sostiene que las transacciones se mantienen a buen ritmo ya que no hay comisiones por movimientos como por ejemplo las remesas, que la caída es temporal y que por lo tanto volverán a subir, incluso el mismo Bukele el 18 de junio de 2022 en un tweet dijo: “Algunas personas están preocupadas por el precio del #Bitcóin  en el mercado. Mi consejo: dejen de ver la gráfica y disfruten la vida”.

Lejos de la propaganda, pagada por cierto con impuestos públicos todo es diferente. El Salvador ha comprado 2,381 bitcoin en una inversión de 104, 478 millones de dólares, comprados cuando su valor era de 37 mil y 58 mil dólares, eso implica que las perdidas van entre el 47% al 67%,  cuyo valor ante la caída del precio ronda los 45, 822, significando más del 50% de pérdidas sobre la inversión realizada. Según los datos del Banco Central de Reserva (BCR), en el mes de septiembre las remesas mediante la billetera digital Chivo Wallet, únicamente significaron el 1,73% del flujo total de remesas que entraron en el país. En trece meses las transacciones suman $140, 12 millones de dólares.

El bitcoin como cualquier otra criptomoneda, es un activo especulativo, por lo tanto carece de un valor sólido y su volaticidad implica riesgos o eventualmente ganancias. Nada garantizaba éxitos al Estado salvadoreño con la compra de bitcoin, tampoco nadie podía decir con exactitud la dimensión de las perdías, pero si se advertía sobre los riesgos y sobre todo por la mala economía salvadoreña. El Bukelismo espera mejore el valor de esta criptomoneda, mientras tanto no se hablará de ganancias sino solamente de pérdidas.    

Entre pérdidas y promesas        

La propaganda sobre el bitcoin se ha ido gastando al punto de percibirse en sentido negativo por la mayoría de la población, por ejemplo en una encuesta realizada por la UCA  donde el 16,5% lo considera un éxito, un 65,5% lo ve como fracaso y un 75,6% dijo no haberlo utilizado este año. Los cajeros Chivo Wallet son fuentes secas en desuso. Rechacemos cualquier otro gasto irresponsable como este del Gobierno, quien apuesta con fondos públicos mientras recorta presupuesto en salud y educación de cara al próximo año.

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