CUMPLIENDO UN COMPROMISO POST MORTI [1]

En el año de 1992, tuve la necesidad de ir a la isla de Cuba, a que me hicieran una operación en mi corazón, porque tenía obstruidas las coronarias que me tenían al borde de la muerte, en Honduras ya había sido desahuciado por el Seguro Social. Me practicaron la operación y me trasladaron al Hotel Internacional del Vedado de la Habana. Allí en ese Hotel estaban hospedados muchos revolucionarios de los distintos países de América Latina que habían sufrido alguna lesión en sus cuerpos y habían buscado la ayuda médica de este país revolucionario considerado en el mundo como una atención médica de las mejores. Entre los compañeros revolucionarios que estábamos rehabilitándonos en el Hotel se encontraba el Sr. Miguel Mármol, fundador del Partido Comunista en El Salvador. Como un respeto que le debía a su lucha revolucionaria me hice amigo personal de él y conversamos e intercambiamos muchos puntos de vista coincidentes con su pensamiento comunista. Al momento de regresar a Honduras acompañado de mi esposa, el compañero Mármol me entregó un escrito personal que refleja el conocimiento que tenía sobre el proceso revolucionario de la Unión Soviética y de todos los procesos revolucionarios Marxistas de otros países. El documento me lo entregó, con el objeto de que si algún día tenía la oportunidad de escribir algún libro, que incluyera en el mismo su documento. Es por eso que pasa a formar parte de mis memorias denominadas La miseria y la traición y cumplo con mi palabra después de que él regresara a su patria El Salvador y recibiera por parte de la Universidad Nacional de dicho país, el título de Doctor “Honoris Causa” en honor a todo su trabajo revolucionario, hecho en el mundo entero donde tuvo oportunidad de exponer su pensamiento comunista.

Roberto Becerra Alvarado (1928-2002)

Comandante del Movimiento Revolucionario Francisco Morazán de Honduras, organizado en La Habana, Cuba en 1961.

“LA SOCIEDAD HUMANA COMO LA NATURALEZA MISMA SIEMPRE ESTÁ EN PROCESO DE TRANSFORMACIÓN”

Miguel Mármol

Habana, 4 de julio de 1990.

La naturaleza en constante movimiento interaccionado produce los cambios de tiempo: el invierno, la primavera, el verano y el otoño. Cambios de tiempo que producen fenómenos desastrosos: nevadas, inundaciones, tempestades, sequías, maremotos, terremotos, etc. Fenómenos violentos que acaban con vidas humanas, y que destruyen la obra material del hombre; pero éste las repara y construye cada vez mejor.

Semejante a la naturaleza en constante movimiento, la sociedad humana está en perenne proceso de cambios sociales cuantitativos y cualitativos hasta dar el gran salto. Para pasar de un sistema social en caducidad a otro superior. Del comunismo primitivo caduco pasó al sistema esclavista; del esclavismo pasó al feudalismo; del feudalismo al capitalismo; del capitalismo al socialismo, iniciado en Rusia en 1917. Socialismo que como los demás sistemas pasados de la historia es irreversible en tanto no se den las condiciones precisas, de pasar al comunismo científico. La sociedad humana forma en su ascenso un espiral, espiral que cada vez se aleja más de su primitivismo. Previo a los cambios cualitativos de la sociedad se procesan los cambios cuantitativos: los esclavos se alzaron contra sus amos, hasta realizar sublevaciones armadas resonantes como las que dirigió Espartaco; los campesinos se rebelaron contra los señores feudales en todas partes del mundo; en China hubo la guerra campesina de los cien años; internacionalmente la burguesía es sacudida en grandes movimientos obreros reprimidos sangrientamente; quedándoles como única alternativa la lucha política rumbo a la revolución socialista, tal como lo registra ya la historia. El capitalismo de carácter imperialista sigue siendo poderoso pero con un futuro de desesperación.

Los imperialistas no tienen el modelo económico social con el cual superen la dramática situación que el tercer mundo padece; tercer mundo cuyo descontento que acumula de ahora en hora, de día en día y de año en año, que estallará por fin para estremecer al capitalismo avaro, explotador y miserable; al imperialismo le nace además, la contradicción Inter-imperialista; pues cada imperio aspira al dominio de la hegemonía económica-política mundial. Contradicción Inter-imperialista que se agudizará catastróficamente, ante un socialismo que se revertirá muy poderoso de la crisis que experimenta.

La sociedad capitalista la caracteriza el hecho de que la clase minoritaria de la sociedad se ha apropiado de los grandes medios de producción: tierras, fábricas, riquezas naturales, etc., para explotar primariamente a la clase obrera y a los campesinos; con la utilización de científicos, técnicos, especialistas, burócratas, profesionales e intelectuales, propietarios de otras actividades económicas como decir la banca, el comercio y el transporte. Los sectores sociales de que se hace mención lastimados con la veracidad capitalista gran parte de ellos entran en contradicciones consecuentes con que se realicen cambios económicos.

Bajo el Sistema Capitalista el salario es bajo para la mayoría de explotados; existe el empleo, el desempleo permanente masivo y empeora en las grandes mayorías la miseria, la desnutrición, el hambre, las enfermedades, la mendicidad, el robo y demás males sociales, sin las perspectivas de oportunidades la juventud se da al abandono, a los vicios denigrantes, a la delincuencia, etc.; que yo sepa estos males sociales propios del Sistema Capitalista no han ocurrido con igual magnitud en los países socialista del Este Europeo.

En la antigua Rusia Zarista, fueron los obreros y campesinos los más explotados. Los parias sin derechos sociales y políticos; fueron en consecuencia, la fuerza motriz de la Revolución de Octubre, originando como se instauró el socialismo científico, por primera vez en el mundo caracteriza al socialismo el hecho de que los grandes medios de producción, las riquezas todas de propiedad privada, pasan a poder público administrada por el Estado Socialista. Obreros, campesinos y pueblo en general forjan su destino socialista a través de los sindicatos obreros, cooperativas campesinas, asociaciones juveniles, etc. Verdad esta que la observé por espacio de tres meses.

Estuve en la URSS en 1930, en ocasión de asistir al Quinto Congreso de la Internacional Sindical Roja, celebrado en Moscú en la segunda quincena de agosto. Terminado el Congreso, delegados del exterior presenciamos el afán con el cual los trabajadores, los científicos y los técnicos construían las bases materiales del socialismo científico, para cumplir a cabalidad el primer Plan Quinquenal de 1928 -1933. En Moscú, Rostov, Bacú, Tifles y en los campos trabajaban aceleradamente en la industria pesada, industria ligera, industria eléctrica, en las minas de carbón de piedra, en los pozos petroleros a orillas del Mar Caspio, en las cooperativas campesinas; vimos también la reconstrucción de la ciudad de Leningrado.

En la construcción socialista los soviéticos encontraron la forma de elaborar con eficiencia, con espíritu leninista, con sentido creativo, con gran sentido de responsabilidad: la emulación socialista, consistente en trabajar en cadena, en brigadas de choque para producir más y mejor con ahorro de materiales. Hubo además el trabajo voluntario, los domingos llamados rojos leninistas. Reunidos después de cada jornada de trabajo, se daba la revisión de todo, la crítica y la autocrítica para superar responsabilidades, para forjar la conciencia socialista.

En cada empresa existían dos cosas que forjaban conciencia y sabiduría: el Periódico de Pared (mural) y el Rincón Lenin. En el periódico de pared se leían los logros obtenidos; pero fundamentalmente la crítica y la autocrítica como forma superior de concientizar señalando irresponsabilidades, deficiencias, errores y perjuicios. En el Rincón de Lenin se leían las obras escogidas del maestro del proletariado mundial.

Los capitalistas sostenían con burlas: El Plan Quinquenal no lo terminarían ni en treinta años, porque los soviéticos carecían de científicos, técnicos, especialistas, mano de obra calificada y de la materia prima necesaria; pero los capitalistas se equivocaron de pies a cabeza. El Plan Quinquenal de la Industria Ligera la terminaron en dos años y medio. A los delegados extranjeros nos tocó en suerte asistir al Teatro Bolshói, donde se celebró pomposamente el gran éxito. La industria pesada se realizó en menos de los cinco años.

El pueblo soviético soportaba estoico las tremendas limitaciones que les ocasionaba el pertinaz bloqueo económico del capitalismo mundial y el sabotaje dirigido y financiado desde el exterior. Donde el anti-sovietismo era feroz, no les llegaba ni un alfiler, los saboteadores envenenaban las fuentes de agua para matar el ganado, destruían los sembrados; de eso que la población comía carne y bebía leche sólo cinco días al mes; para los niños y para las parideras sí había la leche diaria; en Moscú escaseaba la fruta, la ropa, loszapatos, otros artículos de uso indispensable; agua sólo había tres veces al día; pero frente a todo eso se alzaba el trabajo empeñoso de científicos, técnicos, especialistas y de las masas productoras. Algo que no olvido y que formó mi conciencia socialista, fue el encuentro con obreros y con niños escolares. En la fábrica de pan de Moscú por entonces la más grande del mundo le pregunté a una obrera que recogía el pan que salía del horno eléctrico si comía de ese pan, contestó que a la hora de comer —les es prohibido, insistí, —prohibido no, pero si me comiera uno o dos panes, se quedarían sin comerlo otros, pues es que aquí todo está planificado. Otra me dijo ser católica, que no iba a la iglesia por tener tareas que realizar de orden social, político y cultural; una tercera me explicó que después de trabajar se dedicaba a estudiar porque quería ser una obrera instruida.

Niños escolares nos dijeron muy seguros, la cantidad de técnicos y trabajadores que construían un edificio que teníamos a la vista, agregando que, como esa construcción se edificaban muchas más en el país. Precisaron que el socialismo terminaría con el enorme atraso que la URSS heredó de la Rusia Zarista, carente de energía eléctrica con una agricultura atrasada y sin el desarrollo industrial por lo que Rusia Imperial marchaba a la cola de los países capitalistas europeos. Que el socialismo en construcción llegaría a ser ejemplar en el mundo.

Aquellos escolares soviéticos estaban seguros de lo que decían; en cuarenta años (1917-1957), el socialismo convirtió a la atrasada Rusia en la gran potencia paralela al imperialismo norteamericano sin explotar ni vivir de naciones sometidas. Cuando la Segunda Guerra Mundial terminó con el agresor nazifacismo en los campos de batalla. Científicos y técnicos soviéticos, primeros en lanzar al espacio cósmico dos satélites artificiales en 1957: El primero el 5 de octubre y el segundo el 4 de noviembre con la perra Laica a bordo; Yuri Gagarin cobró celebridad en el mundo. Los soviéticos han expresado el internacionalismo proletario y la solidaridad internacional a los países liberados del colonialismo siendo por eso que exista el Tercer Mundo.

Con la política soviética de paz y la distinción han conseguido contener la guerra nuclear ansiada por los imperialistas encaminados a destruir el socialismo y la Democracia Popular Norcoreana y China. Querer ignorar tanta grandeza socialista es traición de Lesa Humanidad; pero millones de extranjeros somos fieles al socialismo científico; fieles al marxismo-leninismo.

El bolchevismo triunfante instauró la Dictadura del Proletariado, para destruir hasta en sus últimos vestigios la estructura del Estado Feudal-Burgués que explotó y martirizó a obreros y campesinos y todos los pueblos sometidos a Rusia Imperial. Dictadura proletaria que tenía de misión histórica, garantizar el desarrollo y la vida del socialismo. Dictadura proletaria que enfrentó vencedora la contrarrevolución; la intervención armada de las potencias europeas y otras; que supo soportar el bloqueo económico y el sabotaje financiado desde el exterior. Entiendo que la dictadura proletaria desaparecería, al producirse la paz y la seguridad con el crecimiento del socialismo mismo, del que emergerían masivamente: científicos, técnicos, especialistas y otros sectores sociales intermedios importantísimos que como tales, tienen derecho a participar en puntos claves del Estado Soviético, para aportar mucho más al socialismo.

Pero ocurrió que dicha dictadura proletaria no cumplió con su cometido histórico al permitirse la dictadura unipersonal de Stalin, quien desde un principio dio por tirar por la borda los principios socialistas leninistas, para imprimir en la sociedad una actitud de veras no marxista-leninista. Stalin, para su seguridad dictatorial no perdió oportunidad para desaparecer cuadros valiosos del Partido, la Juventud Comunista y del Ejército Rojo. También le valió de que muchos bolcheviques connotados murieran en defensa del socialismo, cuando la contrarrevolución, cuando la Gran Guerra Patria, cuando la intervención armada de las grandes potencias. Por eso es que cuando la Segunda Guerra Mundial, Stalin decidió todo; fue el manda más. Stalin dejó a la sociedad soviética en enredos ideológicos, económicos y políticos; enredos que afloraron violentos, no para continuar con el socialismo, sino para virar hacia el capitalismo. Esto no hubiese ocurrido así, si los verdaderos comunistas hubiesen continuado cultivando el marxismo-leninismo en las nuevas generaciones de obreros y campesinos y demás estamentos surgentes; labor de concientización socialista que fue descuidada, por los que idealizan el capitalismo que consiguieran confundir a las mayorías.

En 63 años de edificación socialista, crecieron masivamente sectores importantísimos en el área de los científicos, técnicos, especialistas, burócratas, profesionistas, mentores e intelectuales valiosos en la construcción del socialismo; pero fue en parte de estos sectores no proletarios, donde se engendró la ideología anti-socialista, pretendiendo regresar al pantano inmundo del feudalismo-burgués de la Rusia de 1917. Eso es dar patadas, a la gloriosa revolución de octubre.

Mientras en el Este europeo el socialismo se derrumba, tembloroso aún en la misma Unión Soviética, Vietnam, Corea del Norte, Gran China y Cuba, países constituidos en poderosas columnas del socialismo científico. En Cuba, isla a sólo 90 millas del territorio norteamericano, el socialismo avanza exitosamente, pese al bloqueo económico y a las presiones diplomáticas y militares del imperialismo yanqui.

Veamos lo ocurrido en América Latina y el Caribe en 50 años de sistema capitalista (1930-1980). En medio siglo de capitalismo subdesarrollado, éste tuvo un relativo crecimiento, con ello crecieron masivamente capas sociales no proletarias, no comunistas que inconformes con el modo de vida económico político burgués, partes de estos albergan principios ideológicos, políticos diferentes, engrosan el partido social demócrata, Demócrata Cristiano, partidos de derecha, o forman su propia agrupación a su gusto y sabor; así dispersos luchan en mutua competencia; de eso el caos en el que es tan variada para luchar contra el imperialismo que en las nuevas condiciones nos atrapa.

En 1932, las fuerzas motrices de la revolución salvadoreña la constituyeron los obreros y campesinos, las capas sociales intermedias, no creídas aún cooperan en buena parte con el genocida General Maximiliano Hernández Martínez, otros con la indiferencia; pero hoy parte de los sectores sociales dicho, cooperan con el FMLN y los partidos de oposición, en parte consecuente con la insurgencia. Por eso el ejército y el gobierno fascista han hecho desaparecer a numerosos profesores, estudiantes universitarios y de secundaria, a profesionales, al gran caficultor Enrique Álvarez Córdoba, sin escapar Monseñor Oscar Arnulfo Romero, varios sacerdotes y los seis jesuitas. La unidad política opuesta al oprobioso régimen de El Salvador, es ejemplo para los pueblos latinoamericanos y del Caribe por eso es que lo ocurrido en los países ayer socialistas, en Panamá y Nicaragua, nos duele mucho. Pero el FMLN prosigue firme con perspectivas de victoria; gracias si a la solidaridad internacional.



[i] Texto proporcionado por Rebeca Becerra, escritora hondureña. El texto que Miguel Mármol entregó a mi padre lo transcribí sin hacerle ningún cambio, no ha sido editado, pues consideré respetar su espontaneidad e integridad.

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