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Crisis mundial, Plan Mérida e intervencionismo imperialista

Por Leonardo Ixim

Repercusiones de la crisis mundial en Guatemala*

Vivimos en la actualidad una crisis mundial del capitalismo con posibilidades de ser terminal, que se traduce en el alto costo de la vida sobre las clases trabajadoras y campesinas del mundo. Producto de éste tenemos una serie de convulsiones sociales que pueden desembocar en situaciones revolucionarias. Ante esto el capital responde de forma represiva acercándonos a un régimen neoliberal fascista y dentro de esto se encuentran iniciativas tales como el Plan Colombia y Plan Mérida.

En Guatemala la crisis se siente de distintas formas: 51% de la población viviendo en pobreza y 15,2% en extrema pobreza, una canasta básica alimentaría que de unos Q1,820 y ampliada de Q3,320, con un salario mínimo de Q1,705 para actividades no agrícolas, una inflación acumulada (desde enero a junio) de 5.1% y interanual de 12.24%. La inflación se debe a varias razones interrelacionadas: el aumento de los productos de consumo popular y al aumento en el costo del barril del petróleo que se encuentra en US$133, afectando a todos sus derivados (gasolina, diesel, aceites, etc.).

 

 

Las causas del aumento de los alimentos son las especulaciones con estos productos y el uso de los mismos para agrocombustibles.

Tras años de aplicar políticas neoliberales, como las privatizaciones de los servicios públicos, la liberación de los precios de las canastas básicas, la aplicación de IVA a estos productos y la apertura indiscriminada del agro profundizados con los TlCs, hoy los niveles de vida del pueblo son más bajos que antes de la entrada de estas políticas. En ese contexto es lógico pensar que el único camino para el bienestar social es la lucha contra los quetienen el poder.

De esa forma el gobierno gringo, de la mano del terrorista John Negroponte, lanza el Plan Mérida. Antes de continuar ese tema comentaremos quién ese asesino. Negroponte fue responsable de formar escuadrones de la muerte en la década de los 80s en Centroamérica, cuando fue embajador en Honduras. A él se debe la creación del tristemente célebre batallón 316 del ejército hondureño, responsable de graves violaciones a los derechos humanos en ese país.

Junto al derechista gobernante partido Arena de El Salvador formó escuadrones en ese país para combatir al movimiento revolucionario salvadoreño. De igual forma en su estadía en el Irak ocupado fungió como embajador implicándose en la creación de escuadrones pertenecientes grupos sectarios religiosos de ese país. Recientemente fue director de la superagencia de inteligencia formada a instancias de las políticas represivas de Bush en Estados Unidos y hoy ha vuelto a la región como Subsecretario de asuntos del Hemisferio Occidental para el Departamento de Estado e impulsador del Plan Mérida.

Plan Mérida

El Plan Mérida tiene dos caras, la visible que tiene que ver con combatir el narcotráfico, las pandillas y el crimen organizado en general y la oculta, que trata del control social tras los efectos de las políticas neoliberales en la región mesoamericana. En un contexto mayor, forma parte de los planes de seguridad hemisféricos del imperialismo para controlar los recursos naturales y a los gobiernos nacionalistas revolucionarios del sur.

El narcotráfico y las pandillas es un negocio que le conviene al imperialismo pues de la industria de las drogas los grandes banqueros ganan millonadas con el blanqueo de dólares y con los altos precios en las calles gringas. Las pandillas por su parte son estrategia de división de la juventud y pretexto para la represión y el control social; por lo tanto no es creíble el deseo de Estados Unidos cuando el problema de los estupefacientes, por ejemplo comienza con su población siendo ésta la mayor consumidora de narcóticos del mundo.

Este plan es una iniciativa del gobierno gringo, aprobado por el senado y recientemente por la cámara de representantes de ese país por 1 mil 600 millones de dólares; para el primer año 400 millones a México y 65 millones a Centroamérica, República Dominicana y Haití.

Su cara publica consta de tres partes: lucha contra el narcotráfico, seguridad ante amenazas como el terrorismo y seguridad fronteriza, especialmente en la frontera sur mexicana, bajo la lógica que los peligros que afecten la seguridad gringa deben ser combatidos desde ese momento, violando la soberanía de ese país.

Otros componentes: seguridad y aplicación de la ley; fortalecimiento institucional y del estado de derecho. Me atrevo a suponer que esto tiene que ver con la Academia Internacional para la Aplicación de la Ley (ILEA en sus siglas en ingles), recién instalada en El Salvador, una escuela para fiscales, policías y jueces de toda el área instruida por personeros del Departamento de Justicia del imperio.

El plan consiste en dotar de equipos tales como: helicópteros con infrarrojos, radares para vigilancia, tecnología de intercepción marina y terrestre, sistemas de intercambio de información de los países afectados.

Capacitación de instituciones civiles en Derechos Humanos, investigación forense, programas para la prevención y uso de drogas en la juventud, evaluación de los programas en materia de derechos humanos por parte de Estados Unidos. Esto es una total ingerencia en los asuntos internos de los países, además de que ese país no tiene fundamento moral para realizar eso pues es el mayor violador de derechos humanos en la actualidad.

En Guatemala, como parte del Plan Mérida y sin que estuviera aprobado, se han formado para combatir el narcotráfico siete grupos de 13 integrantes cada uno, que actuarán como grupos de persecución más uno de inteligencia que estará centralizado. Estos grupos serán conformados por miembros de la Sala (división policial encargada del combate al narco) y de la guardia presidencial del ejército guatemalteco (Diario El Periódico, 5 de junio).

Plan Mérida como parte de la estrategia global de control imperial

Se puede considerar el Plan Mérida como el gendarme de las políticas neoliberales y del Plan Puebla Panamá (PPP), recientemente extendido a Colombia. El PPP consiste en convertir a nuestra subregión en proveedora de recursos naturales, así como un canal de paso para las mercancías entre la Costa Este gringa y Asia, entre otras cosas.

Para eso se necesita un mayor control sobre México y Centroamérica. Se prevé entonces una mayor subordinación de los ejércitos mesoamericanos a la política exterior gringa, de igual forma una mayor militarización y fortalecimiento de los aparatos represivos del estado burgués, que llevaría a un fortalecimiento del poder militar y un realzamiento de la doctrina de seguridad nacional (Revista 1857, Numero 3, editorial). Es pues nuevamente una forma de intervención en nuestra subárea, ahora de forma velada con

El pretexto del combate al narco y como parte de las estrategias de distribución del costo de la crisis de la economía gringa y mundial.

Es también extensión del Plan Colombia, cuya finalidad es derrotar militarmente a las guerrillas revolucionarias y antiimperialistas de las FARC y el ELN, así como garantizar el negocio de la venta de armas y drogas para el capital financiero. Y una forma de sitiar los gobiernos “progresistas” del sur, ante las enormes reservas de petróleo y gas natural especialmente en Venezuela,

Estados Unidos entonces quiere asegurarse a Mesoamérica, manteniendo sus inversiones y el saqueo de nuestros recursos naturales, haciendo conexión entre los planes Colombia, Puebla Panamá y Mérida; así como aislar a los gobiernos de sur e intervenir militarmente a Venezuela usando a Centroamérica pero principalmente a Colombia, donde las FARC son un impedimento ante las pretensiones imperiales.

Otra iniciativa peligrosa para la subregión es la instalación de la cuarta flota de la armada del ejército gringo que consiste en barcos, aviones y submarinos, que cubrirán 25 millones de kilómetros cuadrados y todos los países del continente americano. Para calmar las cosas, voceros del Departamento de Defensa del imperio y del ejército guatemalteco dicen que en Guatemala eso no significa un aumento de efectivos acantonados en el país, que actualmente realizan dizque operaciones humanitarias conocidas como Maya Jaguar.

Todo esto es un afianzamiento de la presencia gringa, por medio de ejercicios conjuntos, bases militares en Honduras (Palmerola), Ilea en El Salvador y el centro de monitoreo de la fuerza área gringa en Comalapa también en ese país, junto al Plan Mérida y la cuarta flota. Ante eso es necesario que las fuerzas progresistas, revolucionarias y socialistas de la región demos una lucha coordinada y que quede claro que no somos el patio trasero del imperialismo, de que el problema del narco y las pandillas es producto de la crisis del capitalismo y que luchemos por una nación soberana, la Mesoamerica-Latinoamérica Socialista.

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