George W. Bush firma el TLC con Centroamérica

Por Marcial Rivera

Desde hace ocho años, cuando se iniciaron las negociaciones para la suscripción de un Tratado de Libre Comercio entre Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y República Dominicana, se avizoraban las consecuencias que ello tendría para las pequeñas economías centroamericanas; el CAFTA-DR –por sus siglas en inglés- fue firmado en condiciones de desigualdad, era de todas y todos conocido, que no iban a darse las grandes transformaciones y beneficios económicos que se prometían.

En El Salvador, en la Asamblea Legislativa, el entonces presidente del legislativo Diputado Ciro Cruz Zepeda, afirmó que no había leído el contenido del documento, pero que sin dudarlo, daría su voto para la aprobación de dicho tratado. En cuestión de tres días, el tratado estaba aprobado, ratificado y publicado en el Diario Oficial, fue el llamado “Madrugón”.

Dicho tratado, ha sido uno de los que más ha generado polémica en la Región Centroamericana, pues muchísimos sectores de la sociedad se opusieron, ya se tenía como previa experiencia el NAFTA (North America Free Trade Agreement), firmado entre Canadá, Estados Unidos y México, que se sabe de sobra trajo repercusiones negativas, fundamentalmente para la economía mexicana, siendo el principal impulsor en dicho país, el entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari.

Las consecuencias, de la suscripción de dicho tratado fueron muchas, entre ellas la desaparición de miles de micro y pequeñas empresas, que son las que emplean más gente; debido a la nula competitividad frente a empresas más grandes, que por lo general, ofrecen mejores servicios, a precios accesibles; por otro lado la eliminación de un sinnúmero de barreras arancelarias, originó la caída en la recaudación tributaria, pues además de los más conocidos vacíos de ley, con el TLC, se acentuó aún más la recaudación fiscal, en la región. Para el caso de Guatemala, fue tan pomposa su ratificación, que se firmó con la calidad de “emergencia nacional”, figura similar a la que en El Salvador, se conoce como “dispensa de trámites” es decir sin discutir a fondo el contenido de lo que se está ventilando; diferente el caso de Costa Rica, que fue aprobado, luego de un referendo, discutido tanto por el oficialismo como por la oposición.

Por sentido común, un Tratado de esta naturaleza, -sobre todo entendiéndose en términos económicos- debe hacerse, bajo condiciones de igualdad, y está claro que la Región Centroamericana, no es competitiva con la Economía Estadounidense, por lo que es de esperarse que se den disensos en cuanto a las estadísticas de exportación, y no es de extrañarse que las importaciones aumenten, frente a las exportaciones. Si se analiza, integralmente, se puede concluir que este tratado, no hizo sino esclavizar las economías centroamericanas a la estadounidense, con la condicionante por ejemplo, de importar ciertos productos de cierta marca.

Los Estados Parte, no solo no han cumplido, con lo establecido en el Tratado, sino además, para el caso de Guatemala, hay un expediente, pendiente, por el incumplimiento en lo relativo al medio ambiente por el caso de Perenco, en la Laguna del Tigre, que ha sido instalada en un área que se supone debería ser protegida.

Además de lo anterior, aunque tarde pero enhorabuena, las autoridades Guatemaltecas, han decidido revisar y de ser posible renegociar el Tratado. Con fecha del 2 de julio, la prensa escrita anunció que el Gabinete Económico revisará los términos del TLC, pues según el vicepresidente Rafael Espada sólo ha beneficiado a ciertos grupos productores y no a la mayoría. Según los datos que posee el Banco de Guatemala, el tratado ha beneficiado a los exportadores estadounidenses, que han incrementado sus ventas a la región en un 24.5%, mientras que Guatemala lo hizo sólo en un 17.5%. Por otro lado el TLC Ha contribuido a elevar el precio de los granos básicos, pues favorece el monocultivo de exportación en vez del cultivo de alimentos (diario El Periódico 2/7/11).

Pese a que no se han dado mayores declaraciones, esperemos que las renegociaciones, vayan de fondo a rectificar el daño causado. Está claro que hay una gran cantidad de población desempleada, altas tasas de analfabetismo, y grandes problemas en cuanto a la seguridad alimentaria. Guatemala, debería autoabastecerse, sin necesidad de importar granos básicos, pues cuenta con los recursos necesarios para lograrlo. Sin embargo, habrá que estar al pendiente de toda esta coyuntura, pues la poderosa burguesía agroexportadora, principal beneficiaria del TLC, con toda seguridad se opondrá a los cambios.  

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