Por Leonardo Ixim

Lo que parecía ser una oleada de movilizaciones contra Jimmy Morales, similares a las de junio de 2015, se desactivó rápidamente.

Con movilizaciones no nos referimos solamente a los plantones, como el que se convoca para el domingo 10 de septiembre, para exigir a la Comisión Pesquisidora del Congreso que resuelva recomendar el antejuicio contra el presidente por delitos electorales. Y no es que neguemos la importancia de ese movimiento conocido como “La Plaza” conformado por individuos y por organizaciones civiles creadas al tenor de 2015 como la Batucada del Pueblo, USAC es Pueblo, Otra Guatemala Ya, Justicia Ya. Pero fueron los paros organizados por organizaciones campesinas, los que con bloqueos a unos días de realizarse las elecciones pusieron en la picota al desprestigiado gobierno del Partido Patriota.

Al día siguiente que Morales declarara non grato a Iván Velázquez se realizaron bloqueos en la carretera Interamericana a la altura del municipio de Nahualá, organizados por las Autoridades Indígenas de Sololá; sin embargo, éstos se desactivaron porque al interior este espacio se dividió, sorpresivamente para apoyar la continuidad del gobierno. Lo que no fue raro es la postura de los 48 Cantones de Totonicapán, que rápidamente mostraron su apoyo al gobernante. Por otro lado, las principales organizaciones campesinas dieron su apoyo a Velázquez y exigieron la renuncia de Morales; de estas solo CODECA realizó unas movilizaciones para exigir la partida de este mal gobierno. Hasta ahora ni el CUC ni la Asamblea Social de los Pueblos, el Consejo de Pueblos de Occidente y el CCDA, con sus respectivas burocracias, quienes correctamente se posicionan a favor de una Asamblea Constituyente Plurinacional, han logrado movilizarse.

Por otra parte, el impresentable Nery Barrios, dirigiendo el cascarón de la Unidad de Acción Sindical y Popular, vergonzosamente salió apoyando con un pequeño grupo a Morales. Mientras que el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala y su sempiterno líder Joviel Acevedo, se movilizó en dos ocasiones exigiendo el respecto al pacto colectivo, siendo recibido por el gobernante la segunda ocasión. La primera ocasión cuando Morales se encontraba en Nueva York, se tomaron las entradas del principal puerto en el Pacifico, Puerto Quetzal, siendo reprimidos por la policía; en esta segunda ocasión llegaron a casa presidencial con pancartas aduciendo una difusa “defensa de la institucionalidad”.

La defensa de los pactos colectivos es una cuestión de principios en función de satisfacer las necesidades de los trabajadores, que en el caso del STEG se reduce a los trabajadores 011 o con plazas presupuestadas, quedando por fuera la mayoría de trabajadores del sector educativo público. Pero no nos engañamos que atrás de una burocracia tan oportunista como la que dirige Acevedo, la exigencia de estos derechos pasa por llegar acuerdos espurios con los gobiernos turno, lo cual es aprovechado por la prensa burguesa para desprestigiar estas conquistas laborales y que algunos elementos izquierdistas reproducen en redes sociales. La defensa de los pactos colectivos es una lucha que las bases de los sindicatos públicos deben llevar a cabo y que se empalma con la renuncia de un gobierno corrupto como este.

Hasta el momento otras burocracias sindicales tampoco han levantado su voz, en el caso del SNTSG y el Frente Nacional de Lucha, que se caracterizó por cuestionar a la ahora ex ministra de salud Lucrecia Mack, buscó siempre un acercamiento con Morales. Por otro lado, recientemente se formó una coalición de organizaciones sociales que correctamente visualiza el modelo capitalista extractivo y la impunidad que las clases dominantes ejercen desde el Estado, exigiendo al renuncia de Morales y al Congreso de la República que le quite la inmunidad –lo cual es un elemento táctico- pero que nuevamente cae en la confianza a las instituciones del Estado como el Ministerio Público y la CICIG, donde interviene el imperialismo, que además en el caso de la primera persiguen junto a los jueces y la policía a los luchadores sociales. En esta coalición participa, el CCDA, CUC, ASP, CODECA, Sector de Mujeres, UNISTRAGUA Histórica, la AEU retomada por los estudiantes y otras.

Por último, existe otra pléyade de oportunistas como los de Vea Canal y algunos articulistas como Mario Roberto Morales que, identificando esto como un conflicto inter-burgués –lo cual no está alejado de la verdad-, y bajo un discurso “soberanista” aducen que existe una izquierda rosada –como si ellos no fueran igual- que  es manipulable. Acercándose con su discurso a la posición de la extrema derecha anticomunista que levanta el relato del nacionalismo chauvinista y que defiende a Morales con el consentimiento de los pastores de las reaccionarias y fanáticas iglesias evangélicas.

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