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Por Carlos Alberto Funes

Ha quedado demostrado a través de la historia que la gran lucha de clases está determinada por la dirección, de no existir una dirección consecuente con las grandes mayorías entonces las luchas se pierden o las grandes revoluciones retroceden.

En Honduras se estuvo a la puerta de una situación revolucionaria en los meses posteriores al golpe de estado realizado el 28 de junio de 2009. Sin embargo, esta pasó por las narices de las direcciones de las distintas organizaciones como las centrales obreras o el bloque popular pero ni siquiera la olieron, o talvez si lo supieron pero sus costumbres burocráticas los hizo confiar en la restitución al poder de Manuel Zelaya Rosales.

La responsabilidad del FNR

Nunca fue parte de su estrategia de lucha la huelga general, esta fue de mentiritas 40 días después del golpe, si esta se hubiera hecho realidad: la historia sería otra. Aún así, todos los sectores que conformaron el Frente Nacional de Resistencia en Contra del Golpe de Estado (FNR) acataron los llamados de la dirección para marchar a la deriva por todas las calles de Tegucigalpa o para apoyar cualquier otra actividad que se hizo. Hay que admirar a este pueblo ansioso de un mejor porvenir y que a pesar de lo mucho que caminó, la dirigencia nunca supo qué hacer con él; Más de quinientas mil personas en el aeropuerto el día 05 de julio para terminar la tarde corriendo despavoridos hacia la casa cada quien y no ser arrestado en el toque de queda que iniciaba a las 5 pm.

Gran parte de la población avanzó en su nivel de conciencia, de esperanza. Tal vez se acató el llamado de la dirección a no participar en las elecciones de noviembre, y sin duda alguna que estas fueron las menos votadas en la historia del país aunque los grupos golpistas se despotriquen diciendo lo contrario. Pero aquí fue la primera prueba de fuego: La candidatura independiente esperó hasta la primera semana de noviembre para retirarse de las elecciones –de haber sido restituido Manuel Zelaya según el acuerdo firmado a finales de octubre entonces mantenían la candidatura-, UD terminó participando en el proceso electoral donde los militares y la policía reprimieron al pueblo, la UD avaló unas elecciones fraudulentas que fueron controladas por los que dieron el golpe de estado. Y nuevamente, algunos que simpatizaron con la resistencia o que la apoyaron terminaron presentándose a las urnas a ejercer su voto, cualquiera que fuera el motivo no era congruente con la lucha en contra del golpe de estado.

Las burocracias sindicales y gremiales siguen intactas

El sentir bipartidista que por más de un siglo mantiene alienado al hondureño se ve reflejado en las diferentes elecciones de sindicatos o gremios –controlados en muchos casos por los partidos tradicionales, como la Central General de Trabajadores (CGT) que es controlada por el Partido Nacional (PN) o el COLPROSUMAH que es controlado por un activista y militante del partido liberal, o el PRICPMAH que es controlado por el actual ministro de educación. El año pasado en medio del golpe se realizaron  elecciones en tres colegios magisteriales; en el COLPROSUMAH, COPEMH y COPRUMH, los ganadores fueron las mismas burocracias que los controlan desde hace años, ya sea por que el abstencionismo es grande o por que el gremialista o sindicalista desea satisfacer un objetivo personal, pero acá es donde la base debe comprender que hay que derrumbar esas burocracias, hay que expulsarlas de las direcciones para reorientar la lucha.

Elección del Colegio de Abogados

El día sábado 13 de marzo se realizaron elecciones en el Colegio de Abogados de Honduras (CAH), ahí han existido dos frentes; uno controlado por el Partido Nacional –quienes ya llevan varios períodos en la dirección del mismo y ganaron nuevamente- y el otro controlado por el Partido Liberal. Esta vez la novedad fue la participación en dichas elecciones del Frente Reivindicador Democrático (FRD), quien llevaba a la cabeza al abogado Fredín Fúnez y notables miembros de la resistencia.

La gran trayectoria en la lucha popular de Fredín Fúnez y demás acompañantes no fue suficiente para que la base “votara” en contra de los que avalaron, justificaron y argumentaron que lo que sucedió el 28 de junio fue una “Sucesión Constitucional”. Si bien es cierto que la votación obtenida por el Frente Reivindicador fue significativa, no hay que desconocer que el abstencionismo de la base sigue favoreciendo a las direcciones que desde hace décadas están burocratizadas y corroídas de oportunismo. La indiferencia de la base avala a las direcciones.

Ya es tiempo para que la base avance en su nivel de conciencia y se postule para dirigir, mientras sigan las mismas direcciones se seguirán perdiendo las luchas o se retrocederá en el logro de las conquistas.


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