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Por Gerson de la Rosa

El pasado 26 y 27 de febrero del año en curso se desarrolló en la ciudad de Tegucigalpa, concretamente en el Instituto Central Vicente Cáceres, la I Asamblea Nacional del Frente Nacional de Resistencia. Para esa ocasión se acreditaron a 1500 delegados para participar y orientar la política del Frente en la próxima coyuntura.

El  giro apresurado

Previo a la Asamblea, se esperaba la incursión del FNRP en el próximo proceso electoral, por lo menos era la enorme pretensión de cierto sector de la dirección del Frente que desde hace varios meses había iniciado -a veces de forma abierta- otras veces de forma  disimulada y solapada la campaña para insertar al Frente en las elecciones de 2013. Frente a este giro apresurado de la dirección, distintas organizaciones sociales y políticas del FNRP conformamos un bloque de unidad de acción con la intención de alertar sobre el enorme peligro de participar en un proceso electoral sin garantizar las condiciones democráticas mínimas.

Pese a las maniobras de un sector de la dirección por imponer su política, la Asamblea determinó la no participación en el próximo proceso electoral sin antes haber garantizado las condiciones mínimas para la participación. Habría que determinar cuando las condiciones estén dadas, pero al margen de esta discusión democrática, estamos plenamente seguros que las tareas inmediatas del Frente Nacional de Resistencia en la actual coyuntura política no es la de acelerar su participación en la próxima contienda electoral, sino la de construir una organización para hacerle frente a la actual embestida del gobierno y a los planes de miseria de Porfirio Lobo.

Desafortunadamente, se ha dejado de lado la movilización para darle paso a la discusión sobre la participación electoral, en ese sentido el régimen ha dado grandes pasos y ha logrado estabilizar la situación para la oligarquía y los empresarios hondureños. No obstante, la Asamblea demostró una enorme madurez política al decidir la no participación del Frente en las actuales condiciones.

La oposición de Zelaya y de Carlos H. Reyes ante el proceso electoral

Previo a instalarse la Asamblea, el Ex Presidente José Manuel Zelaya envió una carta a los delegados del FNRP para hacerles ver su posición frente al tema electoral. En dicho documento Zelaya es tácito y manifiesta que el FNRP no debe de participar de la trampa tejida por los golpistas, evidentemente esa orientación  política tuvo su grado de incidencia en los delegados que simpatizan con el Ex Presidente Zelaya.

Probablemente lo anterior, se deba al proceso de desmovilización del FNRP que ha dejado a su suerte al gobernante defenestrado por un golpe de Estado el pasado 28 de junio de 2009.  En el transcurso de estas semanas se ha dado a conocer la noticia de que la procuraduría General de la República no desestimaría los cargos de delitos penales contra el ex presidente Zelaya, dándole más largas a su retorno. Frente a las maniobras del régimen que desautoriza su retorno,  Zelaya se dio cuenta que si no presiona en las calles el exilio eterno será su destino, tal como lo hemos venido manifestando en ediciones anteriores. Esta claro, que Zelaya necesita presionar a través de la movilización  para lograr que el gobierno de Lobo  se siente a negociar su retorno.

La posición de Carlos H. Reyes tras la asamblea del 26 podría llamar la atención, dado que hasta ese momento no se conocía ninguna posición pública escrita del dirigente sindical, ni del STIBYS, dando la falsa impresión, que apoyaba políticamente las posturas de Juan Barahona y otros miembros de la dirección del FNRP. Sin embargo, a semanas de instalarse  la Asamblea Nacional salió a luz un comunicado del STIBYS que se oponía a la incursión del Frente en el proceso electoral. A unas semanas de la Asamblea, Carlos H. Reyes se ha vinculado con los sectores más críticos de la dirección del Frente, me refiero al espacio refundacional, en el cual nuestra organización forma parte.

Eso indica muchas cosas, la primera, la política que impulsó el grupo refundacional fue muy bien vista por las bases del FNRP y por ello los dirigentes históricos quieren tener algún grado de control sobre las organizaciones que vienen impulsando la democratización del Frente.

Como todo dirigente sindical que se ha entronizado al interior de las organizaciones obreras conlleva una experiencia histórica valiosa, es decir, es muy hábil y extremadamente astuto, sabe muy bien cuando dar el giro, sino recordemos la experiencia inmediata, retira su candidatura del proceso electoral del 2009 cuando la restitución de Zelaya no se daría y el régimen espurio se encrudece, pero sobre todo cuando hay una presión por la no participación en las elecciones golpistas.

Lo segundo, resulta evidente la necesidad de los cuadros políticos que controlan el FNRP de no ceder el espacio a los liberales. La apertura “democrática” de la dirigencia del Frente se debió a un giro táctico de la dirección, más que orientar el proceso electoral se trataba de consolidar las estructuras de poder, de modo que los liberales no salieran fortalecidos en la Asamblea, por ello acuden a la izquierda y a organizaciones sindicales: por fin se dieron cuenta que eran mayoría dentro del FNRP. Para nosotros la asamblea consolidaría el comité político conformado por Juan Barahona y Carlos H. Reyes. Está claro, que el proceso electoral beneficiaría a las corrientes burguesas del Frente, evidentemente su capacidad logística y organizativa es mucho más grande, precisamente porque tienen dinero y una experiencia histórica muy grande en el campo electoral.

La elección de los delegados y la Asamblea intermedia: el juego del estira y del encoge

Para el domingo 27 de febrero se elegirían los delegados que conformarían los organismos de dirección del FNRP. Resulta evidente que los mecanismos de elección de los delegados eran controlados por la dirección que maneja el aparato del frente, no es casual que la mayoría de delegados formen parte de las actuales estructuras de dirección. Lo cuestionable del proceso, fue convocar a 1500 delegados y luego reducir la participación a 150, evidentemente lo anterior es una forma clara de aparecer como democráticos dando la participación pero al momento de reducir a un diez por ciento la participación cierra los espacios a modo de garantizar el control político del FNRP.

El próximo 20 de marzo se celebrará en la ciudad de Tegucigalpa la Asamblea intermedia del FNRP. En ese espacio se elegirá las estructuras de dirección, a saber: el comité político y otros. Lamentablemente esas estructuras no conglomerarán a todas las organizaciones que participan y luchan por la refundación de Honduras a través de una Asamblea Nacional Constituyente democrática y popular, dado que los mecanismos de elección de los delegados les privaron de esa posibilidad.

Abogar por la democratización del Frente y por un programa para frenar la embestida del gobierno contra el pueblo de Honduras

Por todo lo anterior, se hace necesario ampliar el número de delegados de la Asamblea del 20 de marzo, aún estamos a tiempo de corregir los errores cometidos por los procedimientos antidemocráticos, tener una política de inclusión y vinculante para todas las organizaciones que participan en la vida política del Frente impulsaría la unidad que se necesita para combatir los planes de miseria del gobierno de Pepe Lobo.

Las estructuras de dirección del Frente deben estar integradas por representantes de cada una de las organizaciones que conforman el Frente, sobre todo las más combativas y las que luchan continuamente por la transformación de la sociedad hondureña. De igual forma, dichas estructuras de dirección deben supeditarse a las decisiones de la Asamblea, la política del Frente debe ser socializada y ampliamente debatida por todos y todas las que conforman el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).

De igual manera,  la Asamblea del 20 de marzo  debe elaborar un plan de lucha y de movilizaciones contra la embestida del gobierno ilegítimo de Porfirio Lobo. Ese programa de lucha debe de abogar por un aumento general de salarios, la libertad sindical y el respeto de los estatutos gremiales, la democratización de la sociedad hondureña a través de la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente democrática y popular, así mismo, se debe impulsar a través de la movilización el congelamiento de los precios de los artículos de primera necesidad y de los precios de los combustibles, carburantes y de la energía eléctrica, luchar por lograr el castigo de los violadores del orden constitucional y de los derechos humanos, así como garantizar el retorno de los exiliados políticos durante la lucha contra el golpe de Estado, no detener la lucha por la tenencia de la tierra y lograr una política de crédito público a los campesinos y pequeños productores, la protección de los recursos naturales de la explotación minera y la tala desmedida de los bosques por las grandes empresas capitalistas, entre otras cosas.

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