Por Sebastián Ernesto González

Han pasado casi los 3 meses desde que se inició la cuarentena total en el país, la crisis por la falta de ingreso en las familias ya no asfixia, sino que estrangula con fuerza descomunal. Familias completas pidiendo dinero en las calles para poder comprar alimentos. Otras que son desalojadas de sus casas o apartamentos por falta del pago de alquiler.

Cierre de empresas y desempleo

Y, por otro lado, los empleados de la Cervecería Hondureña se van a huelga por la falta de normas de bioseguridad ante la pandemia del covid-19, además de los despidos y falta de pagos de salarios, al respecto el sindicalista Carlos H. Reyes manifestó «Se pone el ejército a favor de la Cervecería y no debe hacerlo, debe más bien contribuir a que haya diálogo. Nuestro movimiento es pacífico y justo. Le pedimos intervenga en ese sentido». Tiempo digital (30/05/20).

El sábado 30 de mayo ha cerrado sus operaciones le empresa de fabricar jabones “Unilever”, así quedan sin trabajo alrededor de 300 empleados. Aunque ya se había anunciado el cierre de esta, la crisis de la pandemia a acelerado el suceso tan frustrante para los afectados.

El rubro del transporte ha salido a las calles a exigir 7,000 lempiras de bono entregados directamente a los choferes y otros 7,000 entregados a los dueños de unidades de transporte, lo incorrecto de esta exigencia es que deja al margen a un enorme porcentaje de la población que no tiene nada. El sector transporte nunca ha tenido piedad del pueblo, siempre han ordeñado a los diferentes gobiernos con bonos o a la población con los aumentos del pasaje.

Burda apertura de la economía

El sufrimiento del pueblo poco importa a la dictadura, sin embargo, cede a la presión de la empresa privada para reactivar aquellos rubros que consideran generan más ingresos al erario, como ser el de la construcción, de hecho, ya habían autorizado la apertura de las ferreterías. Prácticamente la economía informal ha sido apuñalada con el toque de queda y quienes salen a la calle a vender un poco son las familias que ya sienten morirse ante la falta de alimentos, aun así, es poco lo que venden ante la ausencia de la población en las calles.

La realidad ha hecho que los mercados de Comayagüela se mantengan funcionando sin las medidas de bioseguridad que se requieren para que no se expanda más el contagio, pero igual sucede con los mercaditos de la periferia que poco a poco van reactivando y no hay conciencia de evitar que la cifra de 5,000 contagiados siga en aumento vertiginoso y se salga de las manos, la realidad es que el hambre apremia y hay que saciarla.

Los restaurantes han ido abriendo, brindando atención a domicilio o para llevar, esto indica que solo los rubros de la alimentación, medicina y construcción se mantienen activos. Pero es una enorme cantidad de la población que se dedica a la economía informal.

Gobierno en vez proteger al pueblo, roba a manos llenas

Con sorpresa fue recibido por la ONU una solicitud del gobierno de Honduras para que se otorgue apoyo contra la pandemia, en respuesta, el secretario general de la organización, António Guterres, informó que ya habían entregado al gobierno de Honduras 85,000 pruebas PCR para la detección de casos positivos.

Toda la población del país está muy consiente que las máximas autoridades del gobierno están haciendo su agosto con la danza de los miles de millones que se están robando, negocios amañados por todos lados y ayudas solidarias politizadas y manipuladas están convirtiéndose en los reiterativos escándalos que dejan chiquito el saqueo al IHSS (Instituto Hondureño de Seguridad Social).

Todo este panorama es insuficiente para que exista un proyecto de unidad sólido y se inicie un proceso de lucha para derrumbar la dictadura que ha logrado sortear hasta ahora, todas las luchas del pueblo.

En este país solo se habla de dos temas; grandes personajes muy ligados al narcotráfico y gigantescos casos de corrupción. Corresponde al pueblo hambriento exigir comida para todos por igual, salir a las calles e iniciar un movimiento por sanar al país de estos parásitos insaciables que llevan 10 años de ocasionar daños enormes a los pobladores.

Ante la ausencia de una dirección que dirija la lucha, al pueblo no le queda más alternativa que salir a las calles, desbordar las ciudades y pasar por encima del ejército y de la policía.

Ya es tiempo de parar una vez por todas que se sigan robando el dinero y cobrándoselo al pueblo.

Hemeroteca

Archivo