Roberto Contreras, alcalde de San Pedro Sula, y Salvador Nasralla, designado presidencial (vicepresidente)

Por Carlos M. Licona

Los Golpes de Estado “blandos” en Latinoamérica se pusieron de moda a inicios del presente siglo con el primer intento en contra del Presidente Hugo Chávez en Venezuela en el 2002, posteriormente, los perfeccionaron con el Golpe a José Manuel Zelaya Rosales en Honduras el 28 de junio de 2009, mismo que sirvió de laboratorio para repetirlo en países como Brasil, Ecuador, Haití, Paraguay, Bolivia y, últimamente en Perú, con intentos fallidos reiterativos en Venezuela. Se les llama golpes “blandos” por no ser Golpes de Estado Militar con derramamiento de sangre, sino más bien, impulsados desde los otros poderes del Estado y respaldados por ONG que se autodenominan como representantes de la Sociedad Civil, se apoyan en el sector más conservador de las iglesias y, obviamente, respaldados siempre por las armas de los militares y la política injerencista del Pentágono. Los Golpes Blandos, producto de la debilidad institucional y lagunas jurídicas son legitimados por el Poder Judicial.

Con el final de la Guerra Fría en 1989 y con la deposición de las armas de parte de los diferentes grupos guerrilleros, a finales del siglo pasado e inicios del S XXI se dio una recomposición política en casi todos los países de Latinoamérica, logrando así, el ascenso al poder de nuevos líderes de corte progresista, que, con nuevos partidos ganaron procesos electorales definiendo a sus gobiernos dentro de una nueva ideología llamada “Socialismo del Siglo XXI”, o, sus derivaciones como es el caso del gobierno de Xiomara Castro que se denomina del “Socialismo Democrático”.

Con los Golpes Blandos, las ultraderechas, apoyadas militar y financieramente por la política estadounidense, logran imponerse por un período corto de tiempo, pero, a la vez, la crisis social y política que generan en la población es canalizada por los mismos gobernantes que defenestraron y, estos, con nuevos Partidos Políticos o nuevas estructuras de dirigentes logran ganar los nuevos procesos electorales. En Honduras, con los 3 gobiernos consecutivos del Partido Nacional (12 años) se generó y se acumuló el mayor descontento social, alimentado por los escandalosos casos de corrupción, la participación de los gobernantes en el narcotráfico y la permanente represión militar.

El resultado del Golpe de Estado del 2009: una narcodictadura de 12 años

Como consecuencia de los Golpes Blandos en los países que se han impuesto es el retorno al poder (después de un periodo de tiempo) de los gobernantes defenestrados, tal es el caso de Honduras con el gane en las elecciones generales de noviembre de 2021 por Xiomara Castro, esposa del ex Presidente Manuel Zelaya Rosales (2006-2009). En Brasil, si bien es cierto Ignacio Lula Da Silva terminó sus dos primeros gobiernos (2003-2011), su sucesora y heredera política Dilma Vana Rousseff fue destituida en el 2016, Lula Da Silva fue condenado y encarcelado en el 2018, quedó libre en el 2019 y en el 2022 ganó las elecciones presidenciales por un tercer período que inició el 1 de enero de 2023.

Ningún Golpe de Estado podría consolidarse sin el poder de las armas, del Poder Económico o del beneplácito estadounidense. El Golpe de Estado en Honduras el 28 de junio de 2009 generó la mayor convulsión social y política en la historia del país, mayor aún, que la huelga bananera de 1954. Las enormes movilizaciones que se desarrollaron principalmente en la Ciudad de Tegucigalpa fueron insuficientes para revertir el Golpe.

En el gobierno de Porfirio Lobo Sosa (2010-2014) logró consolidarse la estructura bajo las órdenes de Juan Orlando Hernández (2014-2022), una cúpula que jefeó las actividades del narcotráfico en el país y que, en consecuencia, muchos de ellos se encuentran presos en New York, incluyendo al mismo JOH.

El régimen de 12 años del Partido Nacional logró mantenerse con la complacencia estadounidense, aún y cuando ya conocían de las actividades de narcotráfico de los gobernantes, caso contrario a los gobiernos que han sufrido de Golpes Blandos, donde los jefes de Estado que incomodan al imperialismo muy rápido han sido defenestrados. Las enormes movilizaciones del 2015 exigiendo una CICIH, las movilizaciones posteriores a las elecciones generales del 2018 o, las de la Plataforma en Defensa de la Salud y la Educación Pública fueron insuficientes para poder derrocar a JOH. Los estadounidenses esperaron hasta el último día de su mandato para pedirlo en extradición.

Los doce años del régimen nacionalista se resumen en; mayor desigualdad social, salarios congelados, pérdida de conquistas salariales y sociales, despido de trabajadores del sector público, desarticulación de sindicatos, venta del país, asesinato de líderes sindicales, campesinos, gremiales y populares, profundización de las políticas neoliberales, aumento de la criminalidad, permanente violación a los Derechos Humanos, escandalosos casos de corrupción, retroceso en materia educativa y, un alto costo de la vida. Un descontento social que se reflejó con el inobjetable triunfo de doña Xiomara Castro en las elecciones presidenciales del 2021.

¿Son iguales las condiciones del 2009 y las actuales en el 2023?

En el 2009, el entonces Presidente Manuel Zelaya Rosales tenía casi todo en contra, iniciando por los otros dos poderes del Estado; el legislativo y el judicial. De los sectores que se fueron a la lucha el único gremio que se mantuvo activo más de 7 meses fue el magisterio, de tal forma que se le llamó la Columna Vertebral de la Resistencia.

En el 2023 la situación de coyuntura es diferente; la gobernante tiene un partido (LIBRE) que no obedece al bipartidismo del 2009 y que cuenta con una bancada de 50 diputados (de LIBRE) en el Congreso Nacional, tanto el Partido Nacional como el Partido Liberal han quedado muy desprestigiados después de 12 años de matrimonio, tanto así, que, aún no se les visualiza una nueva figura que asuma una candidatura presidencial con opciones de triunfo. Salvador Nasralla, que es la máxima figura del Partido Salvador de Honduras no logra adaptarse a la vida política y se confunde entre su cargo de Designado Presidencial con el de máximo oponente del gobierno. No existe una bancada que controle el Congreso como si sucedió en el 2009 y, la Corte Suprema de Justicia recién electa tampoco es controlada por el matrimonio cachureco liberal.

En el contexto internacional el “Socialismo del Siglo XXI” estaba en su apogeo en el año 2009 y los países latinoamericanos giraban en torno a la figura de Hugo Chávez, ahora, si bien es cierto hay varios gobiernos progresistas tildados de izquierda, ninguno de los presidentes actuales logra agrupar a su alrededor al resto.

En lo que respecta a los medios de comunicación hay muchos más canales con diversos programas de transmisión que en el 2009, han logrado crear toda una maquinaria desinformadora al servicio del Poder económico, atizando el descontento popular, utilizando cualquier movimiento o protesta para maximizarla ante la opinión pública y bajar la popularidad de la Presidenta Xiomara Castro, es de recordar que en el 2005 Manuel Zelaya le ganó las elecciones a Porfirio Lobo con poca diferencia, caso contrario con las elecciones del 2021 que fueron ganadas por más del 14%. La prensa al servicio de la ultraderecha tiene toda su fuerza dirigida a bajar al máximo la popularidad de la Presidenta y, en consecuencia, del Partido LIBRE, con miras al proceso electoral del 2025. Sin embargo, el uso de las redes sociales y de las herramientas digitales son un contrapeso a la prensa tarifada.

En un artículo sobre Golpes Blandos leemos lo siguiente “Los medios de comunicación inciden en opinión pública con el objetivo de deslegitimar y ridiculizar al líder político, donde también hay participación de políticos locales regionales. Además de que hay declaraciones internacionales de otros mandatarios que van minando la credibilidad”.

https://expansion.mx/mundo/2023/02/13/golpes-de-estado-en-america-latina

Con respecto a las organizaciones sociales, en otro artículo sobre el mismo tema nos dice “En las últimas décadas, en particular, la amenaza más seria a la gobernabilidad democrática está representada por la aparición de ciertos “movimientos sociales” que someten al Estado a una sobrecarga de demandas que no se encuentra en capacidad de satisfacer en tiempo y forma. 

 La incapacidad de los gobiernos para responder a esas demandas incrementa el nivel de frustración y agresividad de quienes integran estos movimientos hasta que la misma deriva en la apelación a diversas formas de coacción violenta”.  https://www.lahoradigital.com/noticia/36267/opinion/la-gobernabilidad-en-america-latina-amenazada-por-golpes-blandos-y-gobiernos-por-procuracion.aspx

De ahí que no es extraño que cualquier política aprobada por el gobierno sea motivo de enfilar baterías en contra de la figura de la Presidenta, pequeños brotes de protesta que en nada se comparan con las movilizaciones en contra de la narcodictadura, sirven como fuente desinformativa para manipular la conciencia del pueblo y descalificar o ridiculizar a doña Xiomara Castro.

Políticas como las de establecer relaciones con China Continental o la de una propuesta de Reforma de Ley al Instituto Nacional de Previsión del Magisterio (INPREMA) son motivos para manipular la información y distorsionarla con el propósito de generar malestar.

Toda la maquinaria de la ultraderecha con sus medios de comunicación y su corrupto Partido Nacional dirigen sus misiles a donde se pueda y el único propósito es hacer creer que en el país hay ingobernabilidad; así lo demuestra la huelga de los fiscales, la del Sector Salud, la del transporte inter urbano y urbano, la del transporte de carga pesada, la del magisterio, las tomas de calles por falta de agua y por mal estado de las calles, las tomas de centros educativos porque falta un docente, etcétera.

¡No hay que caer en la trampa!

El pueblo no debe caer en la trampa de los medios de comunicación como ha sucedido con el magisterio, en que, mal intencionadamente se hace ver como “nefasta” una reforma de Ley de jubilaciones en comparación con una Ley de 1980. Cualquier reforma que mejore los beneficios de la Ley de diciembre de 2011 será mejor que la vigente. Es un error exigir beneficios que volverán insostenible la Institución o que simplemente; el gobierno no podrá sostener por mucho tiempo.

En cualquier indicio de protesta en el gobierno actual, por muy válido que sea, es un misil más otorgado de forma gratis a los golpistas corruptos.

Toda nuestra energía debe estar enfocada en no permitir un nuevo “Golpe Blando”, los militares por muy callados que estén, al igual que la embajada estadounidense, nunca son de fiar.

Hemeroteca

Archivo