mascara de hierro

Por Maximiliano Fuentes

Después de que el depuesto Presidente de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, regresó de forma sorpresiva al país, miles de hondureños se volcaron a las calles bajo la esperanza de que el gobierno espurio de Roberto Micheletti retrocedería y entablaría un proceso de negociación iniciado en el mes de julio en San José de Costa Rica.  Lejos de semejante pretensión, el gobierno de facto, intimidado por las enormes movilizaciones y la radicalización de las masas aprobó un acuerdo ejecutivo que restringía las garantías individuales y suprimía la libertad de prensa. Al mismo tiempo que desaloja y desarticula toda marcha de resistencia, mantiene encarcelado en la embajada de Brasil al Presidente Zelaya, su esposa y algunos manifestantes por amplios contingentes militares.

Las razones del dialogo

Ante el peligro que representa para las instituciones del estado democrático burgués el estado de sitio, pero ante todo el clima de inseguridad y de restricciones que no garantizan el proceso electoral, las multitudinarias marchas que han puesto de correr a la oligarquía y burguesía nacional, son algunas de las condiciones que posibilitar el dialogo de los golpistas con representantes de Zelaya bajo el auspicio de la Organización de Estados Americanos  -OEA-. Es de esta manera que se entabla el proceso de dialogo reconocido como Guaymuras. Sin embargo, los días corren y los representantes de Zelaya le siguen el juego a Micheletti -que pese a toda la aparente “presión internacional”- se muestra inflexible y obstinado.

¿A que se debe la bravuconada de Micheletti?

Es evidente que las bravuconadas de Micheletti responden a hechos concretos. Como es posible que este personaje, lacayo y fiel servidor de los intereses del imperialismo haga caso omiso a las decisiones del Departamento de Estado. No es necesario ser un experto para explicarse el hecho, el mismo Zelaya ha señalado que el gobierno de Obama, hoy fiel defensor de la paz mundial, si quisiera aplicaría medidas para que los golpistas no pudieran sostenerse ni cinco minutos en el poder. Como observamos, Micheletti es un fiel aliado del gobierno de Obama y del imperialismo norteamericano, aunque estos lo hayan declarado como de facto lo siguen apoyando. Esto no es nada nuevo para el gobierno imperial, recordemos que en otros momentos sus más grandes enemigos han sido fieles colaboradores, me refiero al muy buscado Osama Bin Laden y al desaparecido Saddam Hussein, por no mencionar otros.

El destino de Zelaya ante la desmovilización

El hombre de la máscara de hierro es un misterioso personaje frances de los siglos XVII-XVIII, que fue encarcelado por razones desconocidas y permaneció encerrado hasta su muerte en la prisión de la Bastilla. Mientras estuvo en prisión su rostro fue cubierto con una máscara probablemente hecha de terciopleo, aunque la leyenda dice que era de hierro. Ante la dinámica de los hechos, pero sobre todo a la desmovilización de las masas perpetuada por convenio muy probablemente este seria el destino que correría el Presidente depuesto José Manuel Zelaya.

Aislado del poder y empantanado por las negociaciones el futuro de Zelaya es incierto. Lo que se manifiesta de manera evidente es que su restitución en los próximos días es algo improbable. El mismo Micheletti ha manifestado que se puede hablar de restitución una vez haya pasado el proceso electoral, es decir bajo un nuevo gobierno, a modo de que Zelaya le ponga la banda presidencial al nuevo Presidente para legitimar el proceso. La intención de los golpistas es ganar todo el tiempo posible, es por ello que empantana los acuerdos para debilitar en la mayor medida posible al amplio movimiento de masas y a Zelaya.

Frente a este panorama, el Partido Socialista Centroamericano PSOCA hace un llamado a los gremios magisteriales, la Coordinadora Nacional de Resistencia, bloque popular, organizaciones juveniles y feministas para que rompan el empantanado y sucio dialogo con los golpistas, al mismo tiempo que llamamos a retomar la lucha para lograr el derrocamiento de Micheletti a través de la huelga general y la insurrección popular. De dejar pasar las pretensiones de la oligarquía y la burguesía nacional, el pueblo hondureño sufriría una gran derrota, con ello todas las pretensiones de retomar el control político y económico a través de una nueva constituyente se vendría abajo.

De igual manera, los crimines de nuestros mártires quedarían impunes y sus asesinos sin castigo. Es por todo ello que debemos romper con aquellos sectores que llaman a un dialogo que no tiene sentido para las grandes mayorías. Lo único que podemos negociar con Micheletti y su ejército es su salida del poder. No obstante, estos deben ser juzgados por un tribunal popular bajo los cargos de delitos de lesa humanidad. Así mismo, los organismos populares que conforman el Frente Nacional de Resistencia deben romper con los sectores burgueses, aquellos que abogan solamente por la restitución de Zelaya y no por la construcción de una nueva Honduras. No debemos confiar en las pretensiones de los golpistas, no podemos negociar con asesinos y lacayos del imperialismo.

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