Por Sebastián Chavarría Domínguez

La situación en Nicaragua sigue siendo excepcional. Hasta hace pocos días el régimen bonapartista de Daniel Ortega mantenía un control absoluto de la situación, pero las reformas inconsultas y unilaterales del Reglamento de la Ley de Seguridad Social, que se plasmaron en el Decreto Ejecutivo No 03-2018, produjeron un verdadero estallido social, cuyo pivote fundamental son los jóvenes universitarios y de los barrios.

Este levantamiento era impensable, pero ahora es real. Los barrios de clase media suenan las cacerolas, se suman a la protesta, mientras la lucha real se produce en los predios universitarios y en los barrios populares.

La lucha y los oportunistas

Dos dinámicas diferentes se han producido en los últimos 3 días. Por un lado, después de la paliza que la Juventud Sandinista-19 de Julio (JS-19) les propinó a los estudiantes de la UCA, se produjo una rebelión generalizada en todos los departamentos, se produjeron mítines espontáneos, movilizaciones, barricadas, enfrentamientos callejeros, brutal represión policial que ha producido mas de 10 estudiantes muertos, etc. Por el otro lado, los empresarios del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), como buenos oportunistas carroñeros, pretenden aprovechar la situación para su propio beneficio, se rasgan las vestiduras, llaman a defender el derecho de libre movilización, pretendiendo usurpar, al menos a nivel de los medios de comunicación, la conducción de la actual lucha, como si los estudiantes hubiesen salido a las calles en defensa de las posiciones del COSEP.

El divorcio momentáneo entre el COSEP y las reformas al Reglamento de la Ley de Seguridad tiene un enorme trasfondo: El gobierno tiene una ingente necesidad de recursos financieros, y siguiendo las orientaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha amenazado con quitar algunas exoneraciones. Por su parte, los empresarios no se oponen a las reformas a la seguridad social, sino que quieren negociar con el gobierno una nueva reforma tributaria que no les quite los privilegios fiscales. Es así que hemos visto, en la jornada del día 20 de abril, al Grupo Pellas y el Banco LAFISE sacar a sus empleados a sumarse a la protesta en curso.

Llamados a reanudar el dialogo

Incluso, para presionar al gobierno, el COSEP ha convocado a una marcha nacional para el día lunes 23 de abril, a las 3pm, saliendo de la rotonda de Metrocentro, en Managua. El COSEP, ANCHAM y CONAPYME han hecho un nuevo llamado público al gobierno para reanudar el dialogo y establecer consensos. De manera increíble, los empresarios quieren cabalgar sobre la movilización popular, aprovechándose de la sangre derramada.

La noche del 20 de abril, después de una escalada represiva en todo el país con el objetivo de ablandar la resistencia de los jóvenes, Rosario Murillo anunció que el gobierno estaba dispuesto a reanudar el dialogo con los empresarios del COSEP. Al día siguiente, el 21 de abril, en una aburridísima comparecencia de más de una hora en cadena nacional de radio y televisión, el presidente Daniel Ortega prácticamente no dijo sobre la represión, los muertos y heridos, solo reafirmó que estaba dispuesto a dialogar.

La lucha se mantiene

Pero ni a intensa represión del día 20 de abril, ni los llamados a reanudar el dialogo por parte del COSEP y su aceptación por el gobierno, han calmado los ánimos. La lucha se mantiene en todo el país, especialmente en Managua. La solidaridad con los estudiantes es casi general, las fuerzas de choque de la JS-19 se han tenido que replegar.

El Ejercito ha salido de sus cuarteles para resguardar edificios públicos, como la alcaldía de Managua, que estuvo a punto de ser incendiada, pero no está siendo utilizado todavía para reprimir a las masas en lucha. El rol represivo lo desarrollan intensamente las tropas antimotines de la Policía Nacional, las que han violentado la autonomía de las universidades, y disparan sus armas contra los estudiantes refugiados en la Catedral de Managua, etc. La lista de detenidos continúa aumentando, pero no brindan información al respecto.

La Iglesia Católica exige la derogación de las reformas

El panorama se complica aún más para el gobierno: la Iglesia Católica ha superado sus divisiones internas, y finalmente se ha pronunciado exhortando al gobierno a “escuchar el grito de los jóvenes nicaragüenses y la voz de otros sectores que se han pronunciado al respecto de las reformas al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) y derogar las reformas a las políticas de dicho Instituto publicadas recientemente en la Gaceta (Decreto Presidencial 03-2018). Una decisión unilateral siempre trae consigo la inestabilidad social. Rectificar las decisiones tomadas es signo de humanidad, escuchar es camino de sensatez, buscar a toda costa la paz es sabiduría. Por tanto, una vez más invitamos a los autores de dichas reformas a plantearse el diálogo como posibilidad para solucionar este conflicto que puede agravarse si no se toman decisiones acertadas para todos y a tiempo que nadie perturbe y obstaculice la posibilidad de este diálogo. La máxima expresión de esta arbitrariedad es el cobro del 5% a los jubilados que con su esfuerzo han cotizado durante muchos años”.

Monseñor Silvio Báez Ortega, obispo auxiliar de Managua, un feroz crítico del gobierno, pronunció un discurso en la Catedral de Managua, en solidaridad con los estudiantes, llamándolos la “reserva moral de la nación”.

El COSEP endurece posiciones

Debido a la desconfianza generalizada en torno al oportunismo de los empresarios del COSEP, y como una necesidad de dotarse de respaldo popular, emitieron un comunicado en el que expresaron su “total respaldo a todos los jóvenes y a la población en general, que se han movilizado y manifestado pacíficamente en defensa de sus principios y derechos. Dado que la crisis va más allá del descontento de reformas del Sistema de Pensiones, demandamos urgente al gobierno de la República a: Cesar de inmediato la represión de la Policía Nacional y de las fuerzas de choque afines al gobierno y garantizar el derecho a la libre movilización pacífica. b. Liberar de forma inmediata a los ciudadanos detenidos por ejercer su derecho a expresarse libre y pacíficamente. c. Restablecer y garantizar la irrestricta libertad de prensa y expresión. No podemos ir a un diálogo si no se cumplen estas mínimas condiciones para establecerlo, el cual debe partir de una agenda amplia en la que se incluyan los temas de interés nacional con la participación de representantes de Jóvenes, Sectores Académicos y la Conferencia Episcopal”.

La propuesta de detener la represión, restablecer las libertades e incluir en cualquier dialogo a los jóvenes (¿qué están luchando?) pretende disolver la desconfianza de estos hacia los empresarios, pero refleja también las enormes contradicciones con el gobierno sandinista, y el rejuego de posiciones antes de sentarse en una mesa de negociaciones.

No caer en la trampa

No hay duda que los empresarios del COSEP ya tienen una política definida para neutralizar la lucha de los jóvenes, y arrastrarlos a la mesa de negociaciones, apoyándose en los sectores de clase media que están luchando y que por su naturaleza de clase tienden a ser más conciliadores. Por esta razón, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llama a no asistir a la movilización convocada por el COSEP, porque bajo la careta de oposición al gobierno, en el fondo persigue el objetivo de montarse y manipular la heroica lucha de los jóvenes.

Cualquier sector en lucha puede y debe negociar, pero nunca a costa de los objetivos centrales de la lucha. Debemos denunciar cualquier dialogo o arreglos de cúpulas, entre el gobierno y los empresarios del COSEP.

El gobierno de Daniel Ortega ha llegado al extremo de volver la mirada hacia el COSEP, dándole la espalda a los miles de jóvenes que están luchando en toda Nicaragua.

Cualquier dialogo debe tener condiciones mínimas: cese inmediato de la represión; libertad de todos estudiantes detenidos, no utilización de las fuerzas de choque del partido FSLN; derogación inmediata del Decreto Ejecutivo No 03-2018; investigación sobre los estudiantes asesinados, castigo a los culpables e indemnización a los familiares; y, sobre todo, cualquier negociación debe tomar en cuenta a los jóvenes en lucha, la cual debe ser publica, con los medios de comunicación presentes, a través de una cadena de radio y televisión, para que el pueblo se enteré de los temas que se discuten.

Ninguna reforma a la seguridad social se puede aprobar sin discusión democrática, la cual debe contar con el apoyo mayoritario de los trabajadores. De igual manera, el único camino viable para obligar al gobierno a retroceder, es organizar el Paro Nacional, que logre sumar a los trabajadores y demás sectores populares.

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