Hace 29 años el ejército de Estados Unidos invadió Panamá. Fue la más sanguinaria de las más de cien agresiones militares que esa potencia militar ha efectuado en nuestros Istmo. Más de 20 mil personas perdieron sus hogares, sobre todo en El Chorrillo. Hubo más de 2000 heridos según la Cruz Roja. Se arrestaron más de 5000 prisioneros políticos que fueron llevados a un campo de concentración en Nuevo Emperador.

¿Cuántos muertos hubo? Aún no se sabe con certeza. Pero hay una lista con nombres y apellidos de más de 500 personas, de los cuales la mitad eran civiles desarmados, pero algunos testigos aseguran que pudieron ser más de mil asesinados. El Polo Ciudadano exige a la comisión investigadora “20 de Diciembre” que informe pronto y de manera fehaciente la cantidad de muertos causados por la invasión.

¿Toda esta violencia y violación de los derechos humanos más elementales, para qué? ¿Para “traernos la democracia”? ¿Para “llevarse al dictador Noriega”? MENTIRA. Mentira, decimos desde el Polo Ciudadano. Mentira, pudieron llevarse al dictador el 3 de octubre del 89, cuando se los ofreció esposado Moisés Giroldi, y no quisieron.

El verdadero objetivo de la invasión ordenada por el criminal de guerra recientemente fallecido, George H. Bush, fue el de imponerle a Panamá un régimen político corrupto, antidemocrático y oligárquico, pero obediente a las imposiciones que emanan de Washington. Un régimen corrupto que nos ha gobernado por casi tres décadas, pactado entre Estados Unidos y sus lacayos nacionales: el Panameñismo, el PRD, el Partido Popular, el MOLIRENA y ahora Cambio Democrático. Pactos acordados desde la ex Zona del Canal y la embajada gringa en Panamá.

Un régimen corrupto y antidemocrático en el cual se han alternado en el poder los mismos partidos y los mismos políticos para saquear las arcas del Estado panameño, mientras nos imponen a las clases trabajadoras austeridad, reformas neoliberales, deterioro de los servicios públicos como salud, educación, recolección de basura, destrucción de la agricultura y la industria nacionales.

Por esa razón, que no se equivoque la juventud del siglo XXI: la invasión no fue n hecho traumático que sufrió una generación pasada. La invasión y sus consecuencias sigue pasando todos los días. Los jóvenes de hoy sufren las consecuencias de la invasión del 20 de Diciembre de 1989 cuando son gobernados por políticos ladrones; cuando no encuentran empleo; cuando sólo les queda el trabajo precarizado; cuando reciben una educación en condiciones lamentables; cuando los servicios de salud son deficientes.

Por esas razones seguimos exigiendo justicia. Y gritamos:

20 de Diciembre, DUELO NACIONAL. PROHIBIDO OLVIDAR.

Panamá, 19 de diciembre de 2018.

 

Polo Ciudadano

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