El discurso del presidente Juan C. Varela del 2 de enero de 2019, además de la habitual lista de millones gastados en obras públicas que sólo sirven para esconder el fracaso de la política social de su gobierno, se lanzó una propuesta para convocar una Asamblea Constituyente, la cual es una de las tantas promesas de su campaña incumplidas y que debió ejecutar al inicio de su mandato.

Esta convocatoria, que Varela sabe que no cuenta con mayoría legislativa para aprobarla, sólo es una maniobra distractiva del presidente para que la gente no se acuerde de: la lucha de los jubilados que exigen el aumento de sus pensiones; ni veamos cómo despojan de sus tierras a los campesinos de Barú para dársela a la Del Monte; ni cómo meten presa a una periodista (Ligia Arreaga) por ir a investigar la verdad de lo que pasa en Puerto Armuelles; ni que se acuerden de los productores que luchan contra las importaciones abusivas; ni la lucha de los docentes contra los nombramientos politiqueros y por el mal estado de las escuelas; ni que tampoco se piense sobre la desastrosa administración de la salud pública, entre tantos problemas sin resolver que deja es gobierno a poco de terminar su mandato.

También le sirve para distraer la atención de la creciente militarización de la policía, su involucramiento en el proceso de agresión a Venezuela a través del llamado “Grupo de Lima”, y un misteriosos viaja al Comando Sur en Florida, cuyos objetivos están relacionados con todo esto.

Varela mintió cuando habló de tres opciones para reformar la Constitución Política y mencionó la Constituyente originaria, pero en su carta al tribunal Electoral sólo se refirió a la Constituyente Paralela, que es la única que aceptan los diputados corruptos para no ver acortado su período en la curul y seguir chupándole la sangre al fisco.

Ni siquiera así ha podido el presidente Varela convencer a las bancas del PRD y CD de apoyar su convocatoria, porque esos politiqueros sólo tienen sus intereses puestos en las elecciones de mayo próximo con la esperanza de reelegirse y de que sus candidatos presidenciales se hagan con el poder para seguir engordando su bolsillo a costa de la teta del estado.

En opinión del Polo Ciudadano, la única posibilidad de una nueva Constitución Política que acabe este régimen corrupto y saque del poder a los partidos y los políticos que han medrado de él, es que el pueblo organizado se movilice  para imponer en las calles una Constituyente originaria y soberana.

Cualquier otra circunstancia implicaría una reforma constitucional controlada por quienes hoy detentan el poder, por lo que todo se quedaría en pocos cambios cosméticos para que nada cambie. Peor aún, podría significar la modificación de importantes conquistas sociales que contiene la Constitución de 1972, así como el derecho del pueblo panameño a decidir el futuro del canal mediante consultas vinculantes.

No caigamos en la trampa de Varela y de los partidos de la falsa oposición oligárquica. No creamos, ni le demos el voto ni al Panameñismo, ni al PRD, ni al CD, ni a ninguno de sus títeres aliados; ni tampoco a los representantes de la oligarquía escondidos bajo la “libre postulación”. Sólo la unidad popular en la lucha y la movilización permitirá construir la salida política que Panamá necesita.

Panamá 5 de enero de 2019.

POLO CIUDADANO.

Hemeroteca

Archivo